THC: EL VIAJE EDITORIAL CON LUIS BORJA
Por: Erick Tomasino.
Primera calada...
Al hacer memoria de lo vivido con una persona, más allá de seleccionar un acontecimiento también elegimos la dimensión de la que queremos dar cuenta a riesgo de ningunear la diversidad de sucesos y facetas que quedan fuera del relato. A Luis Borja suele recordárselo más por su oficio de poeta pues es común que la exclusividad del recuerdo se confiera a partir de aquel aspecto de la persona en la que más éxitos se ha obtenido, esto expresado en nombramientos o reconocimientos materiales. En el caso de Luis al acotarlo a la figura (o etiqueta) de poeta, se niega a la persona polifacética que era. Su imagen de un joven lleno de proyectos en la cabeza como herramientas en la mochila de un obrero o la del sombrero de un mago, representa el talento de Luis de convertir los sueños en realidades en distintos ámbitos de la vida. En todo caso y por esta vez, he querido hacer memoria del viaje de Luis Borja como editor.
Agarrando viaje...
Este viaje inicia con la modestia de un joven y marginal poeta nacido un 21 de agosto de 1985 en Ahuachapán y formado como escritor en el Taller del Parque de esa ciudad que, entusiasmado y seguro de lo que escribe, decide dar a conocer sus textos. La falta de recursos y de contactos le obligan a realizar todo el proceso para presentar su primer poemario con los medios a la mano: desde la digitalización de los textos en algún cibercafé o en la computadora de algún amigo, a sacrificar los gastos asignados a otros rubros para imprimir la cantidad de ejemplares posibles y repartirlo entre sus allegados o a poetas consumados. Así hace su primera [auto]publicación con el libro al que llama «Letrosis», un folleto sencillo en su aspecto pero potente en su contenido. En su portada cuenta con una ilustración del también poeta y artista plástico Noé Lima. Corre el año 2009.
Una gran fumada...
Pasan algunos años y llega el 2013. Desde hace algún tiempo, casi cada fin de semana recibo la visita Luis, antes de prepararnos para ir a parrandear, lo sorprendo hurgando entre mis libros, lo observo palparlos, manipularlos con ambas manos, olerlos como quien intenta descubrir un secreto. Le presento algunos de mis textos, él me habla de los suyos, entre infinitos temas de conversación hablamos de literatura y de publicar nuestros trabajos. De la nada, como buen boxeador me lanza una de sus grandes fumadas (en sentido metafórico, claro está): crear nuestra propia editorial. Le tomo la palabra.
En el Barrio de la San Luis recién se ha abierto un nuevo espacio llamado Clandestino que propone una agenda con actividades artísticas, en una de esas me invitan para organizar una lectura de poesía. Se lo digo a Luis que por entonces es al único poeta que conozco y al que le tengo confianza y él a su vez invita a Noé Lima; entre los tres realizamos el 29 de mayo de 2013 el recital «Bajo la luz agónica: poemas de cantina». La gente de Clandestino nos ofrece imprimir alguno de nuestros poemarios, yo decido publicar una edición resumida de un trabajo llamado «Reverso del arcoíris» y Luis hace lo mismo con «Letrosis». El Clandestino imprime 20 ejemplares de cada uno que se reparte entre las personas asistentes. Esas serán las primeras publicaciones en físico que llevan un sello que dice THC Editores; sello que Luis viene pensando desde hace un tiempo para publicar un libro de relatos llamado «Tortugas fucsia».
El nombre de THC es una provocación, son las siglas de «Trabajos Honestos y de Calidad». Queremos producir libros con buena apariencia. Pensamos que es posible hacer publicaciones de calidad tanto en forma como en contenido y en una formato accesible en precio. Y en ese momento fundacional creemos que THC Editores debe ser una editorial independiente que busque promover la literatura de autores marginados por la industria editorial. «En ese sentido nace como una propuesta contrahegemónica y con la visión de compartir con todas y todos la cultura» nos decimos.
Esta onda ya va pegando...
