ELVIS NO SABE BAILAR
Erick Tomasino
1.
Magic Wils lanzó el juego a
la mesa mientras pidió a una de sus asistentes que le llenara el vaso con
whisky. Siempre que recibía nuestra visita sacaba su juego de Risk para que la
sesión de conspiración fuera una mezcla de tensión amena y cálculo estratégico.
Mientras expandía el tablero sobre la mesa nos convidaba a acercarnos y
hacernos de la partida. Magic Wils permanecía siempre sentado así que de
inmediato nos ordenó que le acompañáramos a la mesa. De los que estábamos de
pie, Buñuelo fue el primero en tomar una silla, le siguió Elvis y por último me
senté yo. Pidan algo para beber y disfrutar que esto va para largo nos ordenó.
Siempre era así, la partida de Risk se dilataba tanto tiempo que era necesario
solicitar más y más botellas de whisky.
El Gordo Buñuelo solía jugar
siempre con dos asistentes, una a cada lado, las que eventualmente se sentaban
en sus piernas y que, a pesar del frío tropical que provocaba el aire
acondicionado, se mantenían en delicadas ropas de lencería. Fumaba siempre
dando la impresión de un vulgar gánster graso y asqueroso, por ello no
desaprovechaba la oportunidad de hacerse acompañar de las edecanes que Magic
Wils le conseguía en la agencia de modelaje que solía subcontratar la R.S.E. S.A.
de T.V. donde trabajábamos.
Vaya piricuacos, tome cada
quien sus fichas de colores y ya saben que las rojas no están permitidas en
esta mesa, que acuérdense que este país será la tumba donde los… Magic Wils
daba un generoso trago a su whisky hasta trabar los ojos en el horizonte y
tarareaba el himno partidario. El juego daba inicio y mientras tanto (mientras
tratábamos de conquistar territorios y declararle la guerra a nuestros
adversarios) los tragos desfilaban imparables uno tras otro, si no perdías en
el Risk, corrías el riesgo de caer derrotado por el alcohol sobre la alfombra
que tapizaba el piso y ser víctima de la ronda de vejámenes de los
sobrevivientes.
Elvis era el único que se
mantenía en silencio. Apenas dejaba escapar un suspiro y en su rostro se notaba
una risita nerviosa, bebía eso sí, sendos tragos de su vaso y miraba inquieto
hacia todos lados, sudaba, se mordía los labios, miraba el reloj, la
disposición de las piezas sobre el tablero, bebía, respondía a la mueca que
alguna de las edecanes le lanzaba con la mirada perdida en sus adentros. Magic
Wils que parecía estar siempre en todo, lanzó un comentario al aire como para
ver quien lo cachaba pero evidentemente todos sabíamos que era dirigido a
Elvis. A ver cuándo salen esos ridículos vídeos tuyos por el internet. Nos
miramos unos a otros sin dar respuesta. Elvis reía tímido. Estás hecho un galán
dijo Magic Wils esta vez acercándose en dirección de Elvis. Vaya que poner tu
rostro para defender lo indefendible es de valientes y lanzarlos por las redes
sociales es de una osadía que… Magic Wils reía con sarcasmo demostrando que
todo lo que decía lo hacía en son de burla mientras se volvía a empinar su
trago. Elvis trataba de evadir las provocaciones de Magic Wils quien cantando
“suelta el mechón de tu pelo” despeinaba el gelatinoso flequillo que Elvis
solía usar.
