viernes, 5 de julio de 2019

CORTOS DEL PROGRESIVO: PINK FLOYD


PINK FLOYD

Roger Waters bajo, voz
David Gilmour voz, guitarra
Rick Wrigth teclado
Nick Mason batería
Syd Barrett voz, guitarra



THE PIPER AT THE GATES OF DAWN (1967) es uno de los grandes álbumes de la era psicodélica inglesa, debido sobre todo al mérito visionario de Syd Barrett. Ya sin él, Pink Floyd debe revisar su estilo y no puede dejar de ser influenciado por el estilo progresivo de finales de los 60. La columna vertebral del sonido de MORE y el doble UMMAGUMMA (ambos de 1961) son, de diferente manera, álbumes de transición de ese sonido que va tomando forma con ATOM EARTH MOTHER y MEDDEL y que llega a su máxima expresión con THE DARK SIDE OF THE MOON, uno de los discos más sensacionales obtenidos de la escena inglesa de los 70.

El de Pink Floyd es un camino gradual y quizá discreto, que explota ideas típicamente progresivas (la suite y arreglos majestuosamente wagnerianos, por ejemplo) pero con un altísimo nivel de accesibilidad a un público bastante numeroso.


Un cierto pesimismo de fondo, textos que ya hablan abiertamente de esa alienación moderna, de la cual Waters será la primera víctima, una secuencia perfecta de temas melódicos y escenarios atmosféricos: es esto el sonido de Pink Floyd y, como ha confirmado la historia, es también el punto más alto alcanzado de la música progresiva en cuanto a la relación entre calidad y valor comercial. Otros grupos tal vez dejaron más fidelidad al término progresivo, otros quizá lo comercializaron demasiado de una manera más contundente, pero Pink Floyd ha sido, es y será el mayor heredero de aquella época.

Tomado de: Rizzi, Cesare, (2009). Progressive. Giunti Editore. Italia. Traducción libre de Erick Tomasino (2019).

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