En un círculo de alfabetización de adutltos, la clase de ese correspondía a las bases fundamentales de una democracia. Desde ese punto se tocó el tema de la libertad, la cual es uno de los pilares para definir si un país es libre o no, ergo, si es democrático o no.
El orientador de la clase, entonces convencido que los hombres y las mujeres campesinas habían comprendido muy bien las ideas del texto -editado por el ministerio de educación- lanzó la pregunta si en El Salvador gozamos de libertad plena.
Un hombre de avanzada edad, con sombrero y con el corvo envainado colgado de un brazo, se puso de pie, pidiendo la palabra, expresó, dijo:
- Aquí hay libertad de vender; libertad de comprar, libertad de escuchar y de decir. Libertad, incluso hasta de pensar. Lo que nos hace falta es simplemente de que seamos libres para gozar de las libertades que dicen que tenemos.
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