Vaya energúmenos, decía
Magic Wils, es hora de pasar a otro nivel y cantando con desafino pidió a una
de las chicas que le llevara una buena dosis de polvo blanco que él se
encargaba de distribuir sobre la mesa sin importarle que un poco se dispersara
sobre el tablero de Risk. Hoy si hijos de su router, aprovechen que ésta acaba de llegar de la isla de la
fantasía por cortesía de uno de nuestros amigos de la tele. Al escuchar la
orden, el Gordo Buñuelo tomaba un poco de aquella coca y se la ponía en las
tetas de una de sus asistentes a quien inmediatamente después le daba su buen
narizaso. Elévame con tus globos nena. Elvis con su peculiar mirada que parecía
faro sin dirección, seguía inmutado frente a todo aquello. Mientras otra de las
asistentes le acercó un billete de cien dólares a Magic Wils quien lo enrolló y
lo usó para llevarse una línea con toda la pasión que eso le generaba. Esto es
lo único bueno que hizo tu tata, le expresó a Elvis, traernos los dolaritos que
para lo único que en verdad sirven es para darse sus buenos toques porque para
lo demás no sirven para ni mierda puto pisto sin base, falso, como estas putas
y como nosotros también o como este gordo cerote -dirigiéndose al Gordo
Buñuelo- que para lo único que sirve es para darle paja a la gente en la
televisión.
El estado de ánimo de Magic
Wils nos incomodaba a todos, pero nadie decía nada pues sabíamos que alguna
discordia con él podía significar nuestra sentencia de muerte. Esa tarde yo
tuve algo de suerte pues no me dedicó ninguna de sus ofensas y podía sentirme
un tanto ajeno de aquel palabrerío que manaba de la tosca boca de Magic Wils.
2.
Nosotros éramos del equipo
de creatividad de la sección de editorial y censura de la R.S.E. S.A. de T.V.
Un grupo propagandístico de élite que solíamos juntarnos una vez a la semana
para esbozar y desarrollar los lineamientos de la estrategia editorial que
debíamos llevar; si bien los cuatro éramos funcionarios de comunicaciones
quienes trasladábamos las ordenes “de arriba” a todos los medios de
comunicación bajo nuestro control: televisión, radio, prensa escrita y digital;
teníamos amplios poderes para orientar lo que debía o no aparecer en esos
medios; casi todos recibían nuestras órdenes, también contábamos con muchos ‘analistas’
que aparecían como independientes pero a quienes les dictábamos lo que deberían
de decir en sus columnas o en los programas de opinión que eran arreglados
también por nosotros. Incluso
orientábamos a líderes religiosos de todas las expresiones que salían diciendo
cualquier cosa que nosotros les ordenáramos. Por ello, para motivar nuestra
creatividad, los jefes siempre nos tenían las mejores condiciones; es decir un
salón especial con mucho whisky, drogas y la compañía de lindas edecanes que la
empresa prostituía con famosos clientes del jet set nacional. Más de una vez
fuimos acompañados por alguna reina de belleza y hasta contamos con la
presencia de alguna cantante mexicana ex-amante de un ex-presidente por cortesía
de nuestra cadena aliada en aquel país donde dicen que se firmó la paz.
Esa tarde como todas las
tardes en que nos reuníamos, tratábamos de hacer un análisis de lo que estaba
aconteciendo y medir a través de fuentes poco transparentes lo que se decía en
la opinión pública. Para nosotros hablar de opinión pública era medir en la
práctica si nuestro mensaje había llegado a la mayor parte de la población, si
ésta expresaba ‘libremente’ de manera casi literal los mensajes que nosotros
imponíamos a través de la repetición incansable de estos a través de los
medios. Dicen que ese método lo inventó un tal Goebbles, pero nosotros lo
habíamos llevado a niveles más efectivos. Por ejemplo, si queríamos hacer
mierda a un adversario de nuestros patrones, decíamos, de las formas más
sutiles a las más obscenas, que esa persona era una mierda y si la gente luego
de un sondeo de “opinión pública” repetía que esa persona era una mierda,
sabíamos que lo habíamos hecho bien. Si por el contrario, los enemigos de nuestros
patrones colocaban un tema en los medios que no les favorecía, nos correspondía
a nosotros cambiar el mensaje y hacer que aquello se olvidara. Tuvimos mucho
trabajo cuando se destaparon sendos casos de corrupción pero gracias a nuestros
buenos oficios ya casi nadie los recuerda, a tal punto que jamás se
investigaron. Todo esto lo hacíamos mientras nos drogábamos porque no había
otra forma más efectiva para crear realidades paralelas y nuestros patrones lo
sabían muy bien.
