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jueves, 14 de agosto de 2025

¡Qué joden los de la U! Desfile bufo universitario 1975 y 2000

 ¡Qué joden los de la U!

Memoria, rito y performance del Desfile Bufo del 25 de julio de 1975

Erick Tomasino.

Desfile bufo, Santa Ana, años 70s.
El 25 de julio de 1975, estudiantes universitarios de Santa Ana, preparaban un desfile bufo que recorrería las principales calles de la ciudad; sin embargo, el campus fue intervenido militarmente impidiendo la realización de aquella actividad. El desfile bufo era una modalidad de protesta que la comunidad universitaria santaneca llevaba a cabo desde 1966. Pasaron muchos años hasta que en el 2000, esta tradición fue recuperada como acto conmemorativo a la vez que reivindicativo.

Basándome en las ideas de Pipper, Fernández e Íñiguez (20131), este texto tiene como propósito compartir algunas reflexiones en torno a la represión contra el Desfile Bufo de los estudiantes universitarios del 25 de julio de 1975 y la experiencia de reconstrucción en el año 2000 entendida como una práctica de memoria colectiva en sus dimensiones ritual y performativa.

Sobre la memoria como práctica performartiva, los autores citados entienden que esta: «contribuye a pensarla como un conjunto de acciones reiteradas constreñidas a ciertas normas, constructoras de identidades, en las cuales confluyen o, más bien, se desdibujan los límites entre la artificialidad y lo real. En tanto performance, se apoya en un contexto específico para su significación y funciona como un sistema histórico y culturalmente codificado.2».

Al hacer ejercicios de memoria, los eventos ocurridos en años redondos suelen promover una discusión sobre ellos. Parafraseando a la psicóloga social Isabel Piper, el curioso atractivo que generan los años redondos de un evento, tienen la «potencialidad de dinamizar y tensionar los debates y versiones» que circulan en torno al pasado. Si entendemos por años redondos aquellos que se cuentan por múltiplos de cinco, los 50 son un buen motivo para traer a la memoria este evento ocurrido y aportar al debate sobre sus significados identificando pistas para el presente, coincidiendo en que «las conmemoraciones constituyen un ámbito privilegiado de estudio, pues es en este tipo de manifestaciones públicas reiteradas que la memoria se va reconfigurando».

El Salvador, «país de la sonrisa»

El 18 de diciembre de 1974, el Instituto Salvadoreño de Turismo (ISTU) anunció que el país sería sede del certamen Miss Universo. El ISTU promocionó este evento acuñando el eslogan: El Salvador, país de la sonrisa. En un contexto de desigualdad económica y represión política, la 24° edición del certamen se celebró en San Salvador, un sábado 19 de julio de 1975.

En 1975, El Salvador seguía siendo sometido por regímenes militares favorables a la burguesía criolla; el gobierno del coronel Arturo Armando Molina, quien había llegado al ejecutivo producto de un fraude en las elecciones de 1972, implementó una mezcla de políticas desarrollistas con represión institucionalizada contra los sectores señalados como oposición. Aquel evento había puesto a El Salvador en el foco de atención a parte de la presa internacional por lo que cualquier expresión popular que contraviniera la imagen que el gobierno quería imponer, sería fuertemente castigada, tal como continuamente lo advertían en sus declaraciones públicas.

El Diario de Hoy. 5 de julio de 1975.
La preocupación del gobierno no era gratuita, en ese mismo contexto los movimientos populares en distintos sectores -incluido el estudiantil- se fortalecían a la vez que se consolidaban las organizaciones político militares cuyo abanico abarcaba planteamientos que iban desde la apertura democrática hasta la construcción del socialismo como proyecto político. 1975 fue un año de efervescencia al profundizarse las contradicciones entre la burguesía y los sectores populares y revolucionarios que aumentaron el clima de tensión política en el país.