Ver nuestros trabajos en físico en una presentación aceptable y con la posibilidad de gestionar una publicación nos entusiasma tanto que decidimos formalizar nuestro proyecto editorial. En ese vacile nos encontramos cuando le pedimos recomendaciones a Berne Ayala y Leonel Ladino que tienen experiencia con la editorial Expedición Americana; también contamos con el apoyo incondicional de varias personas que nos asesoran y acompañan en aspectos técnicos y financieros. Decidimos publicar mi libro «La llaga desnuda» que ve la luz en marzo de 2014. A tropezones lo conseguimos sacar, nos faltaba encontrar gente dispuesta a adquirirlo.
En 2015 hacemos un análisis del panorama de las editoriales en El Salvador en el que concluimos: «Al igual que en el resto de la región, el panorama de las editoriales en El Salvador es copado por empresas editoras que dominan el ambiente, básicamente las provenientes de la gran industria de libros y quienes imponen el tipo de literatura para el consumo. Es así que se opta más por autores reconocidos a nivel mundial por encima de autores nacionales que no responden a [sus] criterios comerciales». (Proyecto y Plan de trabajo THC Editores, 2015). Realizando un mapeo de las editoriales salvadoreñas, identificamos que lo más destacado es lo que hacen la estatal Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI) y también editoriales universitarias como las de la UCA, UTEC, UDB, por mencionar las que para ese tiempo tienen un trabajo más constante de publicación. Curiosamente en ese momento no mencionamos a la Editorial Universitaria de la UES.
Por otra parte –continua nuestra lectura– «las editoras independientes en El Salvador responden a los colectivos y/o individuos que buscan publicar y difundir la obra de autores que por una u otra razón no son publicados ni publicables por la industria y para posicionarse frente al monopolio, así como por el poco acceso que se tiene con las grandes editoras. Muchas de ellas por los escasos recursos con los que cuentan, se limitan a autores cuyo trabajo es conocido en los ambientes en que estos grupos se desenvuelven con limitadas posibilidades de expandirse; y también están las autopublicaciones, muchas de ellas elaboradas de forma artesanal o con poca calidad [respecto a los materiales empleados] debido a las carencias financieras de sus autores». (Proyecto THC Editores, 2015). Algunas editoriales que identificamos que consideramos como independientes y que vemos como afines son: Expedición Americana, Índole Editores, La Sorda Editorial, Editorial Del Gabo, La Fragua y Editorial Equizzero.
Pongámonos serios...
Como THC Editores nos proponemos promover la literatura de autores marginados que no tienen cabida en la industria editorial de ese entonces. Conversamos con amistades que trabajan con editoriales independientes para conocer sus experiencias y decidimos contactarnos con algunos jóvenes escritores y otros que, teniendo trayectoria, no habían sido publicados. Algunos nos confían sus textos, muchos no nos toman en serio. En algún momento se nos ocurre hacer un encuentro con varias de esas editoriales independientes que de como resultado la creación de una Red que sirva de apoyo mutuo, para poder mejorar la calidad de las publicaciones, ampliar una red de intercambio y comercialización y buscar mecanismos para la reducción de costos de producción. No lo conseguimos.
En ese mismo plano consideramos la creación de una revista que divulgue el quehacer artístico y la producción académica tanto en el ámbito literario y cultural; se nos ocurre la creación de la «Revista Pacún. Cultura y Literatura Centroamericana» que sería algo así como el órgano de difusión del Proyecto de THC. Este objetivo tampoco lo concretamos aunque recibimos trabajos de varios noveles poetas que buscan una ventana para dar a conocer sus trabajos.
¿Qué trip…?
Paralelo a esto, Luis continua sus estudios dedicando especial atención a los acontecimientos relacionados a la matanza de indígenas y campesinos de 1932, desarrollando su proceso como investigador social, publicando artículos y apoyando varios estudios que le permiten ejercitar un estilo más académico de escritura. Su interés por el 32 y sus impactos en la cultura salvadoreña se concreta en su tesis de grado: «Configuración de la identidad salvadoreña por medio de la literatura, como parte de las políticas centrales del martinato» (UES, 2013); estudio que le sirve como base para su ulterior poemario Umit, con el que ganará la VI edición del prestigioso Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador en 2019. Algunos de sus artículos y relatos los publica en sus blogs «Iguanas y Rock» y «Apuntes: el otro blog de Luis Borja». Ahí siguen.
