jueves, 29 de abril de 2010

Bety Cariño: "Ayer bajé a los infiernosy te llevé conmigo"

El día de ayer recibimos la triste noticia del asesinato de la compañera Bety Cariño, militante mexicana en favor de la vida de campesinos e indígenas en Oaxaca. Siento mucho pesar y consternación. Yo le conocí admirando su profundo humanismo y compromiso con la construcción de un mundo nuevo, solidario, justo. Su ejemplo combativo es de inspiración para nuestra generación y las generaciones posteriores. Compañera Bety ¡Hasta la victoria siempre! A continuación comparto un poema de nuestra compañera: 

Ayer baje a los infiernos 
Cansada de tus ausencias decidí buscarte 
Ahí estaba Marx. 
Supuse que estarías ahí y continué... 
Hallé a Frida, a Diana... 
Pregunté por ti y nadie te conocía. 
Al llegar a las calderas descubrí a Hidalgo y a Sor Ye-Ye. 
No estabas, no. 
Tal vez aún seguías aquí conmigo, y, tonta de mi, creí que te habías marchado. 
Ayer baje a los infiernos. 
Cuando el hielo de esta soledad me quemaba te busqué, te busqué y no estabas ahí. 
El Che me dio un mensaje y revisé en mis adentros: 
habitabas la otra mitad de mi corazón, 
tatuado en mi puta alma aún ardías y aún ardías. 
Pero, ¡oh, maldita sea! 
Satanás me había besado y no pude dar marcha atrás. 
Ayer bajé a los infiernos y te llevé conmigo. 
Perdóname amor mio. 
No volveré a exponerte.

miércoles, 28 de abril de 2010

Socialismo y revolución en Occidente: Antonio Gramsci

martes 27 de abril de 2010
Emilio J. Corbière (ARGENPRESS.info)

Tras la caída del Muro de Berlín los únicos comunistas históricos que han quedado vigentes son el italiano Antonio Gramsci y el peruano José Carlos Mariátegui. Curiosamente, los dos, fueron ignorados o criticados por el estalinismo y la Internacional Comunista. Gramsci, igual que el Amauta peruano, moviliza el pensamiento y la acción de la izquierda en el nuevo milenio.
Hace poco más de dos décadas, en su ensayo La revolución italiana, Rossana Rossanda se preguntaba qué lectura de Gramsci tenía vigencia, la del político juvenil que planteaba la renovación del Partido Socialista en los años de la primera posguerra mundial, que buscaba en los consejos de fábrica de Turín un nuevo poder democrático, o la lectura del intelectual maduro de los Cuadernos de la cárcel, donde replanteó la política marxista adaptándola a la realidad de Italia, frente a la tiranía mussoliniana, la estructura de las clases sociales y el desarrollo de las nuevas fuerzas productivas.
La intelectual italiana decía que Gramsci interesa en lo específico del poder y ese poder no se concentra en un palacio de Invierno que haya que tomar, sino que se establece en un Estado-gobierno que difunde y permea la sociedad. Es la búsqueda del autogobierno de los trabajadores, como una nueva forma del ejercicio del poder. Esta nueva forma constituye el embrión y el proyecto de la sociedad futura.

Gramsci fue un intelectual revolucionario, no un académico. El problema de la organización de los trabajadores atraviesa centralmente todo su pensamiento. La organización no se plantea como instrumento de reclutamiento y selección o como tarea de especialistas que dirigen a las masas, sino como el príncipe moderno, el intelectual orgánico, una organización a través de la cual los trabajadores ponen en pie su propia organización. El italiano revaloriza el papel del Partido y de los sindicatos y construye el concepto de "bloque nacional-popular", de alianzas dirigidas a establecer, necesariamente, las nuevas formas de hegemonía. Esto visto desde la realidad italiana, especialmente con su aporte: La cuestión meridional.

