Poema publicado en "Un libro rojo para Lenin", en el cual Roque hace mención de su profesor de filosofía y fundador de la revista "Pensamiento Crítico", el recién fallecido Fernando Martínez Heredia a quien le rendimos homenaje a través de este texto.
No se nace leninista
Roque Dalton
Sábado
en La Habana
hace
un calor anticipado y hay quien dice que por eso
este
año habrá más calor y hay quien dice que precisamente
[por
eso
este
año habrá menos calor
se
rompió otra vez el motor del agua
y
Aída no se siente bien
y
los niños mayores llegan hasta el mediodía de sus becas
pero
para almorzar y no para cargar cubos de agua
y
el chiquito llegó ayer por la noche
pero
no le vamos a fastidiar su fin de semana
su
despertar después de las nueve de la mañana
resultado
que he subido y bajado más de treinta veces
tres
pisos con dos cubos de agua
y
me duelen todos los huesos
menos
mal que en el taller dijeron que será cosa de sólo
[dos
semanas
para
colmo hoy dieron carne
y
pecamos a la francesa con bistecs a lo pobre
es
decir
que
necesitaría una leve siesta pero
claro
que no lo he dicho antes
lo
voy a decir ahora
si
no
no
habría drama y este poema no tendría razón de ser
dentro
de quince minutos comienza nuestro círculo de
[estudio
hoy
le abriremos la puerta a Lenin
después
de haber planeado sobre (del verbo planear, que
[se
sustantiviza
en
un planeador) o sea sobrevolado
a
Marx.
Imposible
excusas con el transporte o la lluvia
el
profesor vive allí enfrente en los bajos
incluso
por eso fue posible nuestro acuerdo
yo
le guardo la carne en nuestro refrigerador y le fabrico
[hielo
porque él no tiene temporalmente refrigerador
y
él me da un curso sistematizante
de
marxismo-leninismo
cuando
le queda tiempo
así
es la vida
entre
personas cojonudas como se dice en el Vedado
él
es mejor que yo porque cumple el pacto como un profesor de piano salvadoreño
amenazado
por el fantasma finimensual del hambre
y
a mí en ocasiones se me olvida
meter
las cajuelas de agua al congelador y una vez le robé un bistec
nunca
lo sabrá.
A
las tres y cuatro minutos llega
le
ofrezco ron o café
el
acepta el café
yo
beberé un poco de ron
luego
lo piensa mejor y se toma mi ron
y
yo tomo el café y otro ron
y
hablamos un poco de El Salvador y de Chile
y
de un abominable homenaje al Che hecho o más bien
[dicho
cometido
anoche
por los músicos y compañía
y
de un espectáculo que deberíamos escribir
y
de una vecina que no viene al caso
pero
que sirve para poner las cosas en su lugar
y
él comienza a aclarar su voz tosiendo de una manera rarísima
operación
que repetirá cada cinco minutos
hasta
poner nerviosos a quienes lo oigan por casualidad
o
sea sin seguir lo que dice
y
como agotamos el prólogo y ninguno de los dos fuma
entra
en materia:
“No
vale la pena en el siglo XX estudiar el marxismo si no se estudia en relación
con la revolución, mejor sí con una revolución que estamos haciendo. Los
“marxismos” de nuestro siglo deben estudiarse en el seno de la realidad
concreta en que se produjeron. En el caso de Lenin, no debemos estudiarlo fuera
del contexto de las revoluciones rusas.
El
caso de Rusia, para la vieja tradición marxista del siglo XIX, era como
es hoy el caso de América Latina para cierta ortodoxia, digamos,
europeizante. Europa era, para aquella tradición, el lugar de la revolución. Rusia era un lugar “atrasado”, no cumplía los
requisitos que el marxismo parecía exigir para el desarrollo de un proceso
revolucionario en el sentido comúnmente admitido entonces.
La
explotación nacional de los gran-rusos no era ejercida como la de los ingleses,
los franceses.
Y
en la economía rusa, había capitales extranjeros en actividad.