Para esos años, la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS), era el referente del movimiento estudiantil universitario por su trayectoria organizativa y de lucha reivindicativa, que incluía planteamientos políticos de carácter antidictatorial y antimperialista. Elemento constitutivo de estos planteamientos era el vínculo con el movimiento popular, a la que organizaciones político estudiantiles como el Frente de Acción Universitaria (FAU), Universitarios Revolucionarios 19 de julio (UR-19) y el Frente Universitario de Estudiantes Revolucionarios “Salvador Allende” (FUERSA) respondían. «En la década de los años setenta, el movimiento estudiantil había acumulado experiencias y radicaliza su posición crítica ante la problemática nacional. Estudiantes y docentes plantean la necesidad de redefinir la relación de la universidad con la sociedad y la formación de profesionales al servicio de la clase dominada3».

La UES era referente en el debate de ideas y llamada a ofrecer respuestas ante los cambios que la población salvadoreña demandaba, la relación universidad-pueblo se reflejaba en la producción intelectual, la participación en actividades de otros sectores de tipo político y artístico, así como en actividades de calle tanto conmemorativas como reivindicativas como en la marcha del Primero de Mayo, por ejemplo; relación que también sumaban a la propia experiencia del movimiento estudiantil dentro de la Universidad en sus concepciones y métodos de lucha.

Voz Popular, N° 33. Mayo, 1975.
El desfile bufo del 25 de julio de 1975

Los desfiles bufo han sido un modalidad de expresión que la comunidad universitaria salvadoreña ha utilizado desde la década de los 50 del siglo XX y que tiene como propósito realizar una crítica al gobierno de turno, a sus políticas y satirizar acontecimientos de la vida nacional a través del uso de disfraces y recursos alegóricos para representar mensajes políticos. En el caso de Santa Ana, el primer desfile bufo se realizó el 19 de julio de 1966, casi de inmediato al funcionamiento del Centro Universitario de Occidente de la Universidad de El Salvador (CUO4) y se volvió uno de los actos de protesta más llamativos por su creatividad y vistosidad al punto que llegó a constituirse en una tradición en el marco de las fiestas patronales de esa ciudad (conocidas también como Fiestas Julias).

El 25 de julio de 1975, estudiantes organizados en la Sociedad de Estudiantes del CUO (SECUO), preparaban el desfile bufo que recorrería las principales calles santanecas desde las instalaciones universitarias ubicadas al sur de la ciudad hasta llegar al céntrico parque Libertad. En la edición de aquel año, la comunidad estudiantil repudiaría la falsa imagen de país que se quiso proyectar con la organización de Miss Universo, además de protestar contra las sistemáticas violaciones a los derechos humanos de la población por parte del gobierno.

Sin embargo, las fuerzas militares intervinieron el Centro Universitario con tropas combinadas de la Segunda Brigada, la Guardia Nacional y de la Policía de Hacienda quienes penetraron en el recinto universitario, reprimiendo a la comunidad universitaria golpeando a docentes y estudiantes, ejecutando capturas y dañando infraestructura (aulas y laboratorios). También decomisaron los implementos que estaban listos para el desfile con la idea de impedir que los estudiantes lo llevaran a cabo, violentando la autonomía universitaria.

Así lo cuenta Laura Morales5, estudiante y militante de la Juventud Comunista en aquella época: «En los preparativos estábamos, la noche del 25 de julio, cuando nos dimos cuenta que el Ejército había asaltado el Centro Universitario. Muchos estudiantes quienes estaban ahí lograron salir por atrás, por una finca». El gobierno negó la intervención aunque aceptó la prohibición del Desfile.


Fotograma del documental «Legado de una generación» UES, 2017.

Las manifestaciones del día después

La represión no se detuvo con lo acontecido la noche del 25 y ante la amenaza de un nuevo cierre del campus universitario, recordando la intervención militar de 1972 que mantuvo cerrada la Universidad por casi dos años, el estudiantado decidió reagruparse para denunciar la intervención contra la autonomía universitaria, realizando una marcha el día 26, pero la iniciativa fue igualmente reprimida. Continúa Laura:

«El día siguiente dijimos, “Juntémonos, no hay que permitir que cierren el Centro Universitario” y desde la nada convertimos el desfile bufo en una marcha de protesta. Cuando llegamos a la terminal de buses de Santa Ana vimos que habían desplegado un montón de patrulleros, gente del campo manipulada. Era la misma gente que después integraría los escuadrones de la muerte (...) Seguimos avanzando con otros compañeros para buscar a los demás y ver si hacíamos la protesta. Era la primera vez que metían a los patrulleros y el Ejército en la ciudad y nos impresionó. Fuimos a dar allá por el hospital (San Juan de Dios) y ya iban camionadas de soldados que aventaban gases lacrimógenos a la gente. Nos tuvimos que dispersar. Otros trataron de reagruparse pero cualquier intento por cualquier parte de la ciudad fue reprimido6».

