"Aqueles que passam por nós, não vão sós, não nos deixam sós. Deixam um pouco de si, levam um pouco de nós"
(en un correo de Georgia)
Así la vida va aconteciendo como un vendaval, con el tiempo como sigiloso enemigo, y la distancia como un karma que arrastra inevitable los recuerdos y sus crudas nostalgias.
Abracé las calles de un flamengo lluvioso de alegrías, con la samba palpitando mis versos escondidos. Canté silencios a orillas de una bahía poluída de sueños y promesas por cumplir. Esa es la oración cotidiana de quien ha estado en breve, contagiado por el ansia de volver y no tener certeza en el acto.
Y en el instante, la realidad. La deprimente y sempiterna ciudad con sus ruidos familiares. La abstracción destruida por el paso sobre un camino lleno de máscaras. Rostros cubiertos por el infortunio de no haber tocado esa sensual esperanza que está en la solidaria compañía de los ojos, de quien en tan fugaz momento, redescubrió la sutil belleza de sentirse inexplicablemente feliz...
Triste camarada. Eu imaginei.
Mas, não fique triste
Haverá noites outras
Vai haver muitas vezes
Virão outros outubros .
Festas em meses
Bem como dias negros
Dias tristes
Mas, novos calores
Doces Abraços
Grandes amores.
Mas, não fique triste
Haverá noites outras
Vai haver muitas vezes
Virão outros outubros .
Festas em meses
Bem como dias negros
Dias tristes
Mas, novos calores
Doces Abraços
Grandes amores.
-Venancio de Oliveira-
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