martes, 18 de noviembre de 2008

Adicción


El pasado sábado 15 de noviembre, asistí a la vigilia que año con año se organiza en la UCA en conmemoración de la masacre de los sacerdotes jesuitas y dos mujeres empleadas de ellos.

No voy a detenerme lo que eso significa ni porque de mi religiosa asistencia durante los últimos cinco años; sino mas bien quiero remitirme a una reflexión que sucede junto a un artículo que apareció en un periódico nacional el día domingo llamado Adicción a internet, vista como un "desorden clínico".

En mencionado artículo ae hace referencia a la posible inclusión de los que se daría por llamar Desorden de Adicción a Internet en los manuales de diagnóstico de desordenes clínicos. Entre los síntomas que se menciona, destacan: la navegación en internet durante mas de sis horas al día en vez de tabajar o estudiar y la tensión y el enfado generados en el usuario cuando no puede conectarse a internet.

Las principales razones para convertirse en adicto son la falta de calor familiar y la ausencia de compañía y juegos reales.

Justamente es lo que me ha estado pasando en estos últimos meses. Una fuerte adicción al internet, lo que me consume horas y horas de mi tiempo, y de mi pensamiento cuando no estoy conectado; sumado a ello a una incpacidad de relacionarme con las personas ni de entablar nuevas relaciones interpersonales, de ahí lo de la uca, pues me fué llamativo que no pudiera entablar una conversación con las personas, de las miles que ahí estaban, aun sintiendo la necesidad. Y lo primero que se me ocurre es pedirles su correo electrónico para comuncarme con estas personas (finalizando así la conversación)

No se cuando apareció concretamente, pero no descarto que es desde que he venido a vivir a San Salvador donde plenamente no he conocido mucha gente a pesar de la zona donde vivo.

Queriendo autodiagnosticarme podría decir que padezco este nuevo transtorno -como otros- y la necesidad de recibir un poquito de ayuda. De ahí que ahora escribo en un blog y tengo un perfil en facebook. Y qué decir de los muchos correos que envío a mis amigos y amigas como única forma de tener contacto con el exterior. Veremos cómo se desarrolla este patético desorden.

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