Voz Popular, N° 43. Agosto, 1975.
Ante tal situación, la comunidad estudiantil decidió no retornar a las aulas mientras no se garantizara la seguridad de las personas. El 29 de julio, se programó una protesta más organizada, la cual tenía como destino el Parque Libertad, la consigna era hacer una denuncia pública por la represión que el gobierno había ejercido contra la comunidad universitaria. Esta fue reprimida con mayor fuerza por elementos de la Guardia Nacional y del ejército: «Ahí sacaron camionadas de soldados con un apoyo aéreo de helicópteros». En un comunicado del Ministerio de Defensa publicado por la La Prensa Gráfica del miércoles 30 de julio, se reportaba la captura de once personas mientras culpaba a fuerzas opositoras de provocar el uso de la fuerza militar.

A partir de aquellos acontecimientos, las organizaciones estudiantiles en San Salvador lideradas por la AGEUS, convocaron a una marcha de repudio por lo sucedido en Santa Ana. La marcha del 30 de julio culminó con la peor masacre contra la población estudiantil en El Salvador con un saldo de al menos 11 personas asesinadas, unas 80 desaparecidas y cientos de heridas. En tanto la realización del desfile bufo universitario de Santa Ana sufriría una larga pausa7.

Existe poca documentación de los eventos sucedidos entre el 25 y el 29 de julio, las versiones oficiales trataron de ocultarlos minimizando el uso de la fuerza a un simple acto de dispersión de las personas manifestantes, salvo los esfuerzos de documentación que las propias organizaciones populares hicieron del caso, la dimensión de la represión contra la comunidad universitaria santaneca quedó prácticamente silenciada. La agudización del conflicto armado en los 80s y un ciclo generalizado de desmovilización y estancamiento de la organización popular en los 90, sumaron al abandono del Bufo como modalidad de expresión y a la reconstrucción histórica de aquellos eventos.

"Los soldados iban agarrando gente que pasaba alrededor". Voz Popular, N° 43, 1975.

«Prohibido Ulvidar» la memoria como práctica performativa

La tradición del desfile bufo en Santa Ana, fue recuperada en el año 2000 por estudiantes organizados en la Asociación General de Estudiantes de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente (AGEFMO8), 25 años después de los acontecimientos de 1975 -recuperación que cumple 25 años en 2025-. La iniciativa promovida por esta organización, fue acompañada por diversos sectores de la comunidad universitaria así como también de gremios e instituciones de la población santaneca que atendieron el llamado.

De acuerdo a Luis Ernesto Parada9, por entonces representante ejecutivo ante la AGEUS por parte de AGEFMO, la iniciativa de recuperar el desfile bufo fue producto de varios factores: primero, esta Asociación venía de un momento de reestructuración organizativa con la realización de la asamblea general de estudiantes en 1998 que la llevó a consolidarse como referente legítimo del estudiantado universitario en el occidente del país; segundo, una organización de ese tipo debía rescatar la tradición de los movimientos estudiantiles históricos, esto fue posible a partir de la revisión de los archivos que anteriores estudiantes dejaron en el local donde funcionaba la organización estudiantil, en esos archivos se hablaba de los desfiles bufos como una de las modalidades de movilización; tercero, la universidad debía recuperar el contacto con el pueblo, debía tener presencia en la opinión pública, y ese contacto pasaba por, entre otras cosas, hacer acciones de calle con participación de los distintos sectores organizados en el occidente del país.

