Cacaopera es un municipio ubicado en el oriental departamento de Morazán. El pasado domingo17 de mayo, las comunidades y pobladores que luchan contra la represa hidroelèctrica El Chaparral, realizaron la clausura de la escuela "Por la Defensa de la Vida en Nuestro Territorio" realizada con el apoyo del MONARES y organizaciones civiles.
La temperatura se elevaba en la mañana de domingo, la capilla memorial P. Octavio Ortiz daba la bienvenida con su sencilla y calurosa infraestructura. El celebrador de la palabra animaba a la feligresía ahí congregada en el recinto que escuchaba con fervor y atención las enseñanzas dejadas por el Dios de la Vida.
Una vez alimentado el espíritu, la gente permanecía en el lugar para reforzar el otro espíritu de los ahí presentes, el de la combatividad; mujeres y hombres de las comunidades de Cacaopera que durante varias jornadas, días, meses atrás, vinieron participando de la escuela de formación denominada “Por la defensa de la vida en nuestro territorio”.
Esta escuela de formación política coordinada por el Movimiento Nacional Antirepresas de El Salvador MONARES, juntamente con FUNPROCOOP, FUNDAHMER y CESTA, se convirtió en el espacio donde comunidades indígenas, comités de madres, jóvenes, pastorales y asociaciones comunitarias impulsaron un proceso formativo orientado a fortalecer y desarrollar sus capacidades organizativas y de liderazgo y aportar así a la construcción de un sujeto político que oponga resistencia a los megaproyectos mineros y de hidroeléctricas, que se pretenden construir en este municipio de alta herencia indígena.
Una brisa repentina refresca momentáneamente los rostros morenos con un leve murmullo proveniente de las aguas del río Torola, ese donde la represa el Chaparral quiere imponerse por encima de los deseos de los lugareños amenazados por los impactos en términos sociales, culturales, económicos y ambientales que vendrían por la presencia de esa gran cortina de concreto, que interrumpiendo el normal recorrido de la serpiente de agua que ha bañado por años la sempiterna rebeldía de este municipio, quiere dejar sin agua y sin tierra a las humildes comunidades.
Cacaopera sabe de amenazas, por ello quieren reforzar su organización para hacer resistencia de manera más cualificada a los embates que la voracidad del capitalismo inflinge a las poblaciones más vulnerables y empobrecidas. Aproximadamente unas ochenta personas asistieron para reflexionar y debatir entre otros temas, sobre los megaproyectos en el marco de la lógica capitalista, cómo estos impactan en la calidad de vida de la población, sin pasar por alto las formas organizativas para hacer la lucha de resistencia. Hubo espacio también hasta para evaluar la coyuntura electoral que vivió este país durante el proceso que duró la escuela.
Una vez concluida la jornada, cerrado el primer ciclo de este proceso, los habitantes vuelven a sus hogares con una mezcla de fe y rebeldía; y con la seguridad de que en Cacaopera se defiende la tierra, el agua y –en general- se defiende la vida.
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