SERENO
SUPERESTRELLA
“No vine a
traer la paz, sino la espada”
-Mateo 10:34-
Púas
alambrosas de grises metales
arriban
el tapial erizado sangrados insolentes de hambre
mastican
la carne abyecta fangosa sangre
escurre
en soles gelatinosos
Alarmas
ardientes retumban de voces
asmáticos
rumores decaen electrizantes
rayos
ojerosos corren y escapan
ráfagas
musas de plomo protectoras
Galones
de pecho
fusiles
manuales
escupen
traseros en línea primera
y
se regodean en asesinatos heróicos
-la
escena del crimen-
Sirenas
ahogan mares motorizados
listones
advierten silencios consumados
vorágine
estadística rumores de pecho
aúllan
los titulares
Multitud
implosionada aplaude éxtasis
desaliento
desarmado (una bolsa con pan)
pinchos
pululan negocio mortífero
a
contramano de creyentes entusiastas
La muerte en soledad es una feliz paranoia.
El sereno responde:
“No vine a
traer la paz, sino la seguridad privada”
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