En 2014 Borja gana el Accésit del XXIV Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma con su obra «El Disparo. Cuentos del Barr(i)o», publicado ese mismo año por la editorial Visor. Esto es un impulso enorme en su carrera literaria, abriéndole muchas puertas al ser considerado como un poeta “serio” y “laureado”. En el caso de THC, este deja de ser un experimento y una excusa para autopublicarnos y adquiere cierto interés ya no solo para escritores marginales.
Obtener un reconocimiento internacional representa tensiones para Luis al cuestionarse si eso es la cúspide de su carrera y si todo lo que viene después vale la pena, tensión que resuelve de cuatro maneras: 1) Seguir apostando a la autopublicación, por ello saca como THC los poemarios «Mi hombro es una lágrima» en 2016 y «Un labial para las muertas» en 2017; 2) Participar en certámenes internacionales que incluyan como premio la publicación de la obra, porque como bien coincidimos, lo que queda de un escritor es su obra puesta a disposición del público. En 2019 con «Umit» obtiene el premio internacional ya mencionado; 3) Cediendo sus textos a revistas y editoriales independientes que le son afines y 4) Continuar con la promoción de otros poetas a los que considera marginales. Esto hace que se invite a poetas amigos para publicar en 2016 una antología que se llamará «Subterránea Palabra» en la que él mismo no se incluye pero en la que escribe un ensayo a manera de prólogo que manifiesta su lectura del panorama de la poesía salvadoreña de ese momento.
Así salen unos cuantos trabajos más, propios y de otros escritores, tratando de hacerlo mejor en cada libro. Con todo ello y compaginando su oficio como poeta, otro de los objetivos de Luis es la publicación de un texto académico, algo que tiene reservado una vez termine sus estudios de maestría. También inicia por trabajar un libro sobre el testimonio de la militancia política de un veterano del ERP. Mientras afina su siguiente libro que publicaría con nuestro sello editorial titulado «Fosa séptica» y que tiene como eje temático las personas desaparecidas en El Salvador. Desafortunadamente ese trabajo y otros tantos quedan inéditos. «La sonrisa de la jícara. Ensayos sobre la pandemia» del Dr. Rafael Lara Martínez, es el último libro que THC Editores publica bajo la dirección de Luis Borja.
Al final de este viaje...
Este sello editorial que fundamos en 2013 contribuye para que Luis desarrolle una relación en distintas dimensiones con los libros: del lector acucioso y escritor potente a la de editor riguroso; experiencia que le será útil para su nombramiento como director de la Editorial Universitaria en la Universidad de El Salvador a finales de 2019, trabajo al que se dedica de lleno y con el compromiso y entusiasmo que lo caracteriza.
La pandemia de Covid-19 frena muchas de sus iniciativas no así su actividad creadora pues en plena pandemia propone el proyecto audiovisual #poesíacontraelagobio del cual dice: «surge de la necesidad de entablar un diálogo en estos momentos de crisis, encierro y agobio, con autores salvadoreños que, a través de su discurso poético, han planteado distintas rutas para comprender el mundo. Es un proyecto abierto para todo el mundo (sic) que quiera participar y proponer y visibilizar la poesía salvadoreña que nos cobija en estos tiempos». Así Luis no deja de construir sueños y hacernos cómplices de ellos a varias personas, pero la noche del 3 de marzo de 2021 nos sorprende la noticia de su fallecimiento, su viaje personal ha tomado un giro inesperado y por mucho tiempo difícil de asimilar, sus múltiples e interminables proyectos se van con él en su mochila cargada de ideas. Sin la presencia física de Luis, se acaba entre muchísimas otras cosas el viaje como THC Editores, pero el recuerdo queda plasmado en cada uno de los trabajos que publicamos gracias a su ímpetu y entusiasmo.
… Otra calada
Gracias a la familia de Borja, a finales de 2022 pude tener acceso a una carpeta con toda la obra literaria de Luis. Después de un proceso de revisión y ordenamiento, en 2023 la Editorial Universitaria de la Universidad de El Salvador publicó el título «Luis Borja Obra Completa» aunque en esa edición sólo aparecen los poemarios anteriormente publicados. Seis poemarios más y dos libros de relatos se mantienen inéditos, así como una serie de artículos diseminados en revistas y blogs que haría falta organizar para completar su obra escrita. Ese ya sería otro viaje.
Por: Erick Tomasino.
Primera calada...