Esas valoraciones concluyeron en que había que realizar un desfile bufo rescatando la tradición interrumpida en el 75. Para ello, una comisión estudiantil liderada por AGEFMO, convocó a participar a distintos sectores de la ciudad santaneca -además de los de la UES-, gestionó recursos materiales y financieros, y junto con varias personas colaboradoras planificó y llevó a cabo el desfile el día 25 de julio del año 2000. La actividad finalizó con un acto artístico -a la vez que reivindicativo- en el parque Libertad frente al edificio de la alcaldía municipal de Santa Ana. El recorrido incluyó breves paradas (estaciones) frente a las instalaciones de Seguro Social en reconocimiento a la lucha del personal de esa institución contra la privatización de los servicios de salud; y en el Parque Colón se rindió un homenaje recordando la represión de las marchas del 26 y 29 de julio de 1975.

El desfile bufo del año 2000, además de la recuperación de la tradición como acto de conmemoración por los suceso de 1975, funcionó como modalidad de protesta en el que se plantearon demandas como la asignación de un mejor presupuesto y defensa de la autonomía universitaria; además de denunciar las políticas de ajuste estructural (privatizaciones) con impacto negativo en las condiciones de vida de la clase trabajadora y la subordinación del gobierno presidido por Francisco Flores a los intereses imperialistas de EEUU. El Desfile fue un elemento cohesionador de las luchas populares en ese momento, esto último puede reconocerse como un aspecto central en el [re]encuentro de la Universidad con el pueblo.

Invitaciones Desfile Bufo del año 2000.
Años sí y años no, la tradición del desfile se bufo se mantendría como una manifestación de la memoria colectiva de la comunidad estudiantil universitaria; la del 2000 señalaría un guion para la puesta en escena que posteriores ediciones repetirían en algunos componentes, haciendo de esta una práctica ritualizada y performativa que se fue actualizando en sus contenidos denunciando insatisfacciones de la vida interna de la Universidad, así como también hacer señalamientos sobre temas de la coyuntura nacional e internacional.

Participando y observando distintas ediciones que se llevaron a cabo desde el 2000, son varios los aspectos que se comparten en esta práctica de memoria colectiva: 1) similitud del sujeto que la convoca: organizaciones de estudiantes universitarios (SECUO en 1975; AGEFMO en 2000) con participación abierta a otros sectores populares; 2) elección de la fecha conmemorativa que la justifica o sirve de detonante (25 de julio o aproximado, pero siempre ´en el marco de la fiestas julias´) conmemorando el 25 de julio de 1975; 3) uso del espacio público (calles y plazas), siguiendo cada año el mismo recorrido, en este caso de la sede de la UES al parque Libertad; 4) incorporación de elementos de sátira política con el uso de disfraces y tono carnavalesco como muestra de la preocupación de los problemas sociales del momento.

Otros aspectos que reproducen el ritual y que son compartidos con las manifestaciones de calle son: portar mantas con mensajes políticos (generalmente elaboradas previamente a mano de forma artesanal), el uso de consignas, la entrega de boletines escritos, y expresiones propias de las marchas estudiantiles salvadoreñas (culo a tierra, guinda10 y gritos de ¡esta es la U!).

Para que la UES siga jodiendo

La atención que genera un acontecimiento a 50 años de sucedido, nos invita a reflexionar sobre ello, los actos de memoria nos dan la oportunidad de recuperar aprendizajes de esas experiencias convirtiendo las conmemoraciones en lugares para la potenciación del carácter transformador de los sujetos que las impulsan. No basta recordar ni reproducir actividades si no aplicamos esos aprendizajes para la vida presente.

La elaboración de discursos y prácticas de memoria no es un acto espontáneo sino que es producto de una decisión consciente de los grupos que integran distintas modalidades como narraciones, sitios de memoria y uso del espacio público, esto es parte de la preocupación por entablar diálogos entre los actos del pasado con las preocupaciones actuales. La práctica performativa de la memoria es necesaria en tanto permite acercar a distintos sectores que, a partir del conjunto de acciones compartidas, construyen y fortalecen identidades de grupo, de sector y de clase que disputan intereses volviéndose un campo de lucha.

Santander, 16 de julio de 2025.

(A 60 años de creación del Centro Universitario de Occidente).

