miércoles, 14 de junio de 2017

Roque Dalton: "No se nace leninista"

Poema publicado en "Un libro rojo para Lenin", en el cual Roque hace mención de su profesor de filosofía y fundador de la revista "Pensamiento Crítico", el recién fallecido Fernando Martínez Heredia a quien le rendimos homenaje a través de este texto.


No se nace leninista


Roque Dalton

Sábado en La Habana
hace un calor anticipado y hay quien dice que por eso
este año habrá más calor y hay quien dice que precisamente
[por eso
este año habrá menos calor
se rompió otra vez el motor del agua
y Aída no se siente bien
y los niños mayores llegan hasta el mediodía de sus becas
pero para almorzar y no para cargar cubos de agua
y el chiquito llegó ayer por la noche
pero no le vamos a fastidiar su fin de semana
su despertar después de las nueve de la mañana
resultado que he subido y bajado más de treinta veces
tres pisos con dos cubos de agua
y me duelen todos los huesos
menos mal que en el taller dijeron que será cosa de sólo
[dos semanas
para colmo hoy dieron carne
y pecamos a la francesa con bistecs a lo pobre
es decir
que necesitaría una leve siesta pero
claro que no lo he dicho antes
lo voy a decir ahora
si no
no habría drama y este poema no tendría razón de ser
dentro de quince minutos comienza nuestro círculo de
[estudio
hoy le abriremos la puerta a Lenin
después de haber planeado sobre (del verbo planear, que
[se sustantiviza
en un planeador) o sea sobrevolado
a Marx.

Imposible excusas con el transporte o la lluvia
el profesor vive allí enfrente en los bajos
incluso por eso fue posible nuestro acuerdo
yo le guardo la carne en nuestro refrigerador y le fabrico
[hielo porque él no tiene temporalmente refrigerador
y él me da un curso sistematizante
de marxismo-leninismo
cuando le queda tiempo
así es la vida
entre personas cojonudas como se dice en el Vedado
él es mejor que yo porque cumple el pacto como un profesor de piano salvadoreño
amenazado por el fantasma finimensual del hambre
y a mí en ocasiones se me olvida
meter las cajuelas de agua al congelador y una vez le robé un bistec
nunca lo sabrá.

A las tres y cuatro minutos llega
le ofrezco ron o café
el acepta el café
yo beberé un poco de ron
luego lo piensa mejor y se toma mi ron
y yo tomo el café y otro ron
y hablamos un poco de El Salvador y de Chile
y de un abominable homenaje al Che hecho o más bien
[dicho cometido
anoche por los músicos y compañía
y de un espectáculo que deberíamos escribir
y de una vecina que no viene al caso 
pero que sirve para poner las cosas en su lugar 
y él comienza a aclarar su voz tosiendo de una manera rarísima
operación que repetirá cada cinco minutos
hasta poner nerviosos a quienes lo oigan por casualidad
o sea sin seguir lo que dice
y como agotamos el prólogo y ninguno de los dos fuma
entra en materia: 