Al hacer memoria de lo vivido con una persona, más allá de seleccionar un acontecimiento también elegimos la dimensión de la que queremos dar cuenta a riesgo de ningunear la diversidad de sucesos y facetas que quedan fuera del relato. A Luis Borja suele recordárselo más por su oficio de poeta pues es común que la exclusividad del recuerdo se confiera a partir de aquel aspecto de la persona en la que más éxitos se ha obtenido, esto expresado en nombramientos o reconocimientos materiales. En el caso de Luis al acotarlo a la figura (o etiqueta) de poeta, se niega a la persona polifacética que era. Su imagen de un joven lleno de proyectos en la cabeza como herramientas en la mochila de un obrero o la del sombrero de un mago, representa el talento de Luis de convertir los sueños en realidades en distintos ámbitos de la vida. En todo caso y por esta vez, he querido hacer memoria del viaje de Luis Borja como editor.
Agarrando viaje...
Este viaje inicia con la modestia de un joven y marginal poeta nacido un 21 de agosto de 1985 en Ahuachapán y formado como escritor en el Taller del Parque de esa ciudad que, entusiasmado y seguro de lo que escribe, decide dar a conocer sus textos. La falta de recursos y de contactos le obligan a realizar todo el proceso para presentar su primer poemario con los medios a la mano: desde la digitalización de los textos en algún cibercafé o en la computadora de algún amigo, a sacrificar los gastos asignados a otros rubros para imprimir la cantidad de ejemplares posibles y repartirlo entre sus allegados o a poetas consumados. Así hace su primera [auto]publicación con el libro al que llama «Letrosis», un folleto sencillo en su aspecto pero potente en su contenido. En su portada cuenta con una ilustración del también poeta y artista plástico Noé Lima. Corre el año 2009.
Tapa de la primera edición de Letrosis |
Una gran fumada...
Pasan algunos años y llega el 2013. Desde hace algún tiempo, casi cada fin de semana recibo la visita Luis, antes de prepararnos para ir a parrandear, lo sorprendo hurgando entre mis libros, lo observo palparlos, manipularlos con ambas manos, olerlos como quien intenta descubrir un secreto. Le presento algunos de mis textos, él me habla de los suyos, entre infinitos temas de conversación hablamos de literatura y de publicar nuestros trabajos. De la nada, como buen boxeador me lanza una de sus grandes fumadas (en sentido metafórico, claro está): crear nuestra propia editorial. Le tomo la palabra.
En el Barrio de la San Luis recién se ha abierto un nuevo espacio llamado Clandestino que propone una agenda con actividades artísticas, en una de esas me invitan para organizar una lectura de poesía. Se lo digo a Luis que por entonces es al único poeta que conozco y al que le tengo confianza y él a su vez invita a Noé Lima; entre los tres realizamos el 29 de mayo de 2013 el recital «Bajo la luz agónica: poemas de cantina». La gente de Clandestino nos ofrece imprimir alguno de nuestros poemarios, yo decido publicar una edición resumida de un trabajo llamado «Reverso del arcoíris» y Luis hace lo mismo con «Letrosis». El Clandestino imprime 20 ejemplares de cada uno que se reparte entre las personas asistentes. Esas serán las primeras publicaciones en físico que llevan un sello que dice THC Editores; sello que Luis viene pensando desde hace un tiempo para publicar un libro de relatos llamado «Tortugas fucsia».
El nombre de THC es una provocación, son las siglas de «Trabajos Honestos y de Calidad». Queremos producir libros con buena apariencia. Pensamos que es posible hacer publicaciones de calidad tanto en forma como en contenido y en una formato accesible en precio. Y en ese momento fundacional creemos que THC Editores debe ser una editorial independiente que busque promover la literatura de autores marginados por la industria editorial. «En ese sentido nace como una propuesta contrahegemónica y con la visión de compartir con todas y todos la cultura» nos decimos.
Esta onda ya va pegando...
Ver nuestros trabajos en físico en una presentación aceptable y con la posibilidad de gestionar una publicación nos entusiasma tanto que decidimos formalizar nuestro proyecto editorial. En ese vacile nos encontramos cuando le pedimos recomendaciones a Berne Ayala y Leonel Ladino que tienen experiencia con la editorial Expedición Americana; también contamos con el apoyo incondicional de varias personas que nos asesoran y acompañan en aspectos técnicos y financieros. Decidimos publicar mi libro «La llaga desnuda» que ve la luz en marzo de 2014. A tropezones lo conseguimos sacar, nos faltaba encontrar gente dispuesta a adquirirlo.
