Presencia de María de Baratta en la canción popular salvadoreña
Erick Tomasino.
La búsqueda de una identidad colectiva a partir de procesos de recuperación de la propia cultura indo-afro-mestiza, junto con el posicionamiento de la clase trabajadora como sujeto central y protagónico de los procesos de liberación, fue el sello distintivo de muchas de las expresiones de la nueva canción latinoamericana.
Con precursores como Violeta Parra y Víctor Jara, referentes de la nueva canción chilena o Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa en la construcción del Nuevo Cancionero Argentino, parte del movimiento de la canción popular salvadoreña encontró una guía en el trabajo de María de Baratta cuya dedicación en la investigación y documentación del folclor regional, de canciones tradicionales, instrumentación, ritmos y danzas autóctonas, inspiró a algunos artistas a definir una estética acorde a la construcción de una identidad nacional y popular.
De seudónimo Yara Maya –en honor al origen lenca de su abuela paterna– María Mendoza de Baratta es considerada la primera investigadora del folclor salvadoreño y referencia en la etnomusicología de la primera mitad del siglo XX. Pianista, compositora y musicóloga, nació en San Salvador el 27 de febrero de 1890. Escribió 14 obras musicales y 25 estilizaciones folclóricas, es decir, la reinterpretación y adaptación de elementos del folclor sobre temas autóctonos como bailes, música y vestuario, para su representación escénica. De sus trabajos musicales solo algunos fueron publicados. Quizá el más conocido es el Canto al Sol, Can calagui tunal o Kan Kalahui Tunal.
Su extenso trabajo de campo realizado durante las décadas de los 30 y 40, fueron publicados por el Ministerio de Cultura en 1951 en una obra dividida en dos volúmenes llamada Cuzcatlán Típico. Ensayo sobre etnofonía de El Salvador. Folklore, Folkvisa y Folkway.
Es de este ensayo que algunos grupos del movimiento de la música popular salvadoreña se orientaron en la búsqueda de una identidad cultural propia. Casos como Güinama (del lenca ´Tu Pueblo´) decidieron nombrarse así, después de leer aquel libro con la idea de tener una identidad propia de las culturas de los pueblos originarios de lo que hoy es El Salvador (mayas, náhuat-pipil, nonualcos, lencas...), incorporando ritmos e instrumentación propia.
Entre varias de sus creaciones, este grupo realizó una adptación de la copla El Pitero que aparece en el primer volumen de Cuzcatlán típico. La canción está incluida en el único álbum grabado por el grupo: Caminemos, publicado en Costa Rica en 1987.
Baratta, 1951, pp. 256 y 257.
El tema tiene algunas variaciones particularmente llamativas, en la transcripción de Baratta donde dice: Las veces que chupo/ nada más son dos:/ invierno y verano/ por la graci´e Dios. En la letra de la canción de Güinama es sustituido por: Los días que hecho riata/ nada más son dos: /invierno y verano/ por gracia de Dios. Y la otra: Dispensen, señores,/ lo mal qui cantado,/ perui´estoy de goma/ y niun trago me han dado. Cambiada por: Dispensen señores,/ lo mal que he cantado,/ pero el paquetazo/ me tiene chingado. Advierto que además de la omisión de algunas estrofas, los cambios son por la contextualización de la situación de la clase trabajadora y las políticas económicas durante el gobierno de Duarte conocidas como el «paquetazo».
Por otra parte, varias coplas tradicionales recopiladas por Baratta, algunas de ellas inlcuidas por Roque Dalton en las Historias prohibidas del pulgarcito (1974), fueron musicalizadas por el cantautor José William Armijo en un registro conocido como Las bombas de la negrita. En una publicación en una red social, Armijo cuenta el origen de ese tema:
«Cuando compuse la canción, yo andaba leyendo el libro de María de Baratta y encontré muchísimas bombas, también acababa de leer el libro de Roque Dalton donde retomó las bombas de María de Baratta. En mi primer viaje a México, cuando la comunidad de estudiantes salvadoreños me invitaron a cantar al instituto Zacateco, me pedían canciones folclóricas, entonces me puse a improvisar las bombas y nació por casualidad la canción "Negrita si me querés" o las "Bombas de la Negrita" conocida con el nombre de "La Negrita"1».
La referida canción aparece en el álbum de 1981 «El Salvador... ¡venceremos!» (Compsound, Suiza). La Negrita también fue interpretada por el grupo de proyección latinoamericana Xoltl y grabada en el caset «Música Latinoamericana» (San Salvador. S.f.). En esta producción también aparece el tema El torito pinto, parte de la tradición musical documentada por Mendoza de Baratta.
Baratta además recupera un canto tradicional de los pueblos de Izalco llamada Tiáhuit Tzuntzunat (Vamos a Sonsonate, en náhuat) texto que también aparece en la citada obra de Dalton, aunque como observa Rafael Lara Martínez (2012), existen diferencias entre ambos: «Las discrepancias de transcripción reproducen los originales de Dalton, al igual que la confusión entre el náhuat-pipil y el náhuatl-mexicano. El texto de Baratta también lo reproduce Toruño (1957: 49-50) sin errores de transcripción, pero confundiendo la lengua mexicana con el náhuat-pipil)2».
Una interpretación musical de Tiáhuit Tzuntzunat, es la realizada por Luis López Ayala con arreglos de Eugenio Andrade (ambos ex integrantes de la Banda Tepehuani). Esta canción, como muchas otras composiciones de María de Baratta interpretadas por Luis López, están disponibles en su canal de youtube3.
María Mendoza de Baratta fallece en San Salvador el 10 de junio de 1978. Queda en la historia como, si no la única, la principal investigadora de las tradiciones musicales de El Salvador de la primera mitad del siglo XX, otras voces se sumarán en esa búsqueda, entre las que están referentes de la canción popular salvadoreña como Salvador Marroquín, Guillermo Cuéllar, Paulino Espinoza, Roberto Quezada, Franklin Quezada o Pati Silva.
Como nos señala Mendoza de Baratta en su trabajo, por mucho tiempo la tradición musical salvadoreña fue transmitida de generación en generación por medio de la memoria y el oído; en nuestro tiempo considero importante investigar y preservar el legado de nuestra música accediendo siempre a la memoria y también al archivo, lo que nos permite tejer diálogos entre el pasado y el presente identificando continuidades y rupturas en la canción popular salvadoreña.
Santander, 10 de junio de 2025.
Fuentes consultadas:
Baratta, María de. (1951-1953). Cuzcatlán típico. Ensayo sobre la Etnofonía de El Salvador. Folklore, Folkvisa y Folkway (dos volúmenes). San Salvador: Ministerio de Cultura.
Dalton, Roque. (1974). Las historias prohibidas del pulgarcito. México D.F.: Siglo XXI editores.
Lara-Martínez, Rafael y Mc Callister, Rick. (2012). El legado náhuat-pipil de María de Baratta. San Salvador: Fundación Accesarte.
MUPI. Biografía de María de Baratta. Museo de la Palabra y de la Imagen. San Salvador. Disponible en: https://museo.com.sv/2010/11/biografia-maria-de-baratta/
Toruño, Juan Felipe. (1958). Desarrollo literario de El Salvador. San Salvador: Ministerio de Cultura.
1Comunicación de William Armijo en un mensaje a Luis López Ayala. 12 de julio de 2022.
2Cfr.: Baratta (1951); Toruño (1958) y Dalton (1974).