miércoles, 29 de junio de 2011

El lado oscuro del corazón


“Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! y en esto soy irreductible no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. ¡Si no saben volar pierden el tiempo las que pretendan seducirme!” –Oliverio Girondo-

El lado oscuro del corazón

AÑO: 1992

DURACIÓN: 127 min.
PAÍS: Argentina
GUIÓN: Eliseo Subiela; MÚSICA: Osvaldo Montes; FOTOGRAFÍA: Hugo Colace; REPARTO: Darío Grandinetti, Sandra Ballesteros, Nacha Guevara, Mario Benedetti, André Melançon, Jean-Pierre Reguerraz, Inés Vernengo, Mónica Galán, Marisa Aguilera; PRODUCTORA: CO 3 / Transeuropa; GÉNERO: Drama | Surrealismo. Drama romántico.
SINOPSIS: Historia de un poeta treintañero que sobrevive editando poesía comercial mientras recorre Buenos Aires. Lo único que desea es encontrar a la mujer de sus sueños, que le comprenda y que le haga volar... Otra apuesta arriesgada de Subiela de corte poético que obtuvo buenas críticas. (FILMAFFINITY).

Personalmente, es una de las mejores películas que he visto -o mejor dicho- de las que más me han gustado, que no es exactamente igual. Para ver varias veces y entender la gracia de descubrir el verdadero sentido de la vida a través de la poesía. Un verdadero poema llevado al cine.

miércoles, 22 de junio de 2011

Justo ayer te recordaba


Justo ayer te recordaba, eras tema de una mesa con los amigos y mas tarde eras la compañera silenciosa que tenía entre mis brazos. Solo que no te diste cuenta. 
No era nada grave, solo una nostalgia, que sí podría ser grave aunque no lleve tilde. El hecho es que fui yo quien te recordaba, si eso aun tiene significado.  Quería quedarme libre bajo tu abrigo aunque seria irónico buscar la libertad para quedarse encerrado.
Miraba tu rostro abandonado de fábula. Me preguntabas que tal me va y yo te respondí: Me va como al sol que se la pasa todo el tiempo solo. Eso si, las esperanzas no las pierdo, las guardo en lugares secretos, así cuando vengas te las muestro, como tus misterios que desnudo en la penumbra de tu ausencia.
El problema de recordarte es quedarme casto, pulcro, sereno. Que empiece a acostumbrarme a no saber de vos, que ya ni en mis delirios te nombre, que ni los domingos a la hora del café te suspire como quien sopla una taza solo que a la inversa.
Justo ayer te recordaba y quizá hoy mismo también esté recordándote, solo que no te enterás, pues no hemos aprendido a cruzarnos la melancolía.
Pero sabés que es lo que mas me preocupa; me he dado cuenta que estoy enamorado de mi, me la paso bien solo conmigo mismo, aunque cuando me desvisto de mi propio ser, me vea en una esquina llorando tu abandono.