En 2015 hacemos un análisis del panorama de las editoriales en El Salvador en el que concluimos: «Al igual que en el resto de la región, el panorama de las editoriales en El Salvador es copado por empresas editoras que dominan el ambiente, básicamente las provenientes de la gran industria de libros y quienes imponen el tipo de literatura para el consumo. Es así que se opta más por autores reconocidos a nivel mundial por encima de autores nacionales que no responden a [sus] criterios comerciales». (Proyecto y Plan de trabajo THC Editores, 2015). Realizando un mapeo de las editoriales salvadoreñas, identificamos que lo más destacado es lo que hacen la estatal Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI) y también editoriales universitarias como las de la UCA, UTEC, UDB, por mencionar las que para ese tiempo tienen un trabajo más constante de publicación. Curiosamente en ese momento no mencionamos a la Editorial Universitaria de la UES.
Por otra parte –continua nuestra lectura– «las editoras independientes en El Salvador responden a los colectivos y/o individuos que buscan publicar y difundir la obra de autores que por una u otra razón no son publicados ni publicables por la industria y para posicionarse frente al monopolio, así como por el poco acceso que se tiene con las grandes editoras. Muchas de ellas por los escasos recursos con los que cuentan, se limitan a autores cuyo trabajo es conocido en los ambientes en que estos grupos se desenvuelven con limitadas posibilidades de expandirse; y también están las autopublicaciones, muchas de ellas elaboradas de forma artesanal o con poca calidad [respecto a los materiales empleados] debido a las carencias financieras de sus autores». (Proyecto THC Editores, 2015). Algunas editoriales que identificamos que consideramos como independientes y que vemos como afines son: Expedición Americana, Índole Editores, La Sorda Editorial, Editorial Del Gabo, La Fragua y Editorial Equizzero.
Primeros libros publicados como THC. |
Pongámonos serios...
Como THC Editores nos proponemos promover la literatura de autores marginados que no tienen cabida en la industria editorial de ese entonces. Conversamos con amistades que trabajan con editoriales independientes para conocer sus experiencias y decidimos contactarnos con algunos jóvenes escritores y otros que, teniendo trayectoria, no habían sido publicados. Algunos nos confían sus textos, muchos no nos toman en serio. En algún momento se nos ocurre hacer un encuentro con varias de esas editoriales independientes que de como resultado la creación de una Red que sirva de apoyo mutuo, para poder mejorar la calidad de las publicaciones, ampliar una red de intercambio y comercialización y buscar mecanismos para la reducción de costos de producción. No lo conseguimos.
En ese mismo plano consideramos la creación de una revista que divulgue el quehacer artístico y la producción académica tanto en el ámbito literario y cultural; se nos ocurre la creación de la «Revista Pacún. Cultura y Literatura Centroamericana» que sería algo así como el órgano de difusión del Proyecto de THC. Este objetivo tampoco lo concretamos aunque recibimos trabajos de varios noveles poetas que buscan una ventana para dar a conocer sus trabajos.
¿Qué trip…?
Paralelo a esto, Luis continua sus estudios dedicando especial atención a los acontecimientos relacionados a la matanza de indígenas y campesinos de 1932, desarrollando su proceso como investigador social, publicando artículos y apoyando varios estudios que le permiten ejercitar un estilo más académico de escritura. Su interés por el 32 y sus impactos en la cultura salvadoreña se concreta en su tesis de grado: «Configuración de la identidad salvadoreña por medio de la literatura, como parte de las políticas centrales del martinato» (UES, 2013); estudio que le sirve como base para su ulterior poemario Umit, con el que ganará la VI edición del prestigioso Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador en 2019. Algunos de sus artículos y relatos los publica en sus blogs «Iguanas y Rock» y «Apuntes: el otro blog de Luis Borja». Ahí siguen.
