viernes, 26 de febrero de 2016

Paradoja de un vecindario salvadoreño

Paradoja de un vecindario salvadoreño


Erick Tomasino.

Salía a almorzar casi todos los días siempre a la misma hora al mismo sitio. Era un comedor pequeño, familiar y. por ello. acogedor. No había mucha variedad. Casi todos los días tenía las mismas cosas, los mismos platillos, los mismos tipos de ensalada, la misma oferta de todos los días. Aun así, a mí me gustaba ir ahí.
Pero aquel comedor bonito y monótono tuvo que cerrar, de repente. Llegué y el señor (el dueño) me recibió con una mirada que denotaba tristeza. Me dijo que ya no funcionarían, pero que estaba agradecido por todo el tiempo que les había preferido. No me quiso dar detalles del motivo del cierre pero era evidente que habían sido víctimas de la “renta” que las pandillas cobran a los negocios para seguir funcionando.
Salí de aquel sitio sin hambre y meditabundo. Pensando en lo mierda que puede ser eso. Había en mí una mezcla de tristeza y enojo. Crucé la calle y al avanzar unos pocos metros vi un cartel que anunciaba la próxima apertura de un restaurante propiedad de una cadena de comida chatarra. Caminé otros cuantos pasos y otro rótulo anunciaba la construcción de un restaurante de hamburguesas propiedad de una franquicia internacional, ese que se suponía estaba prohibido en el país. Un alegre payaso se reía de mi confusión.
Entonces noté que había algo extraño entre el cierre del comedor-negocio familiar con la apertura de negocios-propiedad de capital transnacional. Una paradoja de las muchas que se repiten en este y otros sitios.
Parece que el negocio del miedo y de las amenazas fastidia a los pobres y beneficia a los ricos. Esta puede ser una conclusión muy elemental, sin embargo es evidente. Se cierran los pequeños o subsisten con gran sacrificio, mientras los grandes que además son los dueños de la seguridad se regodean con el vil enriquecimiento a partir del temor generalizado. Queda claro quienes se benefician con al ambiente de criminalidad y a quienes afecta.
Y son estas mismas grandes empresas las que evaden y eluden impuestos mientras demandan al Estado mayor acción. Son los mismos que saquean los bolsillos del pueblo y lo explotan y se quejan de que sus ganancias nunca son suficientes. Son estas empresas las que nos dicen que el mundo está hecho mierda pero no nos dicen que son ellos los que lo tienen así. Son los mismos que aprovechándose del miedo nos venden la seguridad en sus instalaciones y la felicidad y la bonanza en combos homogenizados para bien de sus caudales.
Esa es la paradoja en la que vivimos. Mientras los negocios chiquitos cierran, los grandes cuentan por millones a las víctimas del terror y en sus cuentas bancarias las ganancias que ello les reporta. Total, hasta el hambre es un negocio rentable para ellos.


miércoles, 24 de febrero de 2016

Romeo y Julieta eran de este planeta

Por: Ilaria Tosello

Luz y Sombra. Foto de Ilaria Tosello.


