lunes, 3 de agosto de 2015

Nadia Vera

Erick Tomasino.

A Nadia Vera la conocí en el Foro Social Américas, que se realizó en Ciudad de Guatemala en el año 2007. Yo recién llegaba a la Universidad de San Carlos (USAC) para poderme inscribir, pero antes de ingresar a los recintos universitarios me encontré con mi amiga Kachas quien iba con un grupo de estudiantes mexicanos, entre quienes iba Nadia.
Como suele pasar en estos casos, los reencuentros con viejas amistades y la oportunidad de conocer nuevas, es excusa para tomarse una cerveza y conversar; así que después de unos cuantos litros y de infinidad de risas y preguntas con sus múltiples respuestas, nos despedimos. Corrí hacia el lugar donde habría de inscribirse que, para el caso, sólo servía para tener una credencial y una linda bolsa de manta que aún conservo.
En el trajín del foro, buscando las conferencias que eran de interés, quedarse en la plaza admirando las variadas propuestas artísticas y culturales de varias partes del mundo, esperar la llegada de Evo o de Chávez, se pasaba el día completo. Fue así como en una de esas de andar perdido, me encontré con Nadia en uno de los pasillos de la USAC, era hora de almorzar y decidimos ir a buscar algo para comer.
Recuerdo que yo pedí un filete de carne, lo recuerdo porque ese día comencé a perder la dentadura, no recuerdo lo que Nadia pidió, pero si que aprovechamos para intercambiar opiniones sobre lo que nos estaba pareciendo el foro, lo bueno, lo malo que habíamos visto, sobre la educación superior en nuestros países y un largo y ameno etcétera. Luego de comer caminamos un poco más pero habíamos decidido ir a actividades diferentes, así que nos despedimos con la promesa de volvernos a encontrar que, como es sabido en estos casos, son promesas que casi nunca se cumplen. Y en efecto, apenas nos vimos a lo lejos y nos saludamos con ademanes. A pesar de quedarnos contactados virtualmente no volvimos a intercambiar palabras.
Hoy me enteré de que Nadia es una de las defensoras de derechos humanos asesinadas en México y la tristeza y la indignación vuelven a transitar por los pasillos afectivos que se están polulando de ausencias.
Y uno se pone a pensar que mientras hay personas como Nadia haciendo cosas realmente importantes, denunciando violaciones a derechos humanos, investigando, buscando respuestas, construyendo un "otro mundo"; uno juega al comentarista deportivo, al analista en redes, al poeta maldito con miedo a perder la inocencia. Y asi probablemente habemos muchos, pero tengo la esperanza de que así como Nadia hay muchas más personas que están todos los días construyendo caminos para encontrar la dignidad.
Por ello, desde esta caverna ardiente de rabia, un abrazo y la mirada puesta en que algún día habrá verdadera justicia.

San Salvador, El Salvador. 3 de Agosto de 2015.