viernes, 21 de noviembre de 2014

POEMAS DESDE CENTROAMÉRICA: Alberto López Serrano

MEDEA

¿De qué te sirve, bruja,
la cosmética en tu rostro y los vestidos?
No será Jasón el que te admire.
No será Jasón el que te busque.

Lejos los días de manos tibias.
Idas las noches del batir constante.
Se quemó tu risa al arribar a Yolcos.
Se quemó el delirio de la sed primera.
¿De qué te sirve el sabio encanto?
¿De qué te sirven, extranjera,
conjuros para siempre socorrerle?
No será Jasón el que sonría.
No será Jasón al que le importe más allá de usarte.

Por él, los toros ígneos de la Cólquide.
Por él, la serpiente del vellón de oro.
Por él…
El ronco patio de la infancia.
La calle hacia el templo de la Diosa.
El ágil brazo de tu padre…
¡Cuánto al partir de Colcos mataste, hija del sol!
¿De qué te sirve ahora la venganza?
¿De qué te sirve, Medea,
el reproche por los días ya lejanos?
No es Jasón el que ha de oírte.
No es Jasón el que regresa.

¿Sabrás decir el rumbo de tus manos?
¿Sabrás decir el llanto que pariste?

Sabrás que nunca viste el rostro que mordiste.
Que la tierna carne muerta era tu propia carne.
Que nunca más Jasón será el Jasón de la primicia.
Que nunca fue Jasón el éxtasis del alba que esperabas.
Que no es Jasón el que hoy abrasas.

Medea,
solar Medea,
de nada sirve la cosmética, el vestido,
si ya al partir de Yolcos el navío te cortaba en mil pedazos la razón.
Sabrás que ha sido inútil, bella.
Nunca más Jasón será el Jasón de la primicia.
Sabrás que la sandalia se perdió en el lodo
y no regresa.

EL DOMADOR DE CABALLOS

Estás oculta en un rincón aparte.
A medio punto tejes casi a ciegas
un manto grueso, púrpura y muy largo,
salpicado de flores de colores
que has bordado mecánica, hábilmente.
Hebra en tus dedos pálidos: derecho.
Máquina ansiosa y perfección: revés.

Los trenzados adornos del tocado
apenas brillan al candil que lanza
su luz perdida… y alta la techumbre.
La sombra de tu velo casi inmóvil,
apenas sostenido en la diadema,
te enreda en la pared y te contiene.
¡Qué bello lo obtuviste de la diosa!
¡Qué alegre te veías de su mano!
¡Qué fuerte te abrazaba sobre el carro
mientras entrabas a vivir en Troya!

La médula del niño está en el plato.
Después se dormirá con la nodriza.
El ruido del fogón te reconforta.
El agua se calienta para el baño
cuando vuelva agotado de los golpes,
cuando tibio le laves las heridas,
cuando tibio lo mires a los ojos.

Ya bajo el fuego el trípode te anuncia
que dejes las agujas y tu manto,
y esperes destejerte entre sus brazos.
Apartas lento el velo de tu oreja,
pero no oyes las puertas que se empujan,
sólo un leve rumor que desde afuera
te va a romper el cráneo contra el muro.

La luz en el candil se descompone.
Ansiosa tiras todo contra el piso.
El agua hierve loca y pareciera
llamarte a voces no vayas afuera
mientras ya sin control se desparrama.
El fuego te ve ansiosa y descompuesta.
El fuego sabe que el feroz Aquiles…
El fuego bajo el trípode se calla.

ALBERTO LÓPEZ SERRANO. Salvadoreño. Nació en Colón, La Libertad, el sábado 8 de enero de 1983. Es profesor de idioma inglés y de matemáticas. Es miembro de la Fundación Cultural Alkimia y desde enero de 2008 es coordinador de los “Miércoles de Poesía” en la peña cultural de Alkimia y Los Tacos de Paco, donde a la fecha van más de 12 años de labor alkímica. Ha participado con lecturas en El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica, Bolivia, Perú, Cuba y Honduras.. En enero 2013 fue nombrado Autor del Mes por parte del Plan Nacional de Lectura y la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.
Publicaciones: La Nave que Falta (2007), Cien Sonetos de Alberto (2009), Y Qué Imposible No Llamarte Ingle (2009 y 2011), Montaña y otros poemas (2010), “El domador de caballos” (2013).
En línea:  www.megasalbertos.blogspot.com


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