Si Shakespeare fuera salvadoreño o jalvadoreño, se llamaría Chespirito. Si en lugar de hasta 1616 viviera hasta 2016, contaría lo que la mara anda diciendo:
Julieta se enamoró de Romeo en la escuela del cantón, a sus 14 años, el primer amor, el clandestino, el de las estrellas cruzadas.
El estigma de Romeo fue venir de una familia cuyo hermano mayor era pandillero. Demasiado cerca, demasiado tentador el mundo del mayor para el pequeño… demasiado tentadora la vulnerabilidad de Romeo para quienes querían vengarse contra el hermano mayor.
Romeo murió por una bala en el camino entre la escuela y la casa, mochila en la espalda, en el celular el último mensaje para su Julieta. La mara anda diciendo que los otros dos jóvenes que venían con él se salvaron porque ya habían tomado un su parcito y corrían como corren los bolos el viernes por la tarde.
Julieta recibió la noticia de la muerte de Romeo encerrada estoicamente en su silencio clandestino. No esperó ni un día para ver si era una muerte falsa, como acostumbran otras en el país. El sábado, mientras la mamá se acercaba al carro de la fruta y verdura para comprar y las hermanas en Estados Unidos regresaban de trabajar, Julieta mandó el último mensaje a su mejor amiga: “la vida sin él no tiene sentido”...y buscó la solución que su hermano mayor le había enseñado cuando ella era más niña de lo actual: una pastilla rosadita, la del sobrecito con la imagen de un ratón.
A pesar de las suplicas e intentos de la familia y del doctor que acudieron tras verla fría y pálida, Julieta siempre se mantuvo firme en su decisión.  En 5 horas no quiso salvarse.

Chespirito contaría que, como sus antecesores, Julieta y Romeo  tampoco pudieron salvarse y  que esta Verona jalvadoreña aún espera la reconciliación de sus familias.

La Casa Tomada del Centro (de San Salvador)

La Casa Tomada del Centro

Erick Tomasino.

Fue por invitación del Colectivo Areíto ArteAcción que conocí la Casa Tomada del Centro. No tenía idea de lo que se trataba, pero ya con el nombre me sentí interesado. Dando vueltas por el centro de San Salvador encontramos un espacio que desde el inicio mostraba su mística: una pequeña librería de usados nos daba la bienvenida, el fraterno “pase adelante” era el pasaporte a la confianza de quien abre su casa para mostrarte sus intimidades, el entrar y salir de jóvenes –artistas o no- le impregnaba esa dinámica de quienes viven llenos de ideales y buscan las formas de expresarlos.
La invitación fue girada por el Colectivo “Viaje de la Serpiente”, un grupo de chilenos/as que viajaban por toda Latinoamérica para compartir sus experiencias de teatro y aprender de otros colectivos. Al principio no sabía qué hacía en aquel espacio pues en la ronda de presentaciones, como no tenía nada que responder, inventé que era escritor. Pude no haberlo dicho pues lo que importaba no era lo que presumieras ser, sino quien sos realmente. Aún con aquel desliz, fui integrado como todas las demás personas.


Esos colectivos se integraron para hacer una puesta en el centro que trastocara en la conciencia colectiva el debate sobre la religiosidad de este país. No asistí, pero me contaron que fue una especie de vía crucis contestatario por las calles capitalinas del centro, acción que tuvo varias reacciones por parte de la población. En ese mismo contexto se hizo una presentación en el parque San José y luego se invitó a quienes quisieran, a entrar a La Casa Tomada a reflexionar sobre lo que habíamos visto. Para finalizar Braulio Soto, nos compartió parte de su música de su álbum “Viaje de Vida”, disco que aún conservo. Aquella experiencia me dejó invitado para siempre.