¿A qué apunta el príncipe moderno, el intelectual orgánico? Gramsci responde: "A buscar la relación entre la organización y las masas como una relación entre educadores y educados que se invierte dinámicamente (y constantemente), el papel de los intelectuales -y, por tanto, de los especialistas- en el seno del intelectual orgánico, la conquista y transformación de los aparatos del Estado para crear las condiciones de esa nueva hegemonía, la conquista y transformación de los aparatos de la sociedad civil".

El concepto de hegemonía en Gramsci está ligado a la distinción, y a la vez interrelación, entre sociedad política (el Estado) y sociedad civil. El Estado, para el italiano, no se reduce sólo a sus aspectos coercitivos (como en la concepción de Stalin) sino que comprende el conjunto de procesos que se desarrollan en la sociedad civil, las fuerzas espontáneas y creadoras que nacen en la práctica social del pueblo, de los trabajadores. La sociedad civil conforma la esfera ideológica del Estado.

Guerra de posiciones

Para Gramsci, en las sociedades occidentales, el cambio revolucionario sólo puede darse si se lucha por la hegemonía social y cultural. Esa hegemonía se desarrolla cuando las clases oprimidas despliegan su propia concepción del mundo y obtienen para ella el "consenso activo" de otras clases y capas sociales. En síntesis, la revolución se prepara y sobreviene como cambio estructural violento cuando los trabajadores organizados trascienden el gueto sindical y se transforman en clase nacional, asumiendo a la nación en su conjunto y bajo su hegemonía y dirección política. "El proletariado -afirmaban Marx y Engels en el Manifiesto de 1848- debe erigirse en clase nacionalmente dominante, constituirse como Nación".

El partido y el sindicato, en Gramsci, dentro de lo que él denominó guerra de posiciones -es decir lo contrario a la ofensiva frontal- implicaba la búsqueda correcta de alianzas de clase, la teorización de la fase actual del capitalismo globalizado y de las contradicciones específicas engendradas en el desarrollo desigual.

El aspecto fundamental en Gramsci se encuentra en su reflexión sobre la necesidad, que es a la vez exigencia, de que el movimiento de los trabajadores despliegue su propia conciencia de una nueva humanidad y cultura. El filósofo Rodolfo Mondolfo señalaba que "por esa hegemonía Gramsci aspira a la formación del bloque histórico de élite y masa... es decir a la superación de su cisma actual".

En ese sentido, Gramsci decía que "el elemento popular siente, pero no siempre comprende o sabe; el elemento intelectual sabe, pero no siempre comprende y especialmente no siempre siente".

Por eso postula la unión entre intelectuales y pueblo-nación en la cual "el sentimiento-pasión se convierte en comprensión y por lo tanto en saber (no mecánicamente sino de un modo vivo)" y "sólo entonces la relación es de representación y se produce el intercambio de elementos individuales, entre gobernantes y gobernados... esto es, se realiza la vida de conjunto que es lo único que constituye la fuerza social, se crea el bloque histórico".

Política y pasión

Gramsci, que había nacido en 1891, fue el organizador del Partido Comunista Italiano, fue el secretario general de esa organización y diputado. Colaboró con El Grito del Pueblo (1915) y el diario socialista Avanti (1916). Fundó La Ciudad Futura y el legendario L'Ordine Nuovo. Impulsó los consejos de fábrica en Turín (1919) y fue uno de los políticos fundamentales de la resistencia antifascista, hasta que fue encarcelado en 1927, muriendo trágicamente tras largo cautiverio el 27 de abril de 1937. El fiscal mussoliniano que contribuyó a su condena dijo durante el proceso: "Tenemos que impedir durante veinte años que este cerebro funcione".

Durante su prisión logró escribir los famosos Cuadernos de la cárcel que, en una primera versión fueron desglosados por Palmiro Togliatti, su compañero y amigo, en seis volúmenes titulados: El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce; Los intelectuales y la organización de la cultura; Il Risorgimento; Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado Moderno; Literatura y vida nacional y Pasado y Presente. Valentino Gerratano editó luego los Cuadernos de manera cronológica, como habían sido escritos originalmente, restaurando así la unidad filológica y teórica del pensador y político italiano.