Notas

1Piper, Isabel, et. al. (2013). Psicología Social de la Memoria: Espacios y Políticas del Recuerdo. Psykhe, N° 22, pp. 19-31.

2Pipper, et. al. Op. Cit. p. 23 y 24.

3Ruano, Juan. (2008). Estudiante universitario y lucha de clases. San Salvador: Revista La Universidad. P. 103.

4El CUO fue creado el 16 de julio de 1965, abrió sus puertas al personal administrativo el 1 de abril de 1966, y al estudiantado en mayo del mismo año.

5Freedman, Elena. (2012). Respuestas para vivir: Movimientos estudiantiles de secundaria de los años 70 en El Salvador. San Salvador: Asociación de Capacitación e Investigación para la Salud Mental. Pp.77-79.

6Freedman, Op. Cit.

7Debo precisar que los desfiles bufos como modalidad de protesta se continuaron realizando en San Salvador, no así el que organizaba la SECUO en Santa Ana.

8Con el cambio de nombre de Centro Universitario de Occidente a Facultad Multidisciplinaria de Occidente, el 19 de junio de 1992, por acuerdo de representantes de Asamblea General de Sociedades Estudiantiles, se decide cambiar el nombre de SECUO por el de AGEFMO.

9Comunicación personal. 13 de julio de 2025.

10Culo a tierra, sentarse por unos segundos sobre el asfalto a esperar la indicación para echarse en guinda, esto es, correr varios metros generalmente al grito de ¡esta es la U!

martes, 12 de noviembre de 2024

Nuevamérica. Grupo salvadoreño de música popular

 

Por: Erick Tomasino.

Nuevamérica fue un grupo musical fundado por Francisco Hernández Quele, Ricardo Chávez, Luis Ángel Alvarado “Chito” y María de la Paz Muñoz “Pacita” en julio de 1984. Ese mismo año se integran a la Asociación Salvadoreña de Trabajadores del Arte y la Cultura [ASTAC].

Este grupo vocal incluye en su instrumentación guitarras, bombo, percusiones menores, vientos y por supuesto voces. Interpretan temas de autores de la nueva canción latinoamericana y algunos de autoría original.

Más adelante, al salir Francisco Hernández Quele, llega René Aguilar, quien después de unos meses no pudo seguir; un poco después llegan de la parroquia San Francisco de Asís de Mejicanos Oscar Fernández (vientos) y Lorena Santillana (que hace voces y percusión) y también se incorpora la poeta Nora Méndez de quien interpretan varias de sus composiciones musicales como "Orígenes", "Salvador Ubau", entre otras.

Entre las canciones más reconocidas de su repertorio estaban: Amiga (tema original de Armando Munguía), El sombrero azul, El rio está llamando, La fiesta de los animalitos, Josefina, No al rockanrolón.

El grupo se presenta en actividades de los movimientos populares, en El Salvador y Centroamérica, incluyendo varias actuaciones organizadas en la Universidad de El Salvador.

Siendo uno de los mayor actividad, lamentablemente el grupo no llega a realizar ninguna grabación de sus canciones, los pocos registros que existen son algunas tomas de vídeo realizadas por la Secretaría de Comunicaciones de la Universidad de El Salvador.

El grupo cierra su vida artística con su participación en el histórico festival “Un canto por la paz con soberanía e independencia” de abril de 1988, y aunque no fueron incluidos en el álbum Live from El Salvador, la icónica portada de ese álbum -que se publicó en 1991- muestra a Lorena Santillana en una imagen del fotógrafo Steve Cagan.

Nuevamérica fue uno de los grupos de la música popular salvadoreña de mayor actividad, quedando en la memoria de quienes reafirmaron su compromiso por la transformación social a través de las canciones que interpretaban como expresión de su tiempo.

Mira el vídeo homenaje en youtube:


 

viernes, 20 de octubre de 2023

“A la lucha estudiantil”: el mural como lugar de la memoria y el acontecimiento olvidado que lo inspiró

Imagen parcial del mural "A la lucha estudiantil" elaborado por Netómar.

Al estudiante universitario”: el mural como lugar de la memoria y el acontecimiento olvidado que lo inspiró

Por: Erick Tomasino.

