Que si no clasificamos al mundial. Que tal vez en el 2014. Que gracias a nosotros México lindo y querido (lindo y querido por los mexicanos) clasificó. Y que la golpeada Honduras también gracias a nosotros va al mundial. Que dicen que para no andar declarando nuevas guerras en estos tiempos de paz invisible. Para que la resistencia hondureña no se venga a quitar la calentura con nosotros por puritita venganza futbolera. Ya Lula nos reciba satisfecho en el país del fútbol, olimpiadas, carnaval y subimperialismos. Algo le aprenderá nuestro presidente que bien lo tiene por ejemplo de gobernante.
Que si Obama es el ser más pacífico de la actualidad. La moda bélica se desfila por las calles de Oslo y de Tel Aviv y de Tegucigalpa. ¿Premios preventivos? Que aunque las promesas son para después. Herencia cristiana. Qué bonito es imaginar que se cumpla todo lo que hasta hoy no ha sido. Quela crisis está pasando. Que la crisis cayó en crisis. Que si no aprovechamos la coyuntura. Que se nos va. Se nos fue. Esperamos otro montón de años o hasta elegir entre la barbarie o el socialismo. El bienintencionado representante del imperio nos sonreirá mientras los muertos siguen en el medio oriente y en el medio mundo todo. Algo le aprenderá nuestro presidente que bien lo pone de ejemplo de esperanza.
Y es que de seguir así, no soñaremos más en ir al mundial. Tendremos nuestro propio mundial en tiempos de bonanza infinita. Que como vamos ya cada quien hablando su propio idioma y viviendo cada quien como en su propio mundo, cualquier juego de barrio parecerá un encuentro interplanetario. Que si seguimos así, hasta quizá nos merezcamos un nobel de la paz, por andar aguantando tanto golpe y multiplicar las mejías. Por andar queditos recibiendo lo que nos toca. De lo contrario inventaremos nuestro propio campeonato y nuestro propio premio para, por decir algo, sentir que realmente hemos ganado.
Que como dijo el poeta: “deberían de dar premios a la resistencia por ser salvadoreño”.