martes, 30 de agosto de 2011

ESCENCIA COTIDIANA

Foto: Letizia P.
El clima comenzó a volverse refrescante, luego de la agitación del día y del calor que el cuerpo produce, la amenaza de lluvia parecía un consuelo para calmar un poco la excitación y procurar el relajamiento.

Así, tras verificar si las puertas y las ventanas se encontraban cerradas y de servirse café en el tazón de barro, Luis cogió el libro que horas antes había adquirido en la feria de la ciudad.

Era un libro usado, pero impecablemente preservado por su anterior propietario, cuyas partes se encontraban con delicada presentación, detalles que lo hacían ver fascinante en su forma y luego de tantos comentarios favorables acerca de su contenido, volvían más atractiva su adquisición.

Sentóse en aquel sillón de la sala principal, el que de tanto soportar su peso había tomado las formas mas íntimas de Luis (lo cual lo volvía cómodo y más personal) y luego de dar un sorbo a su café, comenzó a hojear el libro sin entrar de lleno a la lectura.

Fue abriendo las primeras páginas cuando un olor agradable comenzó a emanar de aquel texto y a contagiar todo el ambiente. Era el olor de un perfume de mujer, eso era lo primero que se lo ocurrió, puesto que le parecía familiar. Seguramente ya antes había percibido olor semejante.

Qué interesante –pensó- como un libro que no solo puede entretenerte sino también servir de compañía en una noche con lluvia.

Así estaba, sumergido en sus propios pensamientos cuando el reloj en su rítmico compás indicaba la hora. Eran justamente las doce y veintiséis de la noche y Luis se sentía más lúcido que lo acostumbrado a esa misma hora.

Mantenía sujeto el libro en una mano y comenzó a acariciarlo por los bordes con el dedo pulgar e índice de la otra. El olor se volvía más penetrante y esto lo llevaba a evocar imágenes de la muchacha que horas antes había visto en la feria de libros; mientras se acercaba al objeto que tenía sujeto para apreciar la escencia que provenía de sus páginas.

Si, es el olor de una mujer –constató Luis-.

Recordó que mientras observaba toda la literatura que se encontraba en uno de los mostradores, un aire a naturaleza llana, peculiar y sobrio desvió su atención del estante; cuando se percató que junto a él se encontraba una muchacha con la mirada vaga, perdida en aquel mar de literatura; lo que la hacía verse más interesante que el resto de persona allí presentes.

Era una mujer de apariencia altiva y recatada, muy seria pero con una belleza que impactaba. No logró la manera de entablar una conversación con ella y se detuvo nada mas a contemplarla sin elaborar siquiera una frase para indagar quien era esa mujer que parecía buscar en los libros una salida a su propio mundo.

Entonces volvió la mirada al mostrador y tomó ese libro cuya tapa resaltaba de entre los demás. Canceló su precio y se apresuró para llegar a casa. Ahora sabia que aquel olor místico y que invadía la sala no provenía sino de sus pensamientos, del recuerdo de aquella misteriosa mujer de la feria.

La lluvia comenzó a arreciar, dio otro sorbo a su café. Tomó el libro. Lo acarició. Lo acercó a su pecho mientras los latidos de su corazón se aceleraban. Miró a través de la ventana y esbozó una sonrisa percatándose que aquel viejo libro ahora se encontraba entre sus piernas.

A esa hora, el aroma había desaparecido por el desagüe de la calle principal.


8 de mayo de 2004.

viernes, 26 de agosto de 2011

Reto a mí


Escrito por: Liss Art.

No creas que no entiendo tu mirada. Sería como decir que tú no entiendes la mía.
No importa la distancia y el tiempo, porque aunque el reloj no deje de cortar nuestras horas, algo te mantiene unido a mí, no importa que tan lejos estés o cuanto quieras alejarte… sabes que simplemente y aunque lo intentes no podrás…
Sabes cuando mi mente te invoca, sabes cuando hablo de ti, sabes que aunque estés lejos estas en mis pensamientos… y yo sé cuando sabes todo esto…
Lo que logras conseguir con tus palabras, lo que me haces sentir cuando te leo, es un reto a mi imaginación el hecho de que me retes con tus escritos… me agrada, me inspiras a escribir de cosas que nadie me hace sentir…
¿Qué tanto podemos hablar con la mirada? ¿Hace cuanto ya, que no sabía de ti? Y ahora apareces y te adueñas de mis pensamientos y de la inspiración enterrada en mi mente cuando ni en mis más oscuras noches de angustia e insomnio he podido hacerlo por mis propios medios…
He ahí lo que logras con lo que escribes… ni siquiera es sobre mí, pero cada palabra tuya y cada respirar que de ti provenga llegan a posarse en mi mente como quien descubre el camino a la luz… como quien descubre el razón de su existir…
Es por eso que siempre en ti pienso cuando escribo. Tú. Ese personaje misterioso en mi vida, ese que llega en silencio y se dedica a inspirarme sin dirigirme una palabra, ese que calla cuando esta en mi presencia, que mira con disimulo, como quien quiere esconder un secreto obvio… ese que es sereno como el ruido del viento en madrugada cuando la tormenta se avecina… que eriza la piel con su frio ser… ese que llega siempre en el momento más indicado…
…ese que ilumina aun cuando la oscuridad se apodera de mi entorno…
Tú, el que reta a mi imaginación a escribir cosas que nunca antes había podido sentir…

