Reseña sobre el libro «PUS» de Luis Borja
Por: Erick Tomasino
“porque soy el rey muerto
el que suspira sonrisas infectadas
el que derrama pus sobre tu cuerpo”
-Luis Borja
La
concepción de enfermedad en términos rudimentarios se entiende como
mera ausencia de salud, ésta concepción la reduce a aspectos
individuales y no en relación condiciones socioestructurales. Para
ello se necesita ubicarla de acuerdo la prevalencia de privaciones
sociobiológicas, así como también a la prevalencia de conflictos o
tensiones con el entorno. Las enfermedades, de acuerdo a sus
características presentan diversas manifestaciones, las de tipo
infeccioso cutáneo pueden presentar la aparición de pus, el cual es un
líquido que se desprende de algunas zonas que presentan infección, si se
acumula puede alterar el tejido, su tratamiento es drenarlo hacia el
exterior.
La
poesía muchas veces está marcada por una condición de acumulación de
sentimientos, emociones o apreciaciones de la realidad circundante,
éstas no son las únicas; la poesía es el contacto entre el poeta y su
entorno, sea este real o imaginado, un poeta que camina en la
cotidianidad convirtiéndola palabra, transita en la delgada línea de la
coherencia. Por ello la acumulación de estas expresiones buscan ser
drenadas (expresadas) hacia el exterior.
Luis
Borja (Ahuachapán, 21 de agosto de 1985) es uno de esos poetas que
escribe con el cuerpo por las vías intransitadas del holocausto al que
se ha sometido a los jóvenes. No es un tema novedoso en tanto que la
juventud -en diferentes épocas y contextos- ha sido sometida al papel
desolador de transitar por una sociedad que la niega. Si bien Borja es
un tipo cuya formación lo acerca a las letras desde la academia, su
verdadera formación literaria se enraíza en las calles, en la
cotidianidad que lo circunda y que lo asfixia a tal punto de drenar,
desde la poesía, la acumulación de acontecimientos que atestigua. Existe
una similitud entre la enfermedad y la privación subjetiva de las
condicionantes mencionadas que son variantes metapoéticas.
Eso
es lo que encontramos en su libro PUS, publicado por la Editorial Del
Gabo (El Salvador, 2014) que con un perspicaz lenguaje ajeno a los
entornos académicos, es fiel reflejo de la palabra viva, la que en los
avatares de lo negado, respira en la alegórica persistencia del
silencio. Un libro cuyo ser dialógico se encuentra “entre el mal/su
enfermedad/su interior”.
Organizado en dos partes: I. Células Muertas:
segmento que corrompe las nauseas con la comparación
poeta-poesía-enfermedad, del tipo individual “El poema es un gusano/la
lengua negra que te nombra/el dios vencido/el arma que te mata” (p. 17) y
II. Pus: advierte esa interacción del conflicto entre el autor
y su entorno afectivo. Desde la entrada nos advierte esa necesidad de
extirpar de su ser el sentimiento que lo carcome “Es posible que
sacrifique venas en tu nombre/pero no quiero flagelar la historia de tu
cuerpo”. (p.31).
Como
lo he mencionado, la poesía se orienta a lenguajes cotidianos no
esencialmente transpirados por entornos locales, sino afines, propios.
Por ello hay mucho de sentimiento que va de lo común con temas que
respiran estados anímicos universales dándole su justo valor tras una
atmósfera íntima y particular, es decir su propia voz: “abierta la
herida/el poema se desangra” (p.16). Los poemas de Luis Borja son
entrañables, por el hecho mismo de que en este poemario encontraremos
los latidos de dolor pululando y que, como dice el poeta español Joaquín
Piqueras en el prólogo al libro: “la herida purulenta del amor y su
efecto autodestructivo late en el fondo de este poemario”.
Por
ello, si es usted una mente sensible apresta a las nauseas, valga
aclararle que “El escupitajo/queda colgado como una araña/como un sapo
que te lame con los labios” (p. 22). PUS es un libro que se desangra
como una enfermedad y en su lectura será difícil no infectarse.
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