A nosotros nos gustaban las
encuestas porque así podíamos medir la efectividad de nuestras campañas; por
ejemplo cuando nuestro partido cayó en un bache por los mencionados casos de
corrupción, hicimos una campaña para hacer creer que todos los partidos eran iguales
de corruptos, una mierda; meses después casi todo el mundo opinaba de esa
manera, la población repetía como un mantra “todos los partidos son iguales,
son una mierda”. Nosotros sabíamos muy bien que una encuesta de percepción tiene
como objetivo evaluar la influencia de los medios de comunicación en la
población; por ello nosotros ordenábamos a los medios lo que debían decir y
cómo lo debían decir; por ejemplo, si uno de nuestros adversarios estaba muy
bien posicionado simplemente no publicábamos nada de él, no lo mencionábamos,
lo desaparecíamos para anularlo por completo de la opinión pública. Cuando esto
no funcionaba, entonces nos inventábamos una historia incriminatoria,
multiplicando las ideas en las que se le inculpaba (y hasta se le sentenciaba).
Si era un sujeto común, lo desaparecíamos y luego se justificaba que lo que había
pasado le había pasado por pobre, otra simple víctima de la delincuencia común.
Cuando estábamos de buen humor nos inventábamos campañas esperanzadoras para que
la gente se identificara más con nuestros patrones con campañas como Pray for them o We are them, etcétera. Así la gente se conmovía ante el sufrimiento
de nuestros jefes olvidándose incluso de sus propios problemas. Lamentábamos no
tener una industria cinematográfica en la que podíamos producir sendos montajes
fílmicos como en Hollywood, por ello sólo nos quedaban los noticiarios para
mantener entretenida a la población con nuestras historias de ficción.
3.
Esto lo sabía Elvis como
–evidentemente- todo mundo lo sabe. Lo que él no sabía era cómo hacerlo
efectivo y por eso lo habían enviado con nosotros. Su tarea era inventarse una
historia para distraer a la opinión pública con algún tema sin importancia
mientras nosotros encontráramos un caso relevante que pusiera en jaque a
nuestros adversarios. Pero Magic Wils se había alterado porque no comprendía
cómo una persona incompetente como Elvis, había sido enviado a lo que él
siempre consideró el grupo de élite de los aparatos de ideologización de los
grupos dominantes. Pese a su pensamiento burgués nunca le habían gustado las
prebendas, los hijos de papi que utilizaban sus ínfulas para escalar puestos. Y
por eso aquel día le había entrado una gran cerotera contra el tímido muchacho.
Pero por un momento Magic
Wils se había tranquilizado de la jodedera que tenía, estaba muy concentrado en
el juego de Risk por atacar Venezuela, puso las fichas que le correspondían por
norma, tomó los dados y anunció: ataco a Venezuela desde América Central. Elvis
lo miró sin sorpresa pues había comprendido en poco tiempo que en el juego del
Risk por una extraña razón, Venezuela era el territorio que más nos
disputábamos. Hubo varios intentos pero no fue suficiente, por lo que el juego
continuó y Magic Wils aprovechó para llenar su vaso y darse también un
pericazo, momento en el que notó que el Gordo Buñuelo ya no estaba interesado
en seguir jugando y lo miraba clavado con ojos de maniquí.
Vos gordo cerote, no sé cómo
putas no te morís. El Gordo lo miró y sólo hizo una mueca que pretendía ser una
risa. ¿Ya viste? me preguntó, parece que en este equipo sólo habemos dos
personas valiosas, el resto es puro ripio el que nos han mandado. Este pedazo
de mierda nada más sirve para ponerse loco y andarle tocando el culo a las
chamacas en la tele. Me estás oyendo pedazo de mierda, cerotillo con ojos.