El 29 de junio de 2023 se cumplieron 30 años de la destitución del entonces decano de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador (FMO-UES), un hecho histórico que marcó un punto de inflexión en la comunidad universitaria del occidente salvadoreño. Aquello quedaría registrado en un mural ubicado en la pared exterior del aula siete, conocida también como Aula de Dibujo.

Los murales además de su vistosidad y de acuerdo a su propósito pueden considerarse como lugares de la memoria, como registro de sucesos o figuras significativas merecedoras de recordar; sin embargo ese lugar de memoria no significa conciencia de lo que ese registro nos quiere contar. Por lo que es importante complementar con registros escritos sobre los motivos y circunstancias que llevaron a la elaboración de ellos.

Es por eso que con este texto me propongo hacer una breve descripción de lo que sucedió el 29 de junio de 1993 que llevó a la realización del mural dedicado al estudiante universitario y conceptualizar los murales como lugar de memoria.

29 de junio de 1993

Para contextualizar el evento referido hay que tomar en cuenta los cambios previos tanto a nivel de país como de la propia Universidad. En primer lugar recordemos que hacía poco más de un año, el 16 de enero de 1992, se habían firmado los Acuerdos de Paz entre el Gobierno de El Salvador (GOES) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), lo que significó cambios en la institucionalidad salvadoreña a todo nivel.

En el plano universitario, debido al incremento de la demanda estudiantil, a las diversas dificultades que ocasionaba el traslado a la Unidad Central desde Santa Ana y obedeciendo a los cambios estructurales de la Universidad, en el cual se contemplaba la descentralización y descongestionamiento de la Administración Académica Central, el Consejo Superior Universitario mediante el Acuerdo número 39-91-95-IX tomado en sesión ordinaria celebrada el día 4 de junio de 1992, aprueba el cambio de Centro Universitario de Occidente (CUO) por Facultad Multidisciplinaria de Occidente (FMO), estableciendo en dicho Acuerdo, un periodo transitorio de un año para la reestructuración organizacional de la Facultad. Este acuerdo proporcionó a la Facultad cierta autonomía en cuanto a lo académico y docente.

Respecto a la organización estudiantil, el cambio en la normativa también devino en cambios en la organización estudiantil al pasar la Sociedad de Estudiantes del Centro Universitario de Occidente (SECUO) a llamarse Asociación General de Estudiantes de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente (AGEFMO), cambio que se dio el 18 de junio de 1992, siendo desde entonces la AGEFMO la principal representación estudiantil.

Un año y pocos días después del cambio administrativo, el 29 de junio de 1993, el sector estudiantil de la FMO organizado en la AGEFMO, junto a personal docente y administrativo destituyeron al entonces decano por incumplir los acuerdos con los que había asumido el cargo. Siendo una de las gestas más importantes de la lucha estudiantil universitaria después de los Acuerdos de Paz firmados apenas hacia un poco más de un año.

Luis Parada, exdirigente estudiantil recuerda:

Este acontecimiento tuvo que ver con la traición de un decano que se cambió en esa época para dirigir la Facultad, terminó haciendo de las suyas ignorando todas las propuestas que se habían hecho con sectores de la Facultad y haciendo su propia voluntad y no lo que se había acordado con él”.

El decano al que se refiere era el Licenciado Fuentes Rubio, docente y abogado del departamento de Ciencias Jurídicas de la FMO.

Los sucesos inician con la toma de la facultad, días antes, estudiantes y algunos docentes y administrativos, planearon las acciones que se realizarían en una reunión de asamblea de facultad que dirigiría Fuentes Rubio, el boicot a esa asamblea se combinó con la toma de la facultad a la que se fueron sumando todos los sectores universitarios. Así lo expresa el mismo Luis Parada:

Entonces empezaron los sectores a organizarse, a reorganizarse, y nos tomamos toda la facultad, y cuando entró Fuentes Rubio a la facultad y convocó a una asamblea, llegamos los estudiantes en puño a interrumpirle su asamblea y bajamos, como no se callaba, ignorándonos, siguió con su discurso dirigiendo la reunión, entonces un estudiante, Aldo Sánchez, tomó la decisión de desconectarle los bafles para que ya no se oyera la voz de él, entonces entramos y nos sentamos en la mesa que el estaba dirigiendo y tuvo que salir e irse de la facultad y ya no volvió. Desde ese momento los estudiantes tomamos el control de la asamblea y tomamos acuerdos. A tal grado que el ya no volvió, se convocaron elecciones y se eligieron nuevas autoridades”.

