Cuando volví a casa todo giraba al compás del reloj. Sonó el teléfono y era su voz -la que había estado tantos dias ausente- en son de reclamo por mis tantos dias ausente. No podrás deshacerte de mi tan facilmente me dijo con una mezcla de amenaza y deseo.
Nos vimos el siguiente día y nos besamos como si todo lo anterior no hubiera pasado. Seguimos con una conversación mas que convencional, con los tipicos ¿cómo estas?, ¿qué has hecho? y un tediosobla, bla, bla. Luego devino un enorme silencio como si las palabras hubieran huido del caos o hacia el.
Nos vimos el siguiente día y nos besamos como si todo lo anterior no hubiera pasado. Seguimos con una conversación mas que convencional, con los tipicos ¿cómo estas?, ¿qué has hecho? y un tediosobla, bla, bla. Luego devino un enorme silencio como si las palabras hubieran huido del caos o hacia el.
Mi problema es que te amo, le solté. Ella me miró de forma serena. Vamos a tomar un café dijo sin una sola expresión en el rostro. Caminamos por las mismas calles de siempre solo que esta vez un murmullo de lluvia suspiraba por la tarde. Llegamos a la cafeteria -la misma de siempre- ordenamos. Como para no variar yo pedí café negro y sin azúcar, ella una bebida carbonatada con mucho hielo. Estábamos de nuevo en silencio cuando sonó su teléfono celular; ahí se dibujó una bella sonrisa en su rostro. La bella sonrisa que no veia en mucho tiempo.
Quien hablaba era su exnovio llamando desde algún lugar de la penumbra. Mientras, yo leía un poema de Prévert...
Quien hablaba era su exnovio llamando desde algún lugar de la penumbra. Mientras, yo leía un poema de Prévert...
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