La amistad con las y los chicos del colectivo perduró y perdura hasta el día de hoy. Toda vez que he tenido oportunidad he llevado gente para que conozcan esa propuesta. Siempre queda un sentimiento de admiración de ver cómo un grupo de jóvenes ha tenido la voluntad y capacidad de haber convertido un edificio abandonado y en ruinas en un espacio para la creación y expresión artística. De cómo se puede hacer –con mínimos recursos- una fuente para la promoción y el desarrollo de las artes. Trabajando también con niños y niñas quienes antes de participar de aquel espacio quizá creyeron que las artes era exclusividad de las élites.
Todo aquello me permitió un eventual ser cómplice. A veces presentando un libro, a veces leyendo un poco, otras escuchando alguna amena charla. Un tiempo hasta discutimos tener un diplomado en línea con la gente del CELAPEC (Centro Latinoamericano de Pensamiento Crítico), pero siempre estuvo la dificultad de no contar con energía eléctrica mucho menos con internet. Lo bueno es que siempre ha habido ideas.
La energía que han irradiado estos chicos permitió la apertura del Centro de Artes Hermanos Aguilar y el Café Maktub como espacios independientes y mucho después algunas propuestas estatales que ahora se consideran un circuito cultural en el centro de San Salvador para demostrar que aparte de balaceras y robos, hay un montón de personas queriendo demostrar que en este país también hay vida, alegría, pensamiento por hacer de esto un lugar vivible.
Ahora aquellos jóvenes enfrentan la dificultad de que por tener el ideal de crear este espacio, ahora son considerados usurpadores por una empresa constructora que busca hacer de ese edificio -patrimonio del centro histórico- un edificio para el comercio cualquier mercancía. Ellos -junto a unas familias que tienen años de morar en ese lugar, están en un litigio para que desalojen. Las ansias de acumulación de los que siempre llegan a joder tienen en vilo un oasis para la expresión artística. Es una situación difícil sobre todo si uno se pregunta ¿qué estamos haciendo para no permitirlo? ¿En qué se expresa realmente una política de promoción de las artes? No sé cuál será el desenlace de esto, pero nos coloca en un punto en el cual debemos discutir seriamente sobre nuestra postura –que no es pose- sobre la necesidad de convertir a la Casa Tomada del Centro como un símbolo y expresión de que es necesario un cambio en las prioridades del trabajo con la juventud.

A lo mejor esto no les resuelve a ellos. Pero en algo hay que pensar.

sábado, 20 de febrero de 2016

Daniel y el entusiasmo en la inventiva

Daniel y el entusiasmo en la inventiva

Erick Tomasino.
 
No recuerdo bien el año. Pero fue una temporada en que mi abuela me envió de vacaciones a casa de mis primos. Un día nos fuimos a jugar al fútbol al ex campo de aviación de Santa Ana. Esa tarde se armó tremendo partido, podría haber sido un partido parejo de no ser que había un chico un poco menor que hacía el deleite con la pelota, se le notaba el entusiasmo que le ponía. Al principio sentí un poco de envidia, luego lo asumí como parte de la diversión que en aquellos años inocentes se resuelven con la alegría del compartir. A ese cipote lo encontraría varios años después.

Estando en la universidad y siendo parte de la Asociación General de Estudiantes de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente (AGEFMO) hicimos amistad con un chico bastante activo y pispireto que estudiaba ingeniería en sistemas informáticos; era de los pocos de su carrera –por aquella época- interesado en el movimiento estudiantil e inmediatamente hizo parte de nuestra organización. Su nombre era Daniel Herrera y rápidamente se percibía en él la actitud de un chico alegre y jodedor.

Era un entusiasta por todo aunque su pasión era la informática, a él le escuché por primera vez palabras como usb o software libre. Si lo tomabas por esa vía podía pasar días hablándote sin parar. Recuerdo que cuando se incorporó nos propuso la idea de que tuviéramos un sitio web, en aquella época en que era bastante difícil, pero con mucha facilidad desarrolló nuestra página que, rápidamente, se convirtió en nuestro órgano de difusión a nivel nacional e internacional. Fue tan importante esa tarea que otras organizaciones estudiantiles en San Salvador lo invitaron para que les apoyara desarrollando sus propios espacios virtuales. También durante las marchas se le podía ver entusiasmado, podía pasar gritando consignas a lo largo de varios kilómetros de manera incansable. Fueron años intensos aquellos y más de alguna vez nos veíamos metidos en líos que lográbamos superar. Todo aquello era motivo de celebración.

Yo dejé la universidad y a él como a muchos otros de mis compañeros de AGEFMO los dejé de ver por mucho tiempo, luego nuestros encuentros eran intermitentes y siempre había alguna cerveza de por medio. Con Daniel era muy fácil entrar en desacuerdos, pero muy difícil no disfrutar de su compañía.

