domingo, 10 de febrero de 2013

Sueños de Sofía



Sofía soñaba. Soñaba siempre. Las veinticuatro horas del día se la pasaba entre sueño y sueños. De día soñaba con una hermosa nube. Una suave, tersa, acolchonada y encantadora nube donde se podían construir pequeños mundos de colores, de sonrisas y de azúcar. Por las noches soñaba con peldaños, pequeños escalones de madera y terciopelo que unidos uno al otro podían llevarla del suelo al cielo... y también viceversa.
No obstante, cada noche podía soñar solo con un peldaño; no podía soñar con dos ni con tres a la vez, tan solo un peldaño por cada noche. Por eso gustaba de dormir; sabía que entre más noches soñaba podría contar con un nuevo peldaño que le fuera acercando a la nube de los sueños del día. Y entre más días fantaseaba con su nube, podría extenderla y llevarse a alguien más a vivir con ella. Y poder ver juntos desde el cielo el pequeño mundo que le había permitido soñar.
Una mañana, luego del sueño, supo que si dormía temprano, el peldaño con el cual soñara sería más grande. Eso podría ahorrar tiempo para llegar a la nube pensó. Así que decidió dormirse cada vez más temprano. Abría los ojos bien de madrugada y jugaba intensamente mientras hubiera algo de sol, así podría agotarse y dormirse temprano, a soñar. Desarrolló una grandiosa habilidad para el ejercicio y los juegos inocentes, esos propios de su edad. Y una preocupante manera de dormir tanto y de manera tan profunda, que la gente pensó que estaba enfermando.
 Y así que entre sueños y sueño, Sofía logró contabilizar el número de peldaños suficientes para escalar y llegar a la nube. Pero no supo a quien llevar. Parecía que toda la gente estaba ocupada en otras cosas. Asuntos de suma importancia –así le decían- pendientes por resolver, acuerdos que firmar, promesas por tratar de cumplir. Y Sofía sintió que soñar no era sano. Una mezcla de frustración y de culpa le embargaba. Cómo era posible que ella hubiese pasado tanto tiempo soñando mientras el resto de las personas no podían permitírselo.
Trató de convencer a una u otra persona, pero nadie le atendía. Venga mañana. Llámame luego. Deja de molestar –así le respondían-. Resignada Sofía, decidió subir sola por los peldaños a la nube. Y así lo hizo. Uno a uno los fue escalando hasta que por fin llegó a su destino. Todo parecía tan maravilloso desde ahí arriba que por un instante deseó quedarse ahí para siempre.
Pero como el egoísmo es cosa de corazones perversos, pensó que no podría quedarse sola todo el tiempo. Así que decidió bajar de nuevo a la tierra y convencer a los demás que se dieran un tiempo para soñar y construir los peldaños que los hicieran llegar a las nubes. Sofía estaba dispuesta y pensó que como la gente estaba tan ocupada en sus asuntos de “suma importancia” no podrían soñar con escalones y nubes. Decidió que ella podría soñar por los demás, entonces convencida volvió diciendo un “hasta luego” a la nube y dejando firmes cada uno de los peldaños por los cuales descendía.
Una tarde de ensueño, Sofía se recostó e hizo su mayor esfuerzo por dormir. Pero no fue suficiente. La obsesión por el sueño no era bien vista y la gente determinó que era hora que Sofía despertara de una buena vez y tomara la responsabilidad de encargarse de los asuntos terrenales y abandonara sus sueños, que en el fondo era abandonarse a sí misma. Por ello no tuvo tiempo de seguir soñando con más peldaños ni con ensanchar nubes. De pronto ella se volvió una más de esas gentes que no soñaba.
Sofía creció tratando de cumplir promesas, firmar acuerdos. Resolver asuntos de extrema importancia. Tanto que las veinticuatro horas del día le absorbían en sus tareas cotidianas. No había tiempo para pensar en otras cosas. Sin embargo los peldaños y la nube con las que soñó en su infancia seguían ahí. Solo hacía falta que alguien se lo recordara y retomara su especial forma de soñar. Un susurro por el aire le distrajo y sin querer miró hacia el horizonte. Esa tarde, una sola nube sobrevolaba y parecía tan densa, algo así como que si estuviera superpoblada, que ella supo que estaba habitada de gente soñadora.
Ella sonrió, cerró los ojos por un rato y a fuerza no del cansancio mas si de esperanzas supo que aun había tiempo para volver a soñar.

