Mi encuentro con Roque o “la política a través de la poesía”
Cursaba yo el segundo año de bachillerato general en el Instituto Nacional “Cornelio Azenón Sierra” (INCAS) de Atiquizaya. Ese año, para mi fortuna, el cuerpo docente había decidido que las clases de educación física no serían obligatorias pero sí lo sería inscribirse en alguno de los “clubes” que se ofrecían como materia optativa. Había de todo un poco, desde grupos deportivos en fútbol, baloncesto, sóftbol, tenis de mesa; vocacionales y de oficios como cocina, pastelería, técnicos, de complemento académico y artísticos en los que se encontraban teatro, oratoria, guitarra o poesía.
Primero me inscribí en el club de periodismo porque para esa época había decidido que estudiaría esa profesión, ahí conocí los componentes más básicos del periodismo escrito; paralelo a ello, mi profesor de lenguaje y literatura me terminó convenciendo de que también me inscribiera en el de poesía, ya que él coordinaba ambos clubes y curiosamente casi que éramos las mismas personas en ambos clubes. También me inscribí en el de guitarra, pero esa es otra historia.
En el club de poesía comenzamos con las nociones básicas sobre qué es un poema y nos sugerían leer algunos autores para poder analizarlos; así comenzamos con Vicente Aleixandre y otros poetas de la generación del 27 de España. En el proceso fundamos el Taller Literario Agüijuyo y tuvimos intercambios con otros poetas. Hasta que por fin nos tocó leer a Roque Dalton, lo único que sabía de aquel autor era que “había sido guerrillero”, creo haber leído alguna nota sobre él en algún periódico en el que además publicaban su “Poema de Amor”, el cual me llamó muchísimo la atención, tanto que lo recorté y lo llevaba conmigo en una billetera que guardaba de todo menos billetes.
El primer libro que leímos fue el de “La Ventana en el Rostro” publicado por la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI), que era prácticamente la única obra suya que se encontraba en la biblioteca del instituto. Pero Osmani, nuestro orientador, pronto nos fue facilitando fotocopias de otros libros del que me hice una copia de “Poemas clandestinos”, y también nos facilitó una antología que si no mal recuerdo había preparado Manlio Argueta que era lo más cercano que podíamos acceder a su poesía completa. Además, en el club de periodismo publicamos un boletín que bautizamos como “La Carcajada”, en alusión a “La Jodarria”*.
De tal manera que mi encuentro con Roque, más que con otros poetas que estudiábamos me fue acercando a cierta comprensión de la realidad y a una toma de conciencia que luego me llevaría a tomar posturas políticas y adscribirme, al menos de forma simbólica a corrientes comunistas, pues para esa época (1999), no existía El Salvador un partido propiamente comunista. Por Roque también me fui interesando en el estudio del marxismo y prácticamente, algunos de sus poemas eran referencias a autores que debía leer, era una especie de guía pedagógica para estudiar desde Marx y Lenin, a leer al poeta Nazim Hikmet.
Segundo año de bachillerato general. Sección E. 1999. |
Ya en la Universidad, con acceso a una biblioteca más amplia que la de un instituto público de un pueblo en los momentos más álgidos de las privatizaciones neoliberales, mi acercamiento con Roque Dalton sería más amplio, lo seguiría leyendo y lo conocería un poco más, también a través de otras personas sobre su vida y su compromiso que no se circunscribía a un Roque puramente poeta, sino a uno sustantivamente político, comprometido y militante revolucionario. Y por supuesto comprendí que no bastaba sólo con leerlo y tratar de memorizar algunos de sus versos. Su ejemplo, como el ser humano que me imaginé que es, me impulsó a escribir poemas, pero sobre todo a tener militancia política.
Poco a poco me fui haciendo de mi biblioteca personal en la que es imprescindible la obra -casi- completa de Roque Dalton.
*“La Jodarria” fue creada en 1957 por Roque Dalton, Roberto Cea y otros miembros del Círculo Literario Universitario. Era un periódico satírico: “La Jodarria: Órgano Viril al Servicio del Mal humor”. En sus páginas figuraban críticas contra el gobierno del Coronel José María Lemus, de su esposa Coralia Párraga o del clero conservador de la época. Algunos recuerdos de Salvador Cayetano Carpio con respecto a este periódico: “Todo el pueblo esperaba el periódico “La Jodarria”, del que Roque, durante varios años fue el natural director. En “La Jodarria” se exhibía toda la podredumbre y la maldad del régimen, en un lenguaje saturado –podríamos decir- del desahogo popular, pero del desahogo más ‘mal educado’, con las palabras más picantes, más duras que tiene el vocabulario salvadoreño, el vocabulario guanaco”. (MUPI).
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