Por :
Mª Cruz Tornay
Los
momentos de crisis se convierten en oportunidades para que nazcan
ideas creativas que con imaginación e ingenio consigan dar solución
y respuesta alas circunstancias más difíciles. Hace una década,
Argentina vivía una crisis económica que disparó las cifras de
desempleo y el precio de los productos básicos en el país. En
situaciones como esa, que hoy vuelven a sufrir millones de personas,
la cultura se convirtió prácticamente en un lujo para la gran
mayoría social que intentaba sobrevivir con los pocos recursos con
los que contaba.
Aquella
fue en Argentina una época de lucha y agitación en las calles, pero
también fueron días solidaridad, aprendizaje e imaginación para
lograr salir adelante haciendo las cosas de una manera diferente. Fue
así, pensando en cómo sustituir el papel que tanto se había
encarecido, como surgió la idea de elaborar libros artesanales con
potadas de cartón. A partir de ahí empezó la andadura de la
primera editorial cartonera, Eloísa Cartonera, que hoy en día
cuenta con doscientos títulos publicados.
Diez
años después de que naciera aquella ingeniosa idea, las editoriales
cartoneras son un movimiento que se ha extendido por todo el mundo.
Cada una de ellas con distintas identidades y filosofías, pero
compartiendo un proceso de elaboración que permite la creación de
libros únicos con el empleo de materiales que son inservibles a ojos
de la sociedad.
Una
de las editoriales que se unió a la idea de crear cultura a partir
de materiales de la calle fue Pirata Cartonera, nacida en 2011 en la
ciudad de Quezaltepeque, El Salvador. Jonathan Velásquez, uno de sus
fundadores, recuerda cómo a raíz de conocer la técnica de libros
cartoneros vio la oportunidad de dar a conocer la obra de artistas
jóvenes y nóveles que quedaban al margen del circuito de las
editoriales comerciales, pero también parafacilitar el acceso de la
lectura a la población gracias al bajo coste de estos libros.
Desde
entonces, Pirata Cartonera ha editado dieciséis libros de poetas de
siete países, con varias traducciones al inglés. Los tres últimos
cartoneros forman parte de la colección “Viajes”, elaborados al
inicio del verano durante el recorrido que llevó a Jonathan desde El
Salvador hasta Venezuela, país en el que reside actualmente y al que
se trasladó con el objetivo de conocer el movimiento cultural en el
resto de América Latina y de seguir potenciando la obra de poetas
jóvenes salvadoreños.
Precisamente,
uno de los proyectos en los que actualmente trabaja la editorial es
en una antología de jóvenes poetas que aún no han sido publicados
y con la que se pretende abrir espacios para la difusión de la obra
de artistas nóveles. Aunque hasta el momento Pirata Cartonera se ha
centrado en la edición de material poético, el interés por
recuperar y divulgar la cultura salvadoreña ha conducido a la
editorial a explorar otros géneros para la realización de sus
próximos cartoneros: una obra de divulgación del náhuatl para
niños y niñas, y una recopilación de mitos y leyendas
salvadoreños, así como la próxima publicación de una antología
de poesía joven titulada INVISIBLES,
donde se recogen dieciocho voces de poetas jóvenes emergentes que
no gozan de espacios editoriales en El Salvador, de igual forma una
antología de nueve poetas españolas contemporáneas en conjunto con
la poeta Daniela Camacho, que será presentada en España el próximo
año bajo el título Animal
Concreto.
La
utilización de materiales de desecho recogidos en las comunidades
convierte en cultura y da nueva vida a algo que hasta ese momento
había dejado de ser útil para la sociedad. En esta nueva etapa, el
objetivo de Pirata Cartonera es lograr que todos los elementos
utilizados para la elaboración de los libros sean materiales
reutilizados de las comunidades y procedentes de la naturaleza, como
el uso de tinturas vegetales y de papel reciclado procesado por la
misma editorial.
Con
el fin de fomentar la lectura y facilitar el acceso a la cultura,
esta editorial alternativa también imparte talleres de creación
artístico-literaria en espacios literarios no convencionales y en
comunidades, lo que implica un proceso de empoderamiento y autonomía
en la publicación para sus miembros que, gracias a esta técnica, se
convierten en editores sin necesidad de someterse al filtro y
criterio de las editoriales comerciales.
La
elaboración de libros a partir de materiales reciclados y
reutilizados encontrados en el entornoes la clave para editar libros
sin necesidad de realizar una gran inversión inicial. Por ello, la
técnica del cartonerismo no sólo implica la elaboración de libros
“arte-objeto” y el aprovechamiento de los recursos e integración
en el entorno. Supone también un desafío y una alternativa a la
hegemonía ideológica y al monopolio de las grandes editoriales que
en definitiva deciden qué obras llegan a los escaparates de las
librerías y, por tanto, la lectura a la que puede acceder el
público, sobre todo en aquellos países en los que unas pocas
distribuidoras monopolizan las ventas de libros y los best-seller
son fabricados mediante técnicas de marketing.
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