Erick Barrera Tomasino

martes, 5 de febrero de 2013

Los claroscuros del ALBA


Los claroscuros del ALBA


La presencia de inversiones a partir del proyecto de integración ALBA, ha despertado un recital de alaridos y recelos por parte de los representantes de la burguesía salvadoreña. Recientemente se ha introducido –sino impuesto- a la opinión pública, el cuestionamiento sobre la legalidad con que las empresas que hacen parte de este proyecto actúan en el país.Tal parece que para los voceros de la empresa privada, la libre competencia funciona cuando beneficia al gran capital, ahí es, además de legal y buena, apoteósica; sin embargo cuando no está en las manos de la oligarquía es diabólica, además de perversa.
Como suele ocurrir desde la propaganda burguesa, se presenta la visión autorizada de expertos y estudiosos defensores del libre mercado y del estado de derecho, quienes nos aclaran sobre esos subterfugios de la invasión demoniaca mundial, ahora con cara de chavismo. Tal es el caso actual, en el que la ANEP (Asociación Nacional de la Empresa Privada) ha llevado a un “prestigioso” periodista nicaragüense para advertir sobre los peligros de la invasión del chavismo en los asuntos de la nación a partir del ejemplo de Nicaragua.
Este periodista, jefe de redacción del rotativo nicaragüense La Prensa, ha emitido opiniones sobre su particular forma de leer la presencia de los proyectos ALBA en la vida económica y política de Nicaragua. Con lo cual anda paseando por los medios salvadoreños para colocar sus verdades por encima de las realidades de los países.
Para el caso, en un periódico salvadoreño manifestó su preocupación de que ALBANISA (ALBA Nicaragua S. A.) esté relacionada en los sectores económicos donde siempre han estado empresas relacionadas al capital internacional; le preocupa las relación de ALBANISA con la Distribuidora Nicaragüense del Petróleo, la cual según sus propias declaraciones estuvo manejada ¡por 10 años! por la empresa suiza Glencore ; teme a la consolidación de los monopolios en ciertos sectores de la economía y no menciona –solo para poner un ejemplo- la privatización de la comercialización de energía que se dio en el periodo de Bolaños, dejándola en manos de la empresa española Unión Fenosa, quien actualmente tiene el monopolio en esa área. Así como tampoco la ANEP recuerda que fue en los periodos en los que ARENA gobernó, que se privatizaron las empresas estatales más importantes. Estos sujetos especulan con que el control de una empresa sea la base para crear leyes para que afecten a los oligopolios que están en sus manos; cuando ha sido en los gobiernos areneros que se aprobaron una serie de leyes que beneficiaron solo a la clase hegemónica nacional y que además hacen parte de ese partido.
El periodista nicaragüense, en un programa de televisión habló de la importancia del ALBA solo como recurso para obtener “ganancia política” a través de “programas asistencialistas” entendiéndolas solo como la acción de regalar unas cuantas láminas a unos cuantos pobres; no obstante olvida mencionar que desde el gobierno encabezado por Daniel Ortega y el FSLN, se impulsan programas como el del bono productivo, merienda escolar, usura cero, casas para el pueblo, entre otros programas que benefician a los sectores más empobrecidos. Y que son parte de una política de gobierno, financiados desde diferentes fuentes, incluso de la cooperación internacional al desarrollo.
Como fiel defensor de las libertades democráticas, al señor periodista, le preocupa la nula oposición hacia el actual régimen; reduciéndola a las movilizaciones de algunas ONG que han funcionado con fondos de la cooperación estadounidense y de la Unión Europea, algo parecido a lo que está sucediendo en El Salvador con los “Amigos por la Democracia” donde se encuentra la ANEP junto a algunas ONG que le hacen eco. Y tal parece, que sin el dinero de los adalides de la democracia mundial, no hay posibilidades para atacar a un gobierno que, contradictoriamente, ha aumentado el apoyo popular en las últimas elecciones.
Sin embargo, el miedo a que el ALBA monopolice ciertos rubros de la economía y afecte la libre competencia y los negocios, es desmentido por el mismo. En la entrevista que le hiciera el rotativo salvadoreño, al preguntársele sobre el papel de la empresa privada nicaragüense expresó:
“el gobierno de Ortega no venía con las mismas políticas de los años ochenta. No hay confiscaciones. No hay devaluación. Esto le ha permitido a los empresarios sentirse un poco cómodos. Ha habido mucha suerte de que los precios internacionales de nuestros productos han estado altos. Y, por último, se abrió el mercado venezolano. Empresas como los mataderos y los de productos lácteos han hecho excelentes negocios. La empresa privada decidió que la crítica política no le trae beneficios, así que se dedicó a hacer negocios. Y el Gobierno alentó esto, diciendo que tenía una alianza con el sector privado, que les iba a ayudar. Pero ahora estamos viendo la realidad de las cosas. Ahora que todos los poderes del Estado están copados por el orteguismo, esta alianza ya no es entre iguales, sino que es un sometimiento. Los empresarios no tienen capacidad de exigirle al Gobierno nada. Simplemente, el Gobierno les concede algunos favores, como una graciosa concesión [1] ”.
Tal parece que en el gobierno de Ortega, los empresarios que durante muchos años se adueñaron del país y pusieron los recursos del Estado para su beneficio, ahora son las humildes víctimas de la política económica de este gobierno, a quienes les queda solo dedicarse sigilosamente a mantener sus lucrativos negocios.
A los representantes de la burguesía les preocupa el ejemplo de Nicaragua, donde en la actualidad ha aumentado la inversión extranjera, incluso de muchos empresarios salvadoreños como la familia Poma, que se han refugiado en este país a pesar del fantasma del “orteguismo-chavismo” que asusta a las inversiones. En los últimos cinco años la inversión extranjera en Nicaragua aumentó la participación de la inversión extranjera con compañías de Estados Unidos con US$759 millones, México (US$737 millones), seguidas por las de Canadá (US$524 millones) y Venezuela (US$400 millones) y cuyas expectativas de crecimiento aumentarían con presencia de la empresa china Xinwei que operará en el sector de la telefonía celular e internet, invirtiendo en unos tres años unos US$2 mil millones.
Tal parece, que la preocupación de la ANEP, ARENA, se debe más a intereses políticos de cara a un proceso electoral que se advierte desfavorable a sus intereses. Estos mimos propagandísticos suenan más a una cortina de humo por el controversial caso de LaGeo-ENEL, donde se ha denunciado a varios exfuncionarios y del cual, tanto ARENA y ANEP han tomado una posición contraofensiva poniendo claroscuros al proyecto ALBA.
Nota:
[1]  http://www.laprensagrafica.com/Ortega-tiene-el-control-por-una-relacion-mafiosa-