Ese hecho es lo que inspira el mural denominado “A la lucha estudiantil”, es importante tomar en cuenta que varios miembros de la comunidad universitaria organizada, tenían fresca la experiencia de la organización popular durante el conflicto armado salvadoreño, la fuerza de aquella experiencia constituía un nivel de beligerancia bastante respetable acerca de los asuntos universitarios. Para ese entonces la organización estudiantil tenía como base a miembros de la Juventud Comunista, Proyección Estudiantil (influenciada por las FPL) y Alternativa (influenciada por el ERP), es decir que la base estudiantil de la Asociación que pertenecía a las sociedades por carrera con fines académicos, también contaba con experiencia en la militancia sociopolítica desde finales de la década del 80.

Para inmortalizar aquel acontecimiento, el artista Mario Ernesto Martínez «Netómar», pinto un mural al que denominó «A la lucha estudiantil».Aquel mural sería el principal y casi único registro. Ese mural constata el que quizá fue el primer gran triunfo de la organización estudiantil post acuerdos de paz, hecho que para esa generación se conoció como la «caída de Fuentes Rubio», el cual fue la acción de destitución y expulsión del decano después de intensas jornadas de lucha que culminaron el 29 de julio de 1993.

Murales como lugares de memoria

Por los motivos y su contenido, el mural A la lucha estudiantil puede considerarse como un lugar de memoria. Son lugares de memoria aquellos “lugares de elaboración de memoria, lugares simbólicos (banderas, himnos, símbolos de la patria o de la comunidad) o bien lugares en concreto (monumentos conmemorativos, museos y edificios patrimoniales). El lugar de memoria se convierte en el portavoz de una memoria ya existente. Es el lugar de manifestación de la voz del pasado, a veces restituido, a veces retenido.” (Michonneau, 1999:101). Estos lugares de memoria buscan hacer visibles hechos o figuras significativas del pasado (Piper, 2003). En este sentido, un mural no sirve sólo para “embellecer” o adornar un espacio sino que nos ayuda a recordar situaciones que merecen recordarse.

Si bien existen diversas formas de memoria y muchas de ellas producidas en la Universidad, como textos escritos, audiovisuales, imágenes, monumentos... son los murales los que más afines son al sector estudiantil al ser estas -al menos como yo las recuerdo- las formas “no oficiales” o “no institucionales” de hacer memoria desde el estudiantado organizado, precisamente por el uso del espacio público y su accesibilidad -cualquier pared puede albergar un mural o una pintada- y su registro es mayormente consultado si se compara al de un discurso o una actividad conmemorativa. Son accesibles por estar ubicados en espacios abiertos.

En cuanto al contenido, los murales suelen expresar acontecimientos de importancia nacional-popular como por ejemplo el levantamiento indígena encabezado por Anastasio Aquino en 1833, la matanza de 1932, las diferentes ocupaciones militares al Alma Mater (1972, 1980, 1989), el conflicto armado de la década del 80 u homenajes a figuras de trascendencia (dirigentes de la izquierda latinoamericana, ex-rectores, miembros de la comunidad universitaria asesinados o desaparecidos). Siendo el mural referido, el único que refleja una experiencia realizada exclusivamente en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente. Sea como sea, los murales son el producto de procesos de memoria colectiva

Los corridos y la memoria como relato

Pero el mural «A la lucha estudiantil» no sería el único producto de los acontecimientos del 29 de junio, hay uno menos conocido: En el contexto de aquella lucha, se compuso un corrido que narra lo sucedido; un docente, identificado como el ingeniero Uzquiano (ya fallecido) adaptó el corrido de Juan Charrasqueado. El corrido original fue escrito por Víctor Cordero Aurrecoechea y popularizado por intérpretes de la talla de Jorge Negrete o Antonio Aguilar. Sobre la base musical de este tema el Ing. Uzquiano adaptaría la letra:

«Voy a contarles un corrido muy mentado

de un licenciado que mandó en la Facultad

que por opresor, verticalista y por topado

los estudiantes lo tuvieron que sacar.

