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lunes, 27 de abril de 2020

Pier Paolo Pasolini: Las cenizas de Gramsci

Pasolini visitando a Gramsci

"Las cenizas de Gramsci" es un poemario escrito por el artista italiano Pier Paolo Pasolini en 1960, dedicado al dirigente político y profundo pensador marxista Antonio Gramsci (Ales, Cerdeña, 22 de enero de 1981 - Roma, 27 de abril de 1937). A continuación comparto uno de los poemas que integran ese libro. Si desean ver el poemario completo pueden acceder al enlace:


Canto 3 

Un trapo rojo como aquel 
enroscado en el cuello de los partisanos 
y cerca de la tumba, sobre el terreno calcinado 

diferentemente rojos, dos geranios. 
Allí yaces, señalado con adusta elegancia 
no católica, en el elenco de los extraños 

muertos: Las cenizas de Gramsci...A la esperanza y a la vieja desconfianza te acerco, caminante sin rumbo en esta flaca tierra, frente 

a tu tumba, a tu espíritu apresado 
acá entre estos liberados(O existe algo 
diferente, quizás de mayor éxtasis 

y también de mayor humildad, ebria simbiosis 
adolescente de sexo y muerte...) 
y desde este país en el que no tuvo descanso 

tu alerta, percibo qué error 
aquí en la quietud de las tumbas- junto 
a qué razón -en el inquieto destino 

nuestro- tuviste escribiendo las supremas
páginas en los días de tu asesinato. 
Aquí para testimoniar el semen 

aún no esparcido del antiguo dominio, 
estos muertos aferrados a una posesión 
que ahonda en los siglos su abominación 

y su grandeza: y al mismo tiempo obsesión 
esa vibración de yunques, sordamente 
sofocada y profunda- del humillado 

barrio-para verificar el fin. 
Y heme aquí...pobre, vestido 
con ropas que los pobres espían en las vidirieras 

de chillón fulgor, y que han perdido 
la suciedad de perdidas calles 
de los bancos de tranvías que vuelven 

confuso mi día: mientras siempre más raras 
son estas vacaciones, en el tormento 
de mantenerme vivo; y si me ocurre 

de amar el mundo no es más que por un violento 
e ingenuo amor sensual 
así como, confundido adolescente, en una época 

lo odié, si me hería el mal 
burgués a mi burgués: y ahora, dividido 
-contigo- objeto parece 

de rencor y sí casi de místico 
desprecio, la parte que tiene el poder? 
sin embargo sin tu rigor, subsisto 

porque no elijo. Vivo en la apatía 
de la eclipsada postguerra: amando el mundo que odio- su miseria 

despreciable y perdida- por un oscuro escándalo 
de la conciencia...  


-Pier Paolo Pasolini-

sábado, 28 de marzo de 2020

Alsino y el cóndor (1982)


Alsino y el cóndor

Guion y dirección: Miguel Littín

Alsino y el cóndor es una película filmada en Nicaragua en 1982. Fue una coproducción entre Nicaragua, México, Cuba y Costa Rica. La película está basada en una versión libre de la novela "Alsino" del escritor chileno Pedro Prado en el contexto de la Revolución Sandinista. Esta película fue nominada en 1983 como mejor película extranjera por Nicaragua para los Premios Oscar de 1982.
El reparto está integrado por: Alan Esquivel, Carmen Bunster, Alejandro Parodi, Dean Stockwell, Delia Casanova, Marta Lorena Pérez, Reynaldo Miravalles, Marcelo Gaete, Jan Kees De Rooy. Además cuenta con música del cubano Leo Brouwer.

Sinopsis: La guerra en Nicaragua entrelazada a la historia de un niño que libra la suya propia. Alsino sueña con volar y su deseo se confunde con el vuelo de "El Cóndor", asesor militar norteamericano que recorre en helicóptero el escenario de la lucha. (FILMAFFINITY). 


Gabriel García Márquez escribió un artículo sobre esta película que fue publicado en el periódico El País en la edición del 30 de marzo de 1983, que pueden leer -si es mejor después de ver el filme- en el siguiente enlace:

lunes, 22 de enero de 2018

LAS ARMAS DE DIEGO

LAS ARMAS DE DIEGO

Erick Tomasino

Diego era un niño próximo a entrar a la adolescencia. Siempre se le creyó alguien problemático, un pequeño a quien no le interesaba el estudio ni las normas ni la disciplina escolar, más pendenciero que curioso era el prototipo de niño malo. A su corta edad le tenían tanto miedo hasta el punto que no sólo se le consideraba responsable de tener amedrentado a sus compañeros de clase, sino que además era el quebrar de cabeza del cuerpo de profesores de la escuela.

Cierto día, un compañero de grado lo acusó con la maestra de llevar una pistola dentro de su mochila. Su profesora lo invitó a pasar al frente de la clase. Para sorpresa de todo el grupo de niños y niñas, la Profe, en lugar de reprenderlo y acusarlo con las autoridades le pidió a Diego que le mostrara el arma. Él, igual de sorprendido por no recibir el castigo que en una situación así podría esperarse, sacó aquella pistola de su mochila y se la mostró a la Profe.