“No vale la pena en el siglo XX estudiar el marxismo si no se estudia en relación con la revolución, mejor sí con una revolución que estamos haciendo. Los “marxismos” de nuestro siglo deben estudiarse en el seno de la realidad concreta en que se produjeron. En el caso de Lenin, no debemos estudiarlo fuera del contexto de las revoluciones rusas.
El caso de Rusia, para la vieja tradición marxista del siglo XIX, era como es hoy el caso de América Latina para cierta ortodoxia, digamos, europeizante. Europa era, para aquella tradición, el lugar de la revolución. Rusia era un lugar “atrasado”, no cumplía los requisitos que el marxismo parecía exigir para el desarrollo de un proceso revolucionario en el sentido comúnmente admitido entonces.
La explotación nacional de los gran-rusos no era ejercida como la de los ingleses, los franceses.
Y en la economía rusa, había capitales extranjeros en actividad.
Todo un nudo de explotación, de explotaciones entrecruzadas, tendría a extraviar la dirección principal de la toma de conciencia y de la acción inmediata de los explotados:
- La explotación de los pueblos del imperio por la clase dominante rusa.
- La explotación social del pueblo ruso por la monarquía, los nobles y los terratenientes.
- La explotación de los capitales extranjeros.
- La explotación nacional por medio del impuesto.
El imperio inglés, por el contrario, no admitía en su seno capitales extranjeros; proponía el comercio abierto y propugnaba los impuestos.
Mientras el Estado ruso aspiraba a la unidad nacional “desde arriba” (el zar como elemento unificador de la gran nación encabezada por los eslavos), los colonialistas ingleses no aspiraban a que sus explotados se volvieran ingleses.
Además, si el Estado nacional ruso se formó sólidamente en base al absolutismo, los nuevos estados europeos habían surgido de la revolución democrático-burguesa.
En Rusia, el carácter sagrado del zar era la explicación del Estado. Eso quiere decir, para lo que nos interesa que además de la debilidad y complejidad económico-social, había la debilidad y complejidad ideológico-política. La dominación en Rusia no tenía los recursos
democrático-burgueses.
Pero, y esta es una diferencia importante con respecto a América Latina, Rusia era un solo
Estado unificado, con recursos centralizados”.

Llaman a la puerta
es Manolito el hijo de la encargada del edificio
un niño con un potencial energético
como para iluminar Tokio por diez años
trae una circular del Comité de Defensa
advirtiendo que la próxima semana vendrán a medirnos
en la segunda fase de estudio sobre el crecimiento de la
[población cubana
le digo a Manolito que nosotros no somos cubanos
y no entramos en el estudio
y que además no nos hicieron la primera medición
de manera que nadie podrá saber si hemos crecido 
pero como el niño se niega a creer que no seamos cubanos
tomo la circular y vuelvo a Lenin.

“En coalición con los sectores más reaccionarios de diversas zonas de Europa, Rusia se había convertido en el gendarme del continente: gendarme ora antinapoleónico, ora antialemán, ora antiinglés, de acuerdo al interés contratado.
Por cumplir esa función, Rusia tuvo ferrocarriles construidos con capital francés. Y grandes fábricas contradictorias, como la Putílov, que era la más grande del mundo y sin embargo sólo disponía del dos por ciento de la población obrera rusa”.

Me llaman de la Central Telefónica
hay definitivas dificultades para llamar a Jill a Nueva York 
la comunicación se restablecerá recién mañana por la tarde paciencia
repito todos los números en dos idiomas 
pero él ha continuado hablando en todo momento.

“A pesar de todo, la ideología demoburguesa tuvo su entrada con el “progreso”. La fractura entre el absolutismo y los intelectuales no llegó a la revolución”.

Evidentemente algo me he perdido.

“La explotación que no admite la democratización impide que quienes comen de las sobras de la mesa opulenta puedan hacer su revolución. Los intelectuales rusos tuvieron entonces que “ir al pueblo”.
La población los acepta como santos modernos que predicaban la emancipación por medio de ideas confusas: la eslavofilia, inclusive. Que creían que la gran familia eslava sin señores, la eslavofilia populista, era la gran solución, sin necesidad de la revolución democrático- burguesa a la europea. Propugnaban entonces la vuelta a la comunidad rural y decían que en Rusia el capitalismo “no era necesario”.
En un marco nacional de tradiciones comunitarias fuertes (otchina, mir), se produjo en 1861la liberación de los siervos de la gleba.
En la práctica, frente a los golpes de la realidad, la solución populista se fue clarificando. Secomprendió que no bastaba con “ir al pueblo”. Y apareció entonces el siguiente planteamiento: “Hay que matar a los señores”. Y nació el terrorismo populista.
Pero cuando se ejecutó a Alejandro II subió al trono otro Alejandro igual o peor, Alejandro III, y el pueblo ruso no se alzó en armas, como se esperaba.
Se dice que Lenin manifestó frente al cadáver de su hermano: “Ese no será nuestro camino”.
Pero no debemos olvidar que el hermano de Lenin, ahorcado por terrorista y por negarse a pedir clemencia, había leído El Capital. Su discurso, en ocasión de ser condenado por el tribunal que lo juzgó, recoge ejemplarmente los puntos de vista avanzados de aquella época.
Los terroristas que configuran un momento importantísimo de la tradición revolucionaria
rusa. Hay que leer a Lenin: “a qué herencia renunciamos”.
El marxismo surge en su primera etapa en Rusia entre los no terroristas (Plejánov, por ejemplo), pero no porque fueran no terroristas, sino por su posición frente al problema del capitalismo, frente al problema de si en Rusia iba a haber o no desarrollo capitalista. Y el mismo Plejánov, llamado el padre del marxismo ruso, apoyó en su propaganda a los terroristas. Fue el problema del capitalismo en Rusia el que definió a los verdaderos marxistas, no el hecho de que fueran o no terroristas. ¿Para llegar al socialismo en Rusia había que pasar por el capitalismo? ¿Se podría ir al socialismo por la evolución de las comunas campesinas rusas? ¿Qué sector social dirigiría uno u otro proceso?
Vera Zasúlich y Plejánov comenzaron a predicar a Marx: surgieron las Uniones de Estímulo al Proletariado.
Fueron los marxistas rusos quienes dijeron que la revolución no estaba a la vuelta de la esquina, que había que desarrollar el capitalismo para desarrollar al proletariado, su sepulturero. En la medida en que se absolutizó esta concepción, apareció el marxismo
“legal”.
El marxismo ruso estaba aún confuso en lo de ser proletario o burgués y nadaba en el economicismo.
En esas condiciones, la discusión tuvo diversos efectos en cada sector social: “sindicalismo sin política en el movimiento obrero, teoricismo abstracto entre los intelectuales” La evolución de la línea del “socialismo como antieslavofilia” produjo muchos intelectuales traidores. La premisa corruptora y acomodadora era lo suficientemente general: mientras no haya clase obrera desarrollada, lo más que podemos hacer es propaganda. Struve llegaría a ser agente de Stolypin.
Pero entonces llegó el comandante y mandó a parar. Lenin planteó: ¿A qué nivel deberá llegar el desarrollo del capitalismo en Rusia para hacer una revolución anticapitalista? En El desarrollo del capitalismo en Rusia , Lenin dice no (para fines revolucionarios, para ir al socialismo) a la comunidad rusa y demuestra que el desarrollo capitalista en su inmenso país es ya para entonces un hecho indiscutible, una realidad. El problema verdadero era: “cómo y cuándo montarse en ese desarrollo capitalista, para negarlo”.
En este nudo problemático estaban ubicados dos problemas básicos: el de la clase social dirigente y el de la organización revolucionaria dirigente. Si la formación social rusa era de dominante capitalista esa clase social tenía que ser el proletariado y esa organización el partido marxista del proletariado.
Lenin distingue el sujeto teórico-histórico de la revolución (el proletariado como clase, que deriva del modo de producción) y su sujeto político-práctico (la vanguardia, que deriva de la formación social), que representa no ya al proletariado en sí, dominado económica, política e ideológicamente, sino el proletariado para sí, consciente del lugar que ocupa en el proceso de producción y de sus propios intereses de clase”.

Hace su primer alto recapitulador en la exposición
y según el método acordado
volvemos al punto de partida para discutir los conceptos
anotados en mi libreta
los niños del vecindario cantan en la calle de mala manera 
juegan a imitar al héroe lánguido
de la película “La vida sigue igual”
lo cual es por lo menos incongruente con todo.


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