Parecía que Magic Wils iba a sacar todo su repertorio de puteadas, cuando Elvis
por fin reaccionó y le dijo: ya calmate, o sea, dejá en paz a la gente. Ve y
este igualado que ni hablar puede, mirá mono cerote, si vos estás aquí es por puro
cuello, entendés, que si no fuera por tu tata y por los de arriba, vos putiando
estarías en la zona rosa o Miami. Elvis dejó entonces su impulso y volvió a
quedarse callado.
En realidad todos nos
quedamos como mudos pues sabíamos que si Magic Wils seguía tenso, más de alguno
iba amanecer serenado en cualquier cuneta del país. Escúchenme bien hijos de su
grandísima router, aquí nadie se me
va poner al brinco, que el que la cague sabe que lo mato hasta con la punta de
la moronga y luego doy la orden de que fue por vínculo con pandillas que así me
he cargado a mucha gente para favorecer a los patrones. Magic Wils tomó otro
trago y miró a su alrededor como esperando alguna reacción nuestra, quizá el
último comentario no fue el más acertado pues lo ponía en una situación
compleja, sobre todo ante Elvis que hasta ese momento desconocía tal dato. Así
que respiró profundo, nos miró a todos –jalando mocos- se rió.
Elvis lo espetó, quería
saber el trasfondo de su conducta y que porqué la había agarrado contra él. Magic
Wills, enrojecido quizá por la vergüenza, quizá por el exceso de whisky
respondió casi enseguida, como un empuje del instinto.
-Mirá mono, la mera onda que
vos me caés mal porque sos un gran pipiolo, porque no la sabés menear.
El muchacho lo miró con
incertidumbre, había tocado una fibra bastante delicada en su autoestima, dudar
de su orientación sexual lo descompensaba a tal punto que los ojos se le
pusieron brillosos. Como pudo, retomó el aliento y amenazó que abandonaría el
equipo si tanta incomodidad nos generaba. Ese fue un golpe bajo pues sabíamos
que si Elvis se retiraba, tendríamos represalias de los de arriba a tal punto
de perder nuestro trabajo y así también cualquier oportunidad de escalar
puestos. Nos miramos unos a otros y de forma casi coreográfica nos empinamos
sendos tragos.
De manera insólita, Magic
Wils se levantó de su asiento, se acercó hacia Elvis, se disculpó y como
muestra de compensación por la ofensa, le pidió que escogiera a una de las
chicas edecanes de la R.S.E. S.A. de T.V. y se la llevara a una de las
habitaciones. Al principio Elvis no quiso aceptar pero ante la insistencia
accedió. Las chicas se pusieron de pie formando una fila y como un desfile de
modas pasaron ante los ojos de Elvis quien al final se decidió por una y esta
lo llevó de la mano, el resto esperamos mientras hablamos de cosas sin
importancia, clavados en la tele apostando sobre el nuevo embarazo o los
problemas de drogadicción de la actriz de turno pensando cuál sería la
estrategia para ocultar los problemas de nuestros jefes hasta que, un par de
minutos después, la chica salió de la habitación con una expresión entre burla
y frustración. Al notar nuestras miradas de interrogación, la chica apenas
dijo:
-Ay dios, si a este bicho lo
que le gusta es que le pongan su misma canción. Este Elvis no sabe bailar.
Elvis
salió despavorido del salón y sollozando se despidió de nosotros. Daba la
impresión que no lo tendríamos de nuevo en el equipo. Magic Wils quitándole
importancia al asunto se rascó una nalga y tirándose un pedo nos dijo que para
esa semana hablaríamos de las prácticas masturbatorias en los funcionarios
públicos y su relación con la calvicie y el sobrepeso. Todos reímos ante la
ocurrencia. Ya teníamos tema para seguir distrayendo a la población.