Bueno -dijo ella- yo no sé mucho de estas cosas, pero vamos a aprovechar esta situación para indagar un poco sobre armas y qué relación tienen con nuestra realidad. Así que le pidió a Diego que a partir de ese día, se sentara en la primera fila de la clase pues sería el asesor de la Profe en un proyecto de investigación. Eso significaba, que desde esa fecha, las y los estudiantes se pondrían manos a la obra para descubrir de dónde venía aquel artefacto y quienes se beneficiaban con la producción de las armas de fuego.

Al principio, las respuestas venían de la suposición de que aquello procedía del hermano mayor de Diego, otro se atrevió a decir que era de su padre y que ya la había usado en más de alguna ocasión o que simplemente Diego la había recibido como parte de su entrenamiento para ser miembro de una banda criminal. El chico se sentía acusado y no decía nada, aquellos comentarios le hacían sentirse con rabia, más pequeño y con menos fortuna que los demás.

La Profe insistió que aquello no era una tarea sencilla. Habría que investigar de forma más sistemática de dónde venía esa arma. Insistió que sobre todo habría que descubrir a quien o quienes beneficiaba la propagación de ese tipo de cosas no sólo en la comunidad, sino ampliar la mirada a lo que sucedía en otros lados del mundo.

Todo el grupo se puso a investigar sobre el origen de la pistola. Primero preguntaron a otros maestros y maestras si lo sabían, la mayoría dijo desconocer de ello, así que sugirieron preguntar a algunos amigos del vecindario de los cuales se sospechaba podrían brindarles más información, otros bajaron fotos de internet de armas similares y con ello preguntaron a otras personas de la comunidad, a algunos padres, vecinos, a tal punto que mucha gente se sintió curiosa de aquella singular tarea que la Profe les había puesto.

Por fin encontraron a alguien que sabía qué tipo de pistola era aquella, les dijo el nombre de la empresa fabricante y el país de donde las importaban. En un principio las chicas y los chicos se sintieron satisfechos, pero la Profe les insistía que había que averiguar más, quiénes eran aquellas empresas que preferían fabricar armamento y no otras cosas, como dulces o guitarras.

Buscaron toda aquella información en internet, en algunos libros. Los chicos más grandes de los cursos inmediatamente superiores apoyaron en buscar información, hasta entrevistaron a una persona que en algún momento había realizado un estudio similar y eso les llevó a buscar nuevas fuentes.

Así, descubrieron que aquella arma era apenas una minúscula –aunque letal– parte de toda una industria que año con año ganaba millones de dólares por la fabricación y venta de armas; supieron además que para ello necesitaban un mercado donde comercializar toda aquella producción, por lo que las guerras y la delincuencia no eran situaciones aisladas, sino que también eran producto de aquella diabólica industria que vivía de la muerte.

Encontraron que sólo las principales cinco empresas de defensa en el mundo obtuvieron ganancias por 151 millones de dólares en 2016. Mucho de esas inmensas fortunas las lograron siendo las principales contratistas del departamento de defensa de Estados Unidos. Por lo que aquel gobierno siempre tenía la enfermiza tendencia de inventarse enemigos y guerras hasta en los pasajes empobrecidos como en los que la escuela del vecindario se ubicaba. Si alguna vez fueron comunistas o indígenas que lo aparentaban, ahora eran terroristas prefabricados, traficantes de drogas, dealers de países centrales, pero también jóvenes de tez morena y empobrecidos igualitos a los jóvenes de su comunidad. Las víctimas –daba lo mismo– no se diferenciaban siempre y cuando sus muertes acumularan las ganancias de los dueños de la guerra.

Pero las empresas de esa perversa industria no sólo estaban instaladas en Estados Unidos, sino también en Gran Bretaña, Israel, Francia, entre otros países a los que no les bastaban las muertes del sur sino que también los provocaban dentro de sus propias fronteras, aunque curiosa y decididamente las víctimas siempre eran pobres y diferentes a los dueños de la industria de la guerra. Eso, entre otras cosas, fue uno de los puntos de llegada de aquellos chicos y chicas que antes sólo veían en los noticiarios lo datos muertos de los muertos sin alma.

Y así Diego y el resto del grupo se dieron cuenta que detrás de aquella arma que una vez estuvo en sus manos, había toda una industria armamentista que beneficiaba a importantes grupos de poder a nivel mundial. Que la situación de violencia que se vivía era producto del perverso negocio de la muerte y que jóvenes como ellos sufrían las consecuencias.

Todo eso aprendieron con aquella tarea que les permitió ver más allá de lo inmediato. Que les ayudó a ampliar la mirada revelando las causas y lo que significaba para ellos, sus familias, su comunidad y sus semejantes. Mientras en el vecindario de Diego, algunos muchachos –todavía desconociendo aquella complejidad– seguían pensando en matarse unos a otros.


Nota: Este cuento está basado en una anécdota que se la escuché a Frei Betto y me pareció importante escribirla, reescribirla y compartirla.