Una
extensa humedad
Veo a mi alrededor y no alcanzan las sillas para sentar
tanta soledad.
Sospecho de las paredes que guardan futuros permisibles
los afinados y las texturas se asoman a testificar
la guerra inhumana que dejan los ruidos hostiles.
En cada asonancia saltan las promesas inciertas del pasado.
Los debates carecen de plurales, porque acá
las manchas de una incómoda realidad
están más cerca de un monologo que de una roída contienda.
Es extensa la humedad a los pies de un confuso amor.
No es justa la esperanza ni es clasista la insistencia de
confiar
en que volverás por el argumento oral de la poesía.
Somos una legión de intenciones que no conocerán bautizo
alguno.
Los discursos que se levantan como parales
saben más de su fundación que de su lozana aventura
de atreverse a mirar del otro lado del porvenir.
Esto no es una coacción
lo moral y el peso de las culpas son asuntos personales.
Me ha convocado mi otra mitad
la sumergida tristeza del polvo de un vajilla sin estrenar.
La condecoración de las medallas pasadas
a los rincones olvidados de la casa como
el espacio de lavadora que violenta la ropa de días
sagrados.
Habrá que contar también el misterioso lugar que ocupa
todos los objetos olvidados: una botella con agua, un
sujetador de cabello
una cartera con más ilusiones que necesidades.
El frio tono de los recuerdos que navegan en un lugar
detenido.
Las sombras y los lugares que aún no sé, esas las
acompañan.
Los contenidos albergados apuntan a una remota resistencia
estoy y le abro paso al único dogma claro:
Me mueven otras cosas esta vez, Se está dispuesto siempre a
la guerra
pero no se sabe con qué armas luchar.
Confieso que se me es impuesta la indiferencia
Reabro cada vez el archivo desolado de esta historia.
No le abandono, atiéndele así.
Mi única premisa es que sepas hacer del sentido común
una digna honestidad.
Ahora que nos conocemos, desconocernos es aprender a vivir
mejor.
De tu enfermedad has dejado las defensas sanguíneas más
propensas a mi poza psicológica
sin escaños donde poderse apilar.
Sólo tú sabes que abismos guardan mis talones
quizás tú comprendes que colina subimos al separarnos.
Camina sobre el aire para no atender a tus huellas
Mucho tengo de que mis paredes se tiñan de la texturas del
desamparo.
Y
entonces, el derrumbe
He cumplido su voluntad.
Que sirva no para la servidumbre
sino que sean las manos llenas
que muestren la devoción de la sincera pérdida.
Lo sensato a veces tiene forma de cadenas invisibles a los
ojos de quien lo exige.
Apostólica esta forma de falsa presencia, en las tarimas de
lo inconcluso.
-No es legal el silencio que se forma de voces a la
inversa-
como
pie de página de cualquier página.
Sigo agitando las hélices con el viento de la desesperanza
de tu tiempo hay algo que ya no es leal a las consignas
las mentiras del pasado fermenten una extraña verdad
cuando el recuerdo sabe a obligación.
No detengas más.
El pulso insensato de tu índice señalando el pasado
bello oxímoron que desconoces.
Tú que me mostraste el único brillo difuso de la luz.
La equilátera sensación del tacto.
A tus extensiones responden mis inestabilidades.
Parlante la señal de lo venidero.
La dramaturgia explicita, me sofoca
para inventarle otro rostro al desastre
pero no lo comprendo así.
Entonces,
el derrumbe.
Te he querido tanto que no volví a quedarme en tu punto
débil
para no tener más razones de irme.
Y esto tampoco equivale a drogarme con tus partes
inciertas.
No creo más en la solemne firma del futuro
tu signo no es de mí parecer y a todo lo venidero
le veo el perfil agnóstico del placer.
Y entonces, el derrumbe.
Sepa que he cumplido con su voluntad.
Su entera voluntad.
Edgard Wilfredo
Arriola Flores, conocido como Wilfredo Arriola, nació en San Salvador, El Salvador en
diciembre 29 de 1988. Fue miembro del taller de letras de la Universidad
Evangélica de El Salvador (TLUEES). Su obra ha sido publicada en el único
suplemento cultural del país; Suplemento 3000, fue incluido en el festival
internacional de poesía San Salvador, El Salvador 2010 y 2011 en la celebración
del Bicentenario. También ha recitado en escuelas, universidades y en eventos
artísticos. Tiene publicado el poemario “Sueño Inverso” por la editorial La
Fragua, además de ser incluido en la antología salvadoreña de poetas jóvenes
“Invisibles” por editorial Pirata Cartonera.
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