Años más tarde nos reencontraríamos y renovaríamos votos de amistad al calor de una interminable plática que nos llevó de la música a las aspiraciones, llegó a la casa y con su imparable conversación nos recordó muchas anécdotas. Me invitó a que escribiera un libro sobre nuestras vivencias en el movimiento estudiantil y yo pensé que ese es un libro imposible, pero él como siempre lo sugería con mucho ánimo, como alguien que creé que las cosas son posibles de hacer. No volvimos a tocar el tema, pero nuestras pláticas se hacían más variadas. Hablábamos de todo excepto el fútbol que era un tema tabú porque, por azares de la vida, siempre le íbamos a equipos distintos.

Pero la muerte en éste país –como diría Benedetti- es uno de esos “absurdos previsibles” y como alguien que sale a la calle desafiándola fue impactado por una bala que no era para él. A ese chico le llegó la muerte por casualidad el mismo día en que la Universidad de El Salvador cumplió 175 años de su fundación. A ese chico ya no lo volveré a ver.

Se podría decir muchas cosas pero algo muy cierto es que Daniel nunca dejó de tener esperanzas y por ello la muerte le llegó como a alguien que defiende sus causas. Como alguien que por nada del mundo se deja vencer, mucho menos por el miedo. Como alguien que vive con la mayor intensidad posible, aunque casi nadie lo entienda. Porque Daniel era Daniel y punto. Porque con Daniel nos quedamos debiendo –entre otras cosas- el último parcial de cervezas. 

martes, 16 de febrero de 2016

PRESENTACIÓN DE LA ANTOLOGÍA POÉTICA "SUBTERRÁNEA PALABRA"


SUBTERRÁNEA PALABRA. 2016. ANTOLOGÍA POÉTICA de LUIS BORJA
por Evelyn Galindo



Los poemas de la antología poética Subterránea palabra (2016) de Luis Borja son producto de una generación que carga con la guerra como si fuera el cadáver de un desconocido. No con cinismo sino con una aceptación radical, casi paródica, de contextos de violencia, de miseria y de abyección. En poemas como “Consejos para salir de casa” de Erick Tomasino y “Pellejo” de Noé Lima vemos el sujeto de “posguerra” participar en una urbanidad desconectada del pasado donde los códigos y las señales de la cultura actual salvadoreña han perdido su lógica.

Presentación de la antología:
La Galera Teatro y Café.
Jueves 25 de febrero
7:00 p,m,

Con la participación de las y los poetas antologados: Noé Lima, Oto Flores, Erick Tomasino, Francisca Alfaro, Andrés Norma Castro, Beatríz Henríquez, William Alfaro, David Duke Mental y Allan Barrera. Así como del antologador Luis Borja.

lunes, 8 de febrero de 2016

Entre acordes y versos


Recital: "Entre acordes y versos: besos y acuerdos"
Recorrido latinoamericano de trova y poesía que le canta al amor por el pueblo, a la lucha y a la esperanza.
Música: Luis Parada
Poesía: Erick Tomasino

El Parcito Café-Bar Cultura
Viernes 12 de febrero de 2016.

No Cover.

Vea el mapa en:
https://www.google.com.sv/maps/place/79+Avenida+Norte+325,+San+Salvador/@13.7054205,-89.2401118,16z/data=!4m2!3m1!1s0x8f633017dc6ee079:0x76a11a61ca6f8440?hl=es

viernes, 5 de febrero de 2016

Subterránea Palabra


Recital poético "Subterránea Palabra"
Jueves 11 de febrero
4:00 p.m.

Centro para la Cultura y las Artes Alfredo Espino.

Poetas de El Salvador y Guatemala.

Lectura y conversatorio en Maktub


Lectura y conversatorio en Centro Cultural Maktub.
Día sábado 6 de febrero
Hora: 4:00 p.m.

Habrá además venta de libros del autor.