Todo un nudo
de explotación, de explotaciones entrecruzadas, tendría a extraviar la
dirección principal de la toma de conciencia y de la acción inmediata de los
explotados:
-
La explotación de los pueblos del imperio por la clase dominante rusa.
-
La explotación social del pueblo ruso por la monarquía, los nobles y los
terratenientes.
-
La explotación de los capitales extranjeros.
-
La explotación nacional por medio del impuesto.
El
imperio inglés, por el contrario, no admitía en su seno capitales extranjeros;
proponía el comercio abierto y propugnaba los impuestos.
Mientras
el Estado ruso aspiraba a la unidad nacional “desde arriba” (el zar como elemento
unificador de la gran nación encabezada por los eslavos), los colonialistas
ingleses no aspiraban a que sus explotados se volvieran ingleses.
Además,
si el Estado nacional ruso se formó sólidamente en base al absolutismo, los
nuevos estados europeos habían surgido de la revolución democrático-burguesa.
En
Rusia, el carácter sagrado del zar era la explicación del Estado. Eso
quiere decir, para lo que nos interesa que además de la debilidad y complejidad
económico-social, había la debilidad y complejidad ideológico-política. La
dominación en Rusia no tenía los recursos
democrático-burgueses.
Pero,
y esta es una diferencia importante con respecto a América Latina, Rusia era un
solo
Estado
unificado, con recursos centralizados”.
Llaman
a la puerta
es
Manolito el hijo de la encargada del edificio
un
niño con un potencial energético
como
para iluminar Tokio por diez años
trae
una circular del Comité de Defensa
advirtiendo
que la próxima semana vendrán a medirnos
en
la segunda fase de estudio sobre el crecimiento de la
[población
cubana
le
digo a Manolito que nosotros no somos cubanos
y
no entramos en el estudio
y
que además no nos hicieron la primera medición
de
manera que nadie podrá saber si hemos crecido
pero
como el niño se niega a creer que no seamos cubanos
tomo
la circular y vuelvo a Lenin.
“En
coalición con los sectores más reaccionarios de diversas zonas de Europa,
Rusia se había convertido en el gendarme del continente: gendarme ora
antinapoleónico, ora antialemán, ora antiinglés, de acuerdo al interés
contratado.
Por
cumplir esa función, Rusia tuvo ferrocarriles construidos con capital
francés. Y grandes fábricas contradictorias, como la Putílov, que era la más
grande del mundo y sin embargo sólo disponía del dos por ciento de la población
obrera rusa”.
Me
llaman de la Central Telefónica
hay
definitivas dificultades para llamar a Jill a Nueva York
la
comunicación se restablecerá recién mañana por la tarde paciencia
repito
todos los números en dos idiomas
pero
él ha continuado hablando en todo momento.
“A pesar de todo, la ideología
demoburguesa tuvo su entrada con el “progreso”. La fractura entre el
absolutismo y los intelectuales no llegó a la revolución”.
Evidentemente
algo me he perdido.
“La
explotación que no admite la democratización impide que quienes comen de las
sobras de la mesa opulenta puedan hacer su revolución. Los intelectuales rusos
tuvieron entonces que “ir al pueblo”.
La
población los acepta como santos modernos que predicaban la emancipación por
medio de ideas confusas: la eslavofilia, inclusive. Que creían que la gran
familia eslava sin señores, la eslavofilia populista, era la gran solución, sin
necesidad de la revolución democrático- burguesa a la europea. Propugnaban
entonces la vuelta a la comunidad rural y decían que en Rusia el capitalismo
“no era necesario”.
En
un marco nacional de tradiciones comunitarias fuertes (otchina, mir), se
produjo en 1861la liberación de los siervos de la gleba.
En
la práctica, frente a los golpes de la realidad, la solución populista se fue
clarificando. Secomprendió que no bastaba con “ir al pueblo”. Y apareció entonces el siguiente planteamiento:
“Hay que matar a los señores”. Y nació el terrorismo populista.
