"Definitivamente estoy triste, pero el cuerpo ávido de ciertas pirotecnias es, sin embargo, cobarde. Ese cuerpo me obligará a quedarme aquí, donde la tristeza crecerá y crecerá hasta agitarme y ahogarme. José dijo una cosa genial sobre este país. Todo el mundo se reía mucho, recuerdo, pero ahora no recuerdo de qué se trataba la broma. Luego, con un movimiento especialmente brusco del culo al levantarme para ir a comprar cigarrillos (acción heroica), tumbé un vaso de cerveza e hice saltar del bolso las pastillas de sacarina de Gisela, que se diseminaron por lo ancho del mundo. Otro de los inconvenientes de beber demasiado. San Salvador no es una ciudad para beber, como Guanajuato o Veracruz, y sin embargo, hay técnicas agotadoras que cumplen su cometido ardoroso como una máquina de guerra. No escribiré más. Mañana, espero. O dentro de trescientos años."
Roque Dalton
-Pobrecito poeta que era yo-
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