lunes, 4 de febrero de 2013

fuego que me arrastras



Como un fuego que me arrastra
siento esta cadena de frases no advertidas
a la soga que tiene nostalgia de mi cuello
y un zumbido desconsuelo que me evoca
el aliento de callar como a un escudo.

Tu ímpetu voraz por deshacerme
el nudo en garabatos que marcó mi rostro
con tu resuello deshojando las verdades
que en electroshock llegaron a mi pecho.

Esa fría decisión por negarme
convertirme en un otro desdibujado
cuyos saltos mortales no acechantes
en un crédulo del paroxismo de tus labios
me reinventan al tratar de adivinarte.

Mas imante hacia tu cuerpo está
el recelo de empaparte de mi aventura invalidada
que hierve en sangre un manifiesto
de esta loco episodio de encontrarte

y mezclarnos brevemente en un todo
como entusiastas herederos del enigma.

Erick Barrera Tomasino
Poemas Desconcertados

sábado, 2 de febrero de 2013

Las personas y las letras



No era fácil convivir con ella todos los días en la oficina. Había que tener demasiada fuerza de voluntad para resistirse a besarla cada vez que se acercaba a mí para preguntar algo. O quizá como nunca he sido un tipo fuerte, jamás conseguí siquiera tener el ímpetu para robarle un beso. No obstante me incomodaba verla ahí tan cerca, tan hermosa, recogiendo sutilmente su cabello con esos dedos ávidos de pasión y sonriéndole a la pantalla de su computadora. Me daban ganas de tener el rostro como una pantalla LCD para tener contacto con sus ojos. Ella sonreía, a veces hasta se sonrojaba, miraba eventualmente a su alrededor para cerciorarse que nadie la sorprendiera. Mordía sus labios. Volvía a sonreír. Supongo que nunca se percató como yo la observaba.
Un día, por fin, me decidí a abordarla. Necesitaba saber qué pasaba en su cabeza. Qué idea tenía de mí –si es que había alguna- Si por algún azar de la vida, o por un milagro espiritual, o por simple caridad, ella podría aceptar salir conmigo. Aproveché mientras estábamos solos en la oficina, cerré la puerta con un poco de ruido para que notara mi presencia, ella vio un poco sorprendida y volvió a lo suyo, a la computadora, a digitar con esos dedos candentes, las teclas que la comunicaban con un más allá presumiblemente más agradable que la realidad que la circundaba. Acerqué una silla, la puse al lado de ella y desconecté su computadora. ¿Qué te pasa? me dijo. Es momento de que hablemos, le respondí.  Está bien, dijo tranquilamente como si mi acción no hubiese significado nada en absoluto.
Sin más preámbulo le declaré mis sentimientos, le dije todo lo que me provocaba verla cada día, que no soportaba ni un segundo más esa agonía de tenerla tan cerca y no poder expresarle todo mi amor. Lo tuyo no es amor dijo tajante. Bueno, no importa como se llame, pero no soporto mas vivir sintiendo esto que estoy sintiendo que según vos no es amor. Estás loco, a mí ni siquiera se me ha cruzado por la mente tener algo con vos. No te preocupés yo ya lo he pensado demasiado… y como no tenía ninguna explicación, abruptamente tomé su rostro y la besé. Con toda serenidad, ella solo acertó a decir: Tonto, que no vez que alguien podría entrar y sorprendernos. La puerta está cerrada, le dije, así que podemos reservarnos el derecho de admisión.