Pero
cuando se ejecutó a Alejandro II subió al trono otro Alejandro
igual o peor, Alejandro III, y el pueblo ruso no se alzó en armas,
como se esperaba.
Se
dice que Lenin manifestó frente al cadáver de su hermano: “Ese no será nuestro camino”.
Pero
no debemos olvidar que el hermano de Lenin, ahorcado por terrorista y por
negarse a pedir clemencia, había leído El Capital. Su discurso, en
ocasión de ser condenado por el tribunal que lo juzgó, recoge ejemplarmente los
puntos de vista avanzados de aquella época.
Los
terroristas que configuran un momento importantísimo de la tradición
revolucionaria
rusa.
Hay que leer a Lenin: “a qué herencia renunciamos”.
El
marxismo surge en su primera etapa en Rusia entre los no terroristas (Plejánov,
por ejemplo), pero no porque fueran no terroristas, sino por su posición
frente al problema del capitalismo, frente al problema de si en Rusia iba a
haber o no desarrollo capitalista. Y el mismo Plejánov, llamado el padre del
marxismo ruso, apoyó en su propaganda a los terroristas. Fue el problema del
capitalismo en Rusia el que definió a los verdaderos marxistas, no el hecho de
que fueran o no terroristas. ¿Para llegar al socialismo en Rusia había que
pasar por el capitalismo? ¿Se podría ir al socialismo por la evolución de las comunas
campesinas rusas? ¿Qué sector social dirigiría uno u otro proceso?
Vera
Zasúlich y Plejánov comenzaron a predicar a Marx: surgieron las Uniones de
Estímulo al Proletariado.
Fueron
los marxistas rusos quienes dijeron que la revolución no estaba a la vuelta de
la esquina, que había que desarrollar el capitalismo para desarrollar al
proletariado, su sepulturero. En la medida en que se absolutizó esta
concepción, apareció el marxismo
“legal”.
El
marxismo ruso estaba aún confuso en lo de ser proletario o burgués y nadaba en
el economicismo.
En
esas condiciones, la discusión tuvo diversos efectos en cada
sector social: “sindicalismo sin política en el movimiento obrero, teoricismo
abstracto entre los intelectuales” La evolución de la línea del “socialismo
como antieslavofilia” produjo muchos intelectuales traidores. La premisa
corruptora y acomodadora era lo suficientemente general: mientras no haya
clase obrera desarrollada, lo más que podemos hacer es propaganda. Struve
llegaría a ser agente de Stolypin.
Pero
entonces llegó el comandante y mandó a parar. Lenin planteó: ¿A qué nivel
deberá llegar el desarrollo del capitalismo en Rusia para hacer una
revolución anticapitalista? En El desarrollo del capitalismo en Rusia ,
Lenin dice no (para fines revolucionarios, para ir al socialismo) a la
comunidad rusa y demuestra que el desarrollo capitalista en su inmenso país es
ya para entonces un hecho indiscutible, una realidad. El problema verdadero
era: “cómo y cuándo montarse en ese desarrollo capitalista, para
negarlo”.
En
este nudo problemático estaban ubicados dos problemas básicos: el de la clase
social dirigente y el de la organización revolucionaria dirigente. Si la formación
social rusa era de dominante capitalista esa clase social tenía que ser el
proletariado y esa organización el partido marxista del proletariado.
Lenin
distingue el sujeto teórico-histórico de la revolución (el proletariado
como clase, que deriva del modo de producción) y su sujeto
político-práctico (la vanguardia, que deriva de la formación social), que
representa no ya al proletariado en sí, dominado económica, política e
ideológicamente, sino el proletariado para sí, consciente del lugar
que ocupa en el proceso de producción y de sus propios intereses de clase”.
Hace
su primer alto recapitulador en la exposición
y
según el método acordado
volvemos
al punto de partida para discutir los conceptos
anotados
en mi libreta
los
niños del vecindario cantan en la calle de mala manera
juegan
a imitar al héroe lánguido
de
la película “La vida sigue igual”
lo
cual es por lo menos incongruente con todo.