Togliatti señaló, en 1952, en una conferencia sobre El antifascismo de Gramsci que "Gramsci ha conmovido, animado, exaltado con su sacrificio a millares de seres humanos. Empero también los ha iluminado con su pensamiento potente, genial. En la luz de ese pensamiento y por el bien de todos, nosotros caminamos".

viernes, 16 de abril de 2010

Feudalismo guanaco.

Recientemente me he venido preguntando si El Salvador aún sigue siendo un Estado feudal. Noticias recientes nos dicen que somos campeones en deportes como Equitación, Tiro con Arco y Esgrima, habría que esperar a que la pesca con arpón sea deporte olímpico; porque de gritar y salir corriendo con corvos, cumas y demás objetos “corto punzantes” (las espadas criollas) ya han demostrado nuestra habilidad salvadoreña. Con tanta medalla de oro en los juegos centroamericanos se podría establecer un ejército que “por deporte” invada los Estados vecinos. (Algo así como inversiones Roble, Poma y la familia Kriete).
Además de que hace poco nos dimos cuenta que tenemos como representante casi monárquico con “todos los poderes” a un sujeto bautizado por el clero mediático como “Mauricio XIV”, el cual ha venido ejerciendo el papel casi absoluto del Estado.
Este día venía haciendo mis cavilaciones matutinas, con eso de que desperté a las 7:38 de la madrugada, cuando en el autobús en que viajaba (que no era nada como un carruaje) fue abordado por un sujeto desconocido, con biblia en mano, para que durante media hora, me recordara lo desdichado e infeliz que soy y que no tengo esperanza alguna ni aquí en la tierra como en los cielos. De vuelta a la época medieval pensé. Si le confieso mi ateísmo me va a condenar a la hoguera.
Por si fuera poco, no bastó con el susodicho, sino que inmediatamente después un presunto pastor perteneciente a la iglesia “príncipe de paz” (ojo, otro cargo monárquico) abordó la misma unidad de transporte público para ofrecernos el “reino” (ibíd.) de los cielos por la sencilla cantidad de lo que fuera mi voluntad. Y ahí entendí que es más barato ir al cielo que al concierto de los Guns n´Roses. Pero como últimamente nada me motiva, no fui ni a uno ni aun he decidido ir al otro.
Y quizá por mi nula conciliación con el “todopoderoso”, en la carretera que de Santa Ana conduce a San Salvador, a la altura del kilómetro ¿?, sujetos fuertemente armados identificados como miembros de la PNC, hicieron parada al vehículo de transporte, para mientras inspeccionaban la unidad, uno de ellos intempestivamente subiera dirigiéndose a mi persona para indagar sobre el contenido de mi mochila y, sin mayor conciliación, levantar mi camiseta, presumiblemente en busca de tatuajes que identificaran mi afiliación demoniaca. Al no encontrarlos bajó de la unidad. Ya el castigo moral había sido realizado.
Así, con todo esto, imposición religiosa y persecución a los herejes, en un estado dominado por un monarca de estado modernizante, se podría decir que están madurando las condiciones para ¿una reforma como la de Lutero? O ¿una revolución burguesa? Como diría el predicador del bus, así no hay esperanza alguna…

jueves, 8 de abril de 2010

Por todo


Es por tu anarquía al consultar
si te vas o si te quedas
por tus viernes y sábados
que no se si volverán

Es por tus ojos de pueblo
mientras hablo de lo popular
es por tus dudas que me arrastran
entre tu espalda y la pared

Por mi metódica manera
de indagar si en el futuro existes
es por esa forma de intentar disimular
cuando contorneas mi cordura
entre trenzas que el viento coloca presente

Por tu agitada manera
de expulsarme de la soledad
y hasta por esta absurda manera
de hacer que estos versos pretendan complacerte

sin ninguna necesidad.