Alguna vez se creyó que para ser una persona revolucionaria (o al menos tener aperiencia de serlo), habría que por convicción, dejarse crecer la barba.
En ese sentido uno podía verse mas revolucionario que cualquiera.
Por ello, los chinos no pueden ser comunistas.
Tampoco las mujeres, ni los niños.
Mucho menos aquellos que padecen de alopecia.
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