Se organizaron muchos grupos solidarios,

el administrativo no se quedó atrás

y el licenciado cabizbajo y rechazado

no tuvo de otra que irse de la Facultad...»

Consciente o no de esta particularidad del corrido, la adaptación que el Ingeniero Uzquiano hiciera de la canción «Juan Charrasqueado» sobre la expulsión del Decano, y cuya versión fuera bautizada de forma jocosa como «La corrida de Fuentes Rubio» es también un registro de memoria. Una parte de esta adaptación se puede en la grabación que Luis Parada hizo https://www.youtube.com/watch?v=L9jjvqqNhHU

Los corridos son un género de música originado en México a principios del siglo XIX y que se popularizaron durante la Revolución Mexicana que se llevó a cabo entre 1910 a 1920. Se caracterizan porque cuentan historias de personajes reales o ficticios, narran acontecimientos de determinado período histórico resultando como importantes documentos de los eventos que relatan. De tal manera que «La corrida de Fuentes Rubio» es un registro sonoro importante -tal como suele ser el propósito de cualquier corrido- que debería ser recuperado.

Escribir para no olvidar

Cada mural tiene su historia, aunque el trasfondo de ellas suela estar en el olvido, es importante recuperarlas y registrarlas en otros dispositivos. Por su particularidad los murales son susceptibles a ser borrados, tanto por las inclemencias del tiempo, por su descuido, como también por decisión de desaparecerlos en nombre del olvido o por la “modernización” en los edificios, aun con promesas de “hacer otro más vergón”. Asumiendo esto es necesario su preservación y registro de su proceso de elaboración.

Por otra parte, siendo el mural un lugar de memoria y registro de un hecho histórico que se va degradando con el tiempo, es importante recuperar los testimonios sobre los hechos del 29 de junio de 1993, así como otras luchas importantes de la comunidad estudiantil organizada, contar con registros para que esas experiencias no queden en el olvido y en el que las narrativas puedan trascender en el tiempo, recordando el papel del estudiantado en la transformación social también en los ámbitos inmediatos, pues:

«La memoria tiene a la vez el potencial de fijación y subversión, constituyendo, por tanto, un espacio privilegiado para entender los procesos de disputa y construcción hegemónica de versiones del pasado, las identidades en juego y los intentos de elaboración de hechos violentos. Al mismo tiempo permite visualizar las condiciones de una política del recuerdo, entendida como la articulación de voluntades que genera condiciones de posibilidad para la construcción de saberes, afectos e identidades sobre el pasado y que están siempre abiertas a re-significación (Piper, 2009)». -Citado en Piper (2003).

En lo académico, sería interesante elaborar una propuesta de reconstrucción de memorias colectivas como eje temático y que por ejemplo se pueda desarrollar desde la sección de Psicología aplicable en asignaturas como Psicología Social, Salud Mental Comunitaria o desde las Metodologías de la Investigación.

Finalmente hay que afirmar que la construcción de lugares de memoria es necesaria, los murales como tal son susceptibles al abandono o a ser ignorados, a desgastarse por descuido o a su destrucción con interés a olvidar del porqué se hicieron, por lo que estos deben estar complementados con otras formas del recuerdo.

Referencias:

Michonneau, Stephane. (1999). Políticas de Memoria en Barcelona al final del siglo XIX.

Barcelona: Ayer. Disponible en https://revistaayer.com/sites/default/files/articulos/35-4-ayer35_Espana_NaciondeNaciones_GarciaRovira.pdf

Parada, Luis. Exdirigente estudiantil. Comunicación personal. 7 de julio de 2023.

Piper, Isabel; Fernández-Droguett; Roberto, Íñiguez-Rueda, Lupicionioi. (2013). Psicología social de la memoria: espacios y políticas del recuerdo. Chile. Psycké. 


 

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