martes, 21 de junio de 2011

Carta


Amada:
Hace cien nostalgias que no se nada de vos, mi desobediencia no ha concebido una sola letra y desde que no escucho tu voz me salen solo melodramas.
Ah, antes que me olvide, por favor mandame tu código postal, o mejor aun, explícame donde exactamente queda tu buzón de voz, que con eso que ya no me dirigis una sola palabra, es difícil ubicar de qué lado de la cama quedaron tus señales.
Hoy me medí el traje de poemas que me regalaste y me aprieta un poco en la parte del pecho, pero con un bisturí y algunos remiendos o un lapicero punta fina se soluciona; eso si, que no podría cantarte con mi cabeza recostada a tus muslos como hojas de afeitar, que la última vez sangré un poco y ¡hay! Sabes como eso me duele.
Pero no te inquietes, siempre se encuentra un buen traje de buzo. Ayer vi uno caminando hacia el poniente -creo que quería ser alcanzado por una sirena- pero la justicia no apareció por ninguna parte. Un poco de eso se yo, ahora que también te fuiste.
En cuanto esté listo te envuelvo un caprichito que te tenía guardado, ahora que rueda esta lágrima la coloco en un frasco y la echo al vuelo; tal vez solo lamento haber quitado las telarañas porque ya no se atraparte en un sueño y me cuesta evocar tu silueta, jeje, la imaginación nunca ha sido mi fuerte. Quizá eso te molestó tanto y yo ni en cuenta ni en cuentos.
Cuando volvas, si es que volvés, es posible que haya dejado sin llave la puerta, sabés que tengo miedo de estar solo y no permito que nadie entre, es decir, sería bueno que de vez en cuando entre alguien y me salude. Así que si de casualidad sos vos quien entra no te sorprenda verme exactamente como me dejaste, quizá con alguna que otra arruga nueva (que ironía) o con un poco de polvo sobre el esqueleto.
Bien, esto es todo por hoy. Escribime, y si no recibo respuesta de tu parte, me imagino es porque estás pensando mucho en mí y no encontrás las palabras para expresarme lo que te hago sentir. De todos modos ni se como se escucha tu voz. Nunca me dijiste nada que realmente recuerde.
Desde este lado de la habitación, siempre tuyo…

lunes, 6 de junio de 2011

minutos después


Estábamos retozando un poco y casi me quedaba dormido, cuando a Mabel se le ocurrió conversar sobre el amor. Maldito momento para hablar de ello, acabas de echar tu mejor polvo en los últimos dos años y lo que menos querés es hablar, solo reposar un poco y disfrutarlo.
Estás a punto de casarte y yo solo quiero que nos mantengamos como amantes -le dije un poco molesto-.
¿Desde cuando te has hecho tan frio? -me reclamó-.
Desde aquella inolvidable tarde en que me dijiste que yo era una mierda y que jamás te enamorarías de mí.
Mabel intentó reír, realmente nunca se sabía cuando yo bromeaba o decía algo en serio. La verdad no se si alguna vez he dicho algo en serio. Pero todo esto es una explicación que no venía al caso, esta rutina de desvelarme mucho últimamente me obligaba a dormir un poco. Mabel solo cerró los ojos, expulsó un suspiro como de resignación y dio la vuelta mostrándome su menuda espalda.
Estaba por abrazarla y conciliar mi sueño, cuando ella dio un repentino salto que casi me mata del susto. No entendía que ocurría.
Sabes qué, dijo, creo que tu problema es que te sentís solo, estas todo el tiempo preocupado por encontrar a alguien con quien pasar el resto de tu vida, que la estas echando a perder, estas desperdiciando tus mejores años obsesionado por tener sexo, que te  olvidaste de lo maravilloso que puede ser el amor.
Oye, aunque no lo creás soy un tipo bastante sensible, sufro continuamente y me siento solo, se que es irónico sentirse solo en una ciudad cuya densidad de población es de 1,768 habitantes por kilómetro cuadrado, pero suele sucederme. Sabés, me trauma saber que cada segundo hay parejas teniendo sexo mientras yo no paso de ir al baño, embriagarme y dormir; por ejemplo cuando voy por la calle me gusta pasar por los moteles y ver todas esas puertas cerradas como señal de que hay alguna pareja ocupando las habitaciones. Así me imagino que no todo anda mal por esta ciudad.
Por cierto ¿querés ir a un motel conmigo ahora? Ni siquiera tenés carro. Ni siquiera se si querés ir conmigo; es que sabés, tengo una adicción con los moteles, solo he ido una vez pero quedé adicto, se pueden hacer muchas cosas ahí dentro.
Mabel volvió a darme la espalda y fue ella quien logro dormir. Yo me quede recreando mis fantasías por un rato, hasta que me dieron ganas de ir al baño. Esos era momentos en que te acordás que la vida a veces suele ser miserable.