Mira, no quiero hacerte sentir mal, no es que no me gustes, pero pienso que lo tuyo es una atracción meramente sexual y yo creo que el sexo sin amor no es bueno. Esta chica se volvió moralista, pensé. Suele pasarme que las chicas más de libre pensamiento y de actitud moderna, cuando les expreso mis intenciones, terminan hablándome de dios, la religión, lo siete pecados capitales y del sexo solo con amor, que si no es pecado. No te preocupes, que si para eso yo traigo suficiente amor ahora conmigo, esta vez yo lo pongo y la próxima vos lo pagás. No lo tomó muy en gracia y me negó tres veces.
Es que no es fácil. Ni siquiera me has dado señales como para que intente fijarme en vos. Bueno, no sé qué podría hacer, si el amor tiene sus secretos, deben estar tan bien escondidos que yo nunca los he encontrado. Bueno, tampoco lo sé; pero por ejemplo hay un chico que me escribe unas cartas muy hermosas, siento que ese es bonito detalle.
Yo también escribo, por si no lo sabés. Siempre he pensado que las personas se enamoran más de lo que escribo que de quien soy. Si te contara acerca de los varios comentarios al respecto, por ejemplo me dicen: oh, me enamoré de tu  último poema; la novela que escribiste realmente me sedujo y una infinidad de mierdas así. Creo que por eso me volví un activo militante en favor del matrimonio entre las personas y las letras. Pero creo que algo cambia dependiendo de quién las exprese. De repente recuerdo cuando mis amigos me pedían que les escribiera las cartas a las chicas que les gustaban, solo bastaba que me contaran un poco la historia y yo desarrollaba ingeniosas líneas que luego se convertían en cartas de amor; al poco tiempo nacía una nueva pareja, me daba un poco de gracia pensar que las pobres en el fondo se enamoraban de mí, claro, nunca se sabía la verdad, eso habría sido terrible para el negocio; mas sin embargo, cuando eventualmente yo escribía una carta con similar contenido para alguna chica por quien sentía un profundo sentimiento, eso no funcionaba igual, entonces pensaba que había algo más que las puras palabras. Incluso si sabían que yo escribía muy bien, las chicas terminaban expresando ese profundo y soso amor por mis palabras y no por mí.
Pero vos nunca me escribiste nada a mí, balbuceó como reclamando. Además este chico me ha invitado a viajar a otro país, eso me pareció un bellísimo gesto de su parte. Bueno, si no lo recuerdas yo también te he invitado a visitar otro país. No seas idiota, dijo efusivamente. El me ha invitado a recorrer Italia y tú querías hacer una excursión a El Salvador. Bueno, es que yo soy así como un tipo exótico, traté de defenderme.
Pero si yo te hubiese escrito, ¿eso habría cambiado en algo? No lo sé, no es fácil expresar con palabras los sentimientos, pero lo hubieses intentado. Pero habrías terminado enamorándote de lo que hubiese escrito, daba igual si te regalaba un libro. Pues tampoco, lo sé, y además ya no quiero hablar sobre esto, creo que te he dado tiempo suficiente y no me harás cambiar de idea. Entiendo, a pesar que me duele, respetaré tu opinión. Me agrada que seas tan comprensivo, dijo y sonrió dulcemente. Yo me sentía un tipo que por enésima vez, el rechazo me había hecho madurar. Había escalado un peldaño más como persona –gráficamente ya hasta perdí la cuenta de los escalones que he subido-. Y bueno, ya que estamos en este momento de abierta franqueza ¿Qué querés hacer? Que me prestes tu computadora, pues necesito revisar el chat, que vos me interrumpiste y tengo que responder a alguien y es demasiado importante para mí