En 2014 Borja gana el Accésit del XXIV Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma con su obra «El Disparo. Cuentos del Barr(i)o», publicado ese mismo año por la editorial Visor. Esto es un impulso enorme en su carrera literaria, abriéndole muchas puertas al ser considerado como un poeta “serio” y “laureado”. En el caso de THC, este deja de ser un experimento y una excusa para autopublicarnos y adquiere cierto interés ya no solo para escritores marginales.
Obtener un reconocimiento internacional representa tensiones para Luis al cuestionarse si eso es la cúspide de su carrera y si todo lo que viene después vale la pena, tensión que resuelve de cuatro maneras: 1) Seguir apostando a la autopublicación, por ello saca como THC los poemarios «Mi hombro es una lágrima» en 2016 y «Un labial para las muertas» en 2017; 2) Participar en certámenes internacionales que incluyan como premio la publicación de la obra, porque como bien coincidimos, lo que queda de un escritor es su obra puesta a disposición del público. En 2019 con «Umit» obtiene el premio internacional ya mencionado; 3) Cediendo sus textos a revistas y editoriales independientes que le son afines y 4) Continuar con la promoción de otros poetas a los que considera marginales. Esto hace que se invite a poetas amigos para publicar en 2016 una antología que se llamará «Subterránea Palabra» en la que él mismo no se incluye pero en la que escribe un ensayo a manera de prólogo que manifiesta su lectura del panorama de la poesía salvadoreña de ese momento.
Así salen unos cuantos trabajos más, propios y de otros escritores, tratando de hacerlo mejor en cada libro. Con todo ello y compaginando su oficio como poeta, otro de los objetivos de Luis es la publicación de un texto académico, algo que tiene reservado una vez termine sus estudios de maestría. También inicia por trabajar un libro sobre el testimonio de la militancia política de un veterano del ERP. Mientras afina su siguiente libro que publicaría con nuestro sello editorial titulado «Fosa séptica» y que tiene como eje temático las personas desaparecidas en El Salvador. Desafortunadamente ese trabajo y otros tantos quedan inéditos. «La sonrisa de la jícara. Ensayos sobre la pandemia» del Dr. Rafael Lara Martínez, es el último libro que THC Editores publica bajo la dirección de Luis Borja.
Algunas publicaciones de THC Editores. |
Al final de este viaje...
Este sello editorial que fundamos en 2013 contribuye para que Luis desarrolle una relación en distintas dimensiones con los libros: del lector acucioso y escritor potente a la de editor riguroso; experiencia que le será útil para su nombramiento como director de la Editorial Universitaria en la Universidad de El Salvador a finales de 2019, trabajo al que se dedica de lleno y con el compromiso y entusiasmo que lo caracteriza.
La pandemia de Covid-19 frena muchas de sus iniciativas no así su actividad creadora pues en plena pandemia propone el proyecto audiovisual #poesíacontraelagobio del cual dice: «surge de la necesidad de entablar un diálogo en estos momentos de crisis, encierro y agobio, con autores salvadoreños que, a través de su discurso poético, han planteado distintas rutas para comprender el mundo. Es un proyecto abierto para todo el mundo (sic) que quiera participar y proponer y visibilizar la poesía salvadoreña que nos cobija en estos tiempos». Así Luis no deja de construir sueños y hacernos cómplices de ellos a varias personas, pero la noche del 3 de marzo de 2021 nos sorprende la noticia de su fallecimiento, su viaje personal ha tomado un giro inesperado y por mucho tiempo difícil de asimilar, sus múltiples e interminables proyectos se van con él en su mochila cargada de ideas. Sin la presencia física de Luis, se acaba entre muchísimas otras cosas el viaje como THC Editores, pero el recuerdo queda plasmado en cada uno de los trabajos que publicamos gracias a su ímpetu y entusiasmo.
… Otra calada
Gracias a la familia de Borja, a finales de 2022 pude tener acceso a una carpeta con toda la obra literaria de Luis. Después de un proceso de revisión y ordenamiento, en 2023 la Editorial Universitaria de la Universidad de El Salvador publicó el título «Luis Borja Obra Completa» aunque en esa edición sólo aparecen los poemarios anteriormente publicados. Seis poemarios más y dos libros de relatos se mantienen inéditos, así como una serie de artículos diseminados en revistas y blogs que haría falta organizar para completar su obra escrita. Ese ya sería otro viaje.
Tapa de Fosa séptica (inédito). |
Santander, 21 de agosto de 2024.
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