Vos y la lluvia


La lluvia me aparece como un acta, como un memorándum, como un listón en el diafragma; se aparece, para que evoque en mí, momentos especiales y no tanto, simpáticos y no tanto, alegres ¿Quién sabe cuanto? La lluvia me invita a dormir, para que en sueños nuestra conversación se extienda.
Por ejemplo anoche tuve un sueño digamos que surrealista (como un corto de Jodorowsky dirías): vos y yo seguíamos conversando en una especie de sofá móvil, con rueditas y banderas de muchos colores, recorriendo un puente también de muchos colores y sonidos de aplausos. Luego al mirarte a los ojos me dieron ganas de darte un beso y te di un beso y los aplausos sonaban en una sola algarabía. Los aplausos sonaban como a rio, como lluvia intermitente, como cuando los sueños se juntan.
Quizá no te guste que sueñe con estas cosas, quizá a mi tampoco me gusta que llueva cuando no estamos cerca. Quizá la lluvia y los sueños no quieren que te vayas y por eso irrumpen este espacio que te reservo. ¿Qué se puede hacer con estas cosas que están fuera de uno y dentro de los dos?
La lluvia lejos de tu abrazo me suena hueca y me sabe fría; cerca de tu abrazo aunque sea fría me es excusa para tomarte de la mano y mirar tus ojos. Tus ojos me invitan a seguir soñando. Seguir soñando me convoca a volverte a ver. Aunque ahora esta ausencia me sepa a defunción a ultimátum, a una soga en la esperanza. 

lunes, 8 de agosto de 2011

sexocomunismo

En 1961, el Senador Keneth Keathing de Nueva York anotó en el Congressional Regional las siguientes conclusiones sobre los efectos de libros y revistas de contenido pornográfico.
Una peste negra mas devastadora que la que asoló Europa en la Edad Media empieza a invadir nuestra patria. Sus víctimas principales son los niños y adolescentes, aunque también destruye a los adultos... Las personas mas interesadas en el tema expresan que ningún acto subversivo planeado por alguna conspiración comunista podría poner en mayor peligro la estructura y los cimientos morales del país, que la pornografía. No descartamos la posibilidad que parte del material que se vende actualmente sea de inspiración comunista, y es irónico que los rojos no tengan que esforzarse mucho en esto. Los ayudan miles de estadounidenses amorales, ávidos de dinero; muchos de ellos hasta se proclaman defensores de sus derechos constitucionales que les permitan satisafecer sus pasiones más bajas propiciando con ello la perversión y depravación (29 de mayo de 1961).

jueves, 4 de agosto de 2011

Es de sentido común

Foto: Maricruz Sánchez.
Hora y media y sigo esperando. Cualquier ser humano con sentido común se hubiera largado. Pero imaginármela tendida en eso que yo insisto en llamar cama, motiva que cada cinco minutos le siga esperando cada cinco minutos más. Y de eso ya pasó hora y media de la hora acordada. El sentido común nunca ha sido mi fuerte. Sobre todo si veo sus piernas acercarse a mi y ella diciendo “hola amor, disculpá la tardanza” y yo tranquila, también acabo de llegar. Pura imaginación.
Que alguien se siente a la par mía y se queje del mundo y de lo mierda que es cada cinco minutos, no es de sentido común. Es decir, en estos tiempos es común, pero no le encuentro sentido. Prefiero estar imaginando sus menudas piernas –las de ella- que vienen hacia mi para que las bese de abajo hacia arriba y ella diciéndome tranquilo cariño. Y yo que no pasa nada. Pura frustración.
Ver una película mientras retozamos en eso que yo insisto en llamar cama mientras me frota con sus pequeñas piernas para excitarme, es mas de sentido común que estar ya mas de hora y media esperándola y escuchando a este tipo quejarse de lo mierda que es; lo peor que yo hago una sonrisa como de tranquilo no pasa nada y el insiste en hablarme como si me importara. Puro desahogo.
Pasar dos horas sentado en un banco en el parque, imaginándome que ella si va a llegar en cualquier momento, mientras no puedo quitarme de la cabeza aquella canción maldita de la cual nunca he aprendido la letra. Y yo tranquilo, ya llegará. Y me digo a mi mismo ¿Quién? Ella o la letra de esta canción que no tiene ningún sentido. Sobre todo si junto a la canción la veo a ella bailar y yo con una erección destevuelo, no es agradable sobre todo con este tipo que esta a la par quejándose ya no se de que.
Saber que está por llover y un mensajito que mi teléfono diciendo literalmente así: cariño, tranquilo pero llego más tarde de lo pensado. Besos. Y verme quejándome con el aparato no es de sentido común, es más lógico que le siga esperando aunque ya hayan pasado más de dos horas. Eso si es de sentido común, como quien se va a cubrir de la lluvia a tomar un café cagar fumarse un cigarro o ver una película y decirle a ella tranquila no pasa nada, si es que algún día llega para besarle las piernas de abajo hacia arriba aunque se en esa cosa que yo insisto en llamar cama. Pura mierda. 

Glen Hansard y Marketa Irglova: Falling Slowly