Los dias transcurrían entre la monotonía y la sorpresa. Nada cambia en la ciudad que todo lo vuelve una persecusión. Hasta caminar por las calles con los pelos destejidos en días de viento me vuelve un sospechoso, un potencial delincuente que quiere arrebatar las pocas pertenencias de otros que quieren arrebatarme lo poco que queda de mí.
Bajo esa lógica me encontré a una chica en un o de esos autobuses que si bien no matan, suelen recordarme a la muerte o pintármela de manera dolorosa. Preguntó acerca de una dirección y rápidamente deduje que tampoco era de esta ciudad; en todo el trayecto me comentó de forma resumida la historia de su vida cargada de sufrimiento y pena. Me conmmoví y la invité a una cerveza. Llegamos a un bar y continuamos la conversación, luego pasamos al área de los secretos y mientras las cervezas desfilaban imparables sobre nuestra mesa, nos comenzamos a tomar de las manos y cada vez que era posible a besarnos en cada broma o como un código para asentir que nos identificábamos. Minutos después no conseguí ocultar mis deseos y la invité a mi casa. En tiempo récord estábamos sobre el colchón haciendo de la ropa un desperdicio, besándonos lascivamente mientras la sangre intentaba cubrir hasta lo más recóndito de nuestras cavidades.
Estábamos en eso cuando por encima del techo me apareció ese rostro que durante dos semanas me atormenta, se reía de mí y su mirada me convocaba de nuevo a la muerte, a esa que le temo cada día, cada minuto. Aparté a la chica abruptamente de mí, ella no entendía nada de lo que pasaba. Como para no hacerla sentir mal le mentí: "es que soy gay y mi novio puede venir en cualquier momento". Inmediatamente puso sus ropas y salió con un tono de verguenza y resentimiento. La figura de mi fantasma reía aún con mas euforia. Sabe que me tiene bajo su control. Y estoy sujeto a su voluntad.
Desde hace un par de semanas no me permite salir de mi habitación a menos que sea para las cosas básicas o para ir a emborracharme. Lo malo es que me tienta a buscar chicas en los bares para luego a mitad de la noche interrumpirme con su dulce sonrisa "tu es seul mien". Ya nadie me llama ni me escribe. Creo se olvidaron de mí. El mundo entero teme a la muerte. Yo solo soy su prisionero.
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