Me di cuenta que había confundido la relación de las
fechas apenas un día antes de mi salida, lo cual me hizo apurar el apuro de no
tener casi nada listo. Cerca de dos meses de preparación y darme cuenta tan
solo un día antes que realmente casi no tenía nada preparado. Esa mañana del día
15 amanecí con la cara hinchada producto de una bacteria nacionalista que se
iba alojando en todo el sistema nosequé,
que horas más tarde me explicaría el médico. Así que la última noche que tenía
reservada para una fiesta con amigos, pupusas de chicharrón adornadas con ese curtido
abarrotado de bichos, las cervecitas y más, quedó suspendida por motivos de
fuerza mayor, pues más inmediato era la buena dosis quimioterapéutica (terapia
con químicos) que habré de ingerir hasta terminar con el “blíster” (una
pastilla de 500mg cada 12 horas por cinco días consecutivos). No fumarás. No
beberás (bebidas alcohólicas). No desearás nunca este tipo de infecciones a tu
peor enemigo (tal vez al mejor enemigo o al peor amigo si). Pasado el período
medicado, hágase mierda como putas quiera. Per
saecula saeculorum. Amén.
El día 16 a tomar el autobús a buena mañana, para
que algunos gringos lleguen tarde y retrasen el itinerario. Ejecutivos,
religiosos, hippies, surfistas, hippiessurfistas, vacacionantes, turistas tanto
nacionales como extranjeros (sic. en un programa de TV). Y cada frontera sería
la asamblea popular sobre fronteras y trámites migratorios no resueltos más que
con el simple hecho de negociar entre los directamente involucrados. Minutos y
minutos de retraso. El pedo aguardando y las ganas de llegar más apremiantes. Acuerdo
de paz y seguir la ruta. Mientras la hinchazón iría disminuyendo y ya alguna
gente podía sonreírme no por el miedo a que les mordiera sino por la evidente
mejora de mi apariencia facial (la medicina cura, no hace milagros). Debo
mencionar esto pues al inicio del viaje, las gentecillas me miraban con unas
caras… La clásica película gringa mala, de la que solo disfrutan los gringos y
quienes quieren ser gringos, pero no lo son. Dos niños en los asientos inmediatamente
posteriores al mío, cantando todo el viaje la misma canción (hablo de un viaje
de casi 13 horas). Por suerte el tipo que venía a la par, tenía las mismas
ganas de conversar que las mías.
Al
final llegar a Managua siempre es grato. Me da la impresión que acá siempre hay
esperanzas de algo, algo que es probable, que es probable que te atrape.
Siempre me siento como en casa, y su gente como una gran familia. Debe ser por
eso que estoy acá. Ahora con tareas que cumplir, compas de trabajo con quienes
conversar. Y muchas cosas por hacer que siento que no alcanzará el tiempo. Y
otros objetivos que no es menester compartir acá… Hay cosas más importantes que
una mejía adolorida. El calor de Managua lo cura todo.
La verdad, admiro a las personas que aún con toda esa influencia de las redes sociales como Facebook, publican fielmente y siguen administrando sus blogs.
ResponderEliminarUn saludo camarada.
sí, aquí uno puede desarrollar mejor las ideas. Lo otro es vomitar palabras solo por que sí. Abrazos.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con usted, camarada, ya un año sin verlo personalmente.
EliminarUn abrazo hasta el lugar donde se encuentre.