En la cima de la supremacía natural, uno se da cuenta de la insignificancia del ser humano y de lo poco que hacemos para sentirnos orgullosos de pertenecerle a la naturaleza. Por un lado silencio, por el otro apenas y murmuramos con nosotros mismos.
De una mirada a otra las contradicciones, de quien no tiene nada que perder y de quien teme perderlo todo; así los objetos bailan cual fantasmas en plena orgía silente. Como si de confraternizar se parieran las alegrías. La dicha de ser uno mismo desaparece en las manos de los demás.
En los mañanas eternos me espera construir un solo camino, ya los atardeceres me corrompen las ganas de caminar,voy a continuar eso sí, en búsqueda del abrazo aunque no llegue, y si llega aunque sea hostil y si no es hostil que sean tus brazos los que encuentre.
Y si al final del trayecto no te encuentre, que sea la unica manera de seguirte buscando. Aunque sea para morir en tu silencio.
Erick:
ResponderEliminarDate una vuelta por mi blog, he dejado un premio para tí.
Saludos Fraternos Camarada.