lunes, 21 de marzo de 2011

Sucede que.


Sucede que para que no todo siga igual, amanezcas conmigo y los estruendos de la guerra terminen. Yo que me precio de ser puntual en las citas mas complicadas, esta noche frente a tus ojos clavados en el horizonte, sugiero que me abraces para apagar juntos el cansancio de ser tan solo dos.
Y mientras me combates a felaciones en un castillo del amor, tendida en un colchón que podría ser tan solo un colchón si no estuvieras a mi lado, construyo un futuro donde esté superada una frontera que nos aparta de la posibilidad de vivir.
Y mas en la noche, ante un susurro de bossa nova y malabares, canto a tu oído que merecemos estar unidos. Y me sonreís como si el acuerdo ya fuese establecido, nosotros que decidimos amarnos mas allá de los nacionalismos.   
Pero a un mes de aquella promesa, estalla el odio y tu silencio y recuerdo aquel dia que participé como invitado a tus sensaciones de humana explosión y digo que odio la guerra. Abandonado de este lado reafirmo mi decisión de combatir a tu lado para no sufrir de mas despedidas. Para que no se queden enterradas